vanitatis.com

Jueves, 9 de julio de 2009

Con la campaña electoral ya calentita, sorprendió que ninguna cabeza de cartel de lista electoral acudiera a la convocatoria de los Premios de Belleza ‘Telva’ que organiza Nieves Fontana y sus chicas. Aunque oficialmente se trata de una convocatoria especializada, otros años no han faltado políticas en ejercicio de uno u otro signo. Es más, en algunos de los eventos de moda, Trinidad Jiménez, Esperanza Aguirre o Carme Chacón se soltaban la melena y aparecían como candidatas a los Goya. Por cierto, ya se sabe que el primer hijo de la ministra -embarazada de cuatro meses- será niño.

Por eso, chocó y llamó la atención la inusual escasez de paridad política, ya que a estos premios suelen acudir mujeres empresarias, directivas de primeras firmas de cosméticas o de comunicación que manejan y gestionan importantísimas cuentas de resultados como Paloma Dago y Mónica Martín Arnaz (L´Oreal), Teresa García Cisneros (Ketchupm), María Cerezo (Dior), Sofía Henkel (Lancome), Raquel García (Estee Lauder), Bárbara Ruiz y María Luisa Chacón (Procter & Gamble), Montse Ribas (Puig), Isabel Picou (Clarins), Marina Ruiz...

En Francia o en Estados Unidos, la asistencia a este tipo de escaparates son casi de obligado cumplimiento para la clase dirigente, y más si están en campaña. En una sola tarde tienen a su disposición medios de comunicación que suelen dar -salvo excepciones- una imagen agradable y relajada de los invitados. En esta ocasión, las caras conocidas lo eran por ser profesionales y no por ser floreros. Marta Robles, Isabel Gemio, Nuria March, José Toledo, María León, Verónica Mengod, Mariluz Miranda, María Luisa Linares, Charo Izquierdo, Carla y Caritita Goyanes, Carla Royo Vilanova, Ana García Lozano, Beatriz de Orleáns, Belinda Washington o Antonio Cano fueron algunos de los ‘teadictos’. Este encuentro se bautizó hace tiempo como ‘La madre de todas las meriendas’ porque se organiza a las seis de la tarde con un té digno de Buckingham Palace con pastas, mantequilla batida, bollos, muffin, brioches y tes en sus versiones rojo, verde, amarillo.

A diferencia de las merendolas de los royal británicos, no se sirve ese gintonic que, durante muchos años, mantuvo la piel tersa de la Reina Madre. Imagino que para evitar la retirada de puntos. Se empieza por un sorbito y se acaba bailando la conga frente al edificio de la Bolsa. Las telvas piensan en todo.

Estos premios sirven para varias cosas. Primero, para saber qué es lo último en cosmética -Línea Skinceuticals, por ejemplo. Segundo, para intuir quienes son los personajes que pitan y, tercero, para ponerse al día en asuntos mundanos y no tan mundanos. A saber: en qué estado se encuentra la guerra a lo ‘Gran Hermano’ entre Gallardón y Aguirre. Según la información expuesta, por algunos periodistas conocedores del enfrentamiento por el momento las apuestas son favorables a doña Esperanza. Recordaron que cuando Álvarez del Manzano era alcalde, el presidente de la Comunidad, que era Gallardón, asumió prácticamente todas las competencias de representación y protocolo dejando la alcaldía para inauguraciones varias (de ahí le vino el nombre de inaugureitor a Manzano) de segundo orden.

Otro de los temas recurrentes de la tarde fue la soledad social de Marichalar. En los desfiles de París lo arropó la hija del jefe Arnault, y para de contar. Hace unos días coincidió con sus cuñados, ‘los Asturias’ (parece que así se llaman entre ellos: ‘los Lugo’, ‘los Palma’…), en una entrega de premios y hubo poca química: “hola, hola… y adiós”. Sólo Alicia Koplowitz, también presente, le dio conversación. Algunos damnificados de las empresas en las que el duque ha tenido poder me aseguran que quien siembra vientos recoge tempestades. Recientemente ejerció su respaldo para la elección de nombramientos y contrataciones de personal en las firmas donde tiene influencia directa. De todas formas, y hasta que no se demuestre lo contrario respecto a la valía de esos trabajadores, me mantendré en la línea Mónica Cruz cuando se le pregunta por los amoríos de su hermana con el galán de moda. Ya saben “no se nada, no opino”.

Tampoco faltó el “momento Princesa Letizia y su afán customizador”. Al tratarse de una fiesta donde la representación de especialistas en moda y belleza era de primera categoría, los comentarios sobre este tema eran concluyentes. La mamá de Leonor y Sofía necesita un estilista sobre todo en lo referido a estética capilar, donde sigue sin encontrar su sitio. En cambio, y por aquello del equilibrio universal, acertó de pleno con uno de los últimos diseños elegido y firmado por Caprile. Se trataba de un dos piezas gris perla, entallado y bien cosido donde ni sobraba ni faltaba. Según los expertos, este diseñador, autor del vestido rojo que lució en la boda de Federico de Dinamarca, es el único -por ahora- que le ha tomado el punto a la princesa.

LAS MÁS