Ortega Cano y Victoriano Valencia, cara a cara

Paloma Barrientos  -  14/02/2008

Ortega Cano y Victoriano Valencia, cara a cara
 El torero Enrique Ponce y Paloma Cuevas, yerno e hija de Victoriano Valencia (Efe)

Cuando Victoriano Valencia, ex apoderado y amigo, escuchó las declaraciones de Ortega Cano en ¿Dónde estás corazón?, tuvo muy claro que no iba a permitir que nadie elucubrara con su trayectoria profesional, y mucho menos con la de Enrique Ponce. Y no porque éste fuera el marido de su hija querida, sino porque los comentarios realizados por el torero murciano en la televisión no eran ciertos. Es más, lo consideró fuera de lugar e incluso ofensivos.

Según Ortega, Victoriano era el causante de que él no formara parte del cartel del Día Grande de Fallas el próximo 19 de marzo donde sí torearían Ponce y Manzanares (Ver ‘La traición de Ortega Cano’). Aseguró que Valencia no se había impuesto a los empresarios de la plaza exigiendo que él estuviera y por extensión que Enrique Ponce no hubiera planteado el ultimátum tipo “si no está él yo tampoco”. Estos comentarios nada tenían que ver con la realidad, y de ahí que el lunes convocara una reunión urgente con todos los protagonistas en Valencia: él, Ortega y los empresarios taurinos.

¿Qué ocurrió en realidad Victoriano?
En su momento, José me dijo que le comentara a los arrendatarios de la plaza que le haría mucha ilusión torear esa tarde. Y así lo hice. Pero me dijeron que había un acuerdo con la Diputación (dueña del coso) que no permitía que el 19 de marzo torearan figuras ajenas a la Comunidad Valenciana. Por lo tanto, al no haber nacido allí, nunca figuró en la terna.

¿Y cómo te sentó que dijera que tanto tú como Ponce podrías haber presionado?
Muy mal porque no hay presión que valga. Está estipulado de esa forma y así es. Además, Enrique en aquel momento se encontraba en América y como comprenderás él estaba a lo suyo al margen de este tipo de cuestiones en las que nada tiene que ver.

¿Es cierto que a Ponce y a ti como su apoderado os habría venido mejor que Ortega toreara en ese cartel?
Por supuesto porque la figura con más años en la profesión es la que abre la plaza y la gente suele estar más fría en el primer toro.

¿Qué es lo que más te ha afectado?
Aparte de dar una información que no era cierta, me dolió mucho los comentarios que hizo sobre mi familia. Pero bueno, cada cual puede pensar lo que quiera. Lo que no podía permitir era que se pusiera en entredicho mi honor y el de Enrique. Por eso convoque la reunión que se celebró el lunes a las cinco de la tarde en el despacho de los empresarios en Valencia.

¿Quiénes estuvisteis?
José, su amigo Ginés Parra, Sebastián Rodríguez (el empresario taurino) y yo.

¿Y por qué entró Ginés?
No lo sé, porque yo viajé con mi hijo y él se quedó fuera. Como debe ser. Creo que a veces las compañías deben mantenerse al margen de ciertas cuestiones.

¿Cómo transcurrió la reunión?
Le dije a Sebastián que dijera si era cierto que yo había levantado el cartel. Por supuesto respondió que no, que en su momento yo se lo había sugerido y que él me advirtió que no podía ser por el acuerdo con la Diputación. Entonces José intervino argumentando que el gerente de la plaza, Justo Benítez (que no estaba presente), había comentado que yo me eché a reír cuando sugerí que estuviera en Fallas. Ahí fue cuando me encendí porque no era una mentira…era una gran calumnia.

¿Qué pasó después?
José se dio cuenta que yo decía la verdad y me dijo ‘¿Qué quieres que haga?’. Le dije que llamara a los periodistas que como tú se habían puesto en contacto conmigo para recabar esta información y que os dijera la verdad.

¿No quieres rectificación pública?
No hace falta. Yo a José le tengo mucho aprecio y es un gran hombre, pero tampoco puedo permitir que se juegue con mi honor

¿Te ha afectado todo este lío anímicamente?
Me subió la tensión casi a 22. Me alteré mucho. Por lo demás aún estoy recuperándome del revolcón que me dio la vaquilla en la finca de Enrique, pero cada vez voy a mejor. Acompañaré a Enrique a Colombia. El 22 y 23 torea en Medellín y el 24 en la plaza de Santa María de Bogotá en un mano a mano con César Rincón, que ese día se despide definitivamente.

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