Lalique, el inventor de la joya moderna

Lalique, el inventor de la joya moderna

@Vanitatis.com  10/12/2007

En la joyería hay un antes y un después de René Jules Lalique, el vidriero francés que con sus revolucionarios diseños joyeros ayudó a expandir el modernismo en la moda femenina del naciente siglo XX. Bebió de las fuentes naturales para hallar la inspiración y eso, unido a un uso vanguardista de los materiales, le convirtió en el padre de la joya moderna. En la Casa Lis de Salamanca es posible admirar su trabajo con la misma viveza con la que las damas lo lucían en cualquier calle del París novecentista. Todo gracias a una exposición con algunas de sus más destacadas obras.

Lalique tenía una mente integradora y una gran capacidad visionaria. Del mismo modo que se aventuró a combinar el vidrio con esmaltes, cuero o marfil, concebía creaciones que no se circunscribían a los complementos. Así, dibujó y dio forma a preciosistas frascos para perfumes o vasos; relojes y por supuesto, vasos.

La exposición recoge hasta 157 piezas, entre las que no sólo se incluyen piezas y joyas, sino interesantes dibujos preparatorios de sus obras. Doce de los objetos han sido cedidos por la Fundación Ramos Andrade, y el resto procede de la propia firma, que continúa gozando de prestigio y éxito comercial. El influjo de Lalique en el arte, la decoración y la moda del siglo XX -pero también del XXI- que se muestra en la Casa de Lis permanecerá abierto hasta el 15 de enero.

La exposición incluye algunas de las obras más destacadas de Lalique, como el jarrón de los saltamontes o el broche de la libélula y la colección Neolalique, inspirada en los diseños originales de este artista que rompió con las tradiciones para dar una nueva dimensión al mundo de la joyería y elevarlo a la categoría de arte. Rescatando del olvido la joyería renacentista, convirtió al cuerpo femenino en sujeto y objeto (desposeído, eso sí, de connotaciones sexistas) al incluirlo como elemento ornamental en sus diseños.

De igual relevancia son también sus incursiones en la arquitectura monumental, con obras como la Exposición de Artes Decorativas de 1925, donde montó su propio pabellón, así como una fuente conocida como Fuente de Francia. Lalique, pionero en tantas cosas, también fue el primero que esculpió el vidrio para grandes monumentos, como las puertas del Hotel Alberto I de París o las fuentes de los Campos Elíseos.

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