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Sábado, 7 de noviembre de 2009

Simeón de Bulgaria ha tenido suerte con sus nueras. Todas ellas trabajan, son independientes y de trato amable. Hasta Kalina, la hija estrafalaria, mantiene una relación esplendida con los medios y, por supuesto, con sus cuñadas. A diferencia de otros parientes reales capaces de vender al mejor postor sus intimidades, como ha hecho el nieto de la reina de Inglaterra con su boda, Kalina tuvo el detalle de repartir imágenes del bautizo de su hijo. Unas “buenas maneras” que acompañan a la familia en cualquier acto público al que acudan.

Hace unos días, las más intrépida de las nueras búlgaras, Carla Royo-Villanova, organizo una “cata” de cremas para presentar su última iniciativa: una línea de cosméticos que tiene como base la rosa damascena, una especialidad que se cultiva en el valle de las Rosas, en Bulgaria. Lo novedoso de esta exhibición era que cada producto se acompañaba de un tipo de champan diferente y de un postre realizado también con rosas. Según explicaba la anfitriona, lo bueno que tiene la “rosa de Bulgaria es que equilibra los niveles de grasa en la piel, es cicatrizante y muy calmante”. Alguien añadió que además era además afrodisiaca.

Llegado a este punto, los invitados más incrédulos decidieron dar el visto bueno y paladear directamente el “agua de rosa” para probar su efectividad. Carla estuvo acompañada de su marido Kubrat, que forma parte del cuadro médico de la Asociación de la Prensa; Simoneta Gómez-Acebo y su marido José Miguel Fernández Sastrón, aún emocionados por la última actuación de Pitingo y como no…. el padre de la anfitriona.

Carla contó que gracias a él se pudo hacer realidad el sueño de comercializar las cremas en España. “ Hace cinco años mi padre me dice que le han prejubilado. Él es un hombre joven y con muchas ganas de hacer cosas, así que me comentó que quería seguir activo y me pidió que le diera ideas. Entonces le dije: ’Papa, ya lo tengo. Si te apetece, puedes ir a recorrer Bulgaria en busca del mejor fabricante de cremas’. Así empezó todo”. Por cierto, la suegra Margarita de Bulgaria es uno de los mejores ejemplos de los excelentes resultados que supone utilizar la rosa damascena en cosmética. Ella lleva años haciéndolo y tiene una piel que ya la querrían muchas.

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