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Letizia y Felipe, bailando hasta el amanecer

@Paloma Barrientos - 03/06/2008

Letizia y Felipe, bailando hasta el amanecer
 Los príncipes de Asturias (Efe)

Más que un cumpleaños parecía una boda. Cuatrocientos invitados y dos ‘mega VIP’ de los que después les hablaré. Shoko, la sala más cool de Madrid en la calle Toledo 86, estaba cerrada a cal y canto un sábado por la noche para una fiesta privada. Un dato sorprendente si se tiene en cuenta que los fines de semana son sagrados para las discotecas y locales de copas. El sábado, junto al viernes, son las noches en que la “caja registradora” se dispara. De ahí la sorpresa para los asiduos a Shoko (que son muchos) al no poder pasar. Pero el anfitrión así lo quería.

Era una fiesta de aniversario íntima y privada para festejar a su mujer Gema Archaga. Y para mantener esa privacidad había desembolsado 35.000 euros, sin contar el catering, la barra libre y la actuación musical a cargo del cantaor flamenco Pitingo. Sólo por verle actuar habría merecido la pena formar parte de los cuatrocientos mejores amigos de Juan Ignacio Entrecanales (Juancho para los íntimos) y Gemma. Y también, por supuesto, para ver en vivo y en directo a los Príncipes de Asturias, que fueron la atracción de la noche.

El chofer aparcó el coche lejos de la puerta y la pareja real apareció caminando, agarraditos los dos espuma y terciopelo y con María Dolores Pradera como mar de fondo en la mente de los enamorados. Mientras, por los balcones del castizo barrio de Puerta de Toledo se escapaba el chiki chiki previo a la actuación de Chikilicuatre en Belgrado. La noche de la ‘young jet’ (Ver Confidente) coincidía con el certamen festivalero. Pero en la fiesta sólo se escuchó un revival de los ochenta y los noventa y música disco con los últimos éxitos de Madonna y Rihanna.

Los príncipes bailaron al son discotequero. Y lo malo que tiene ser heredero y nuera real es que todos (disimulando, por supuesto) no les quitaban ojo. Letizia apareció con un pantalón ajustado en gris plateado y un chaleco del mismo tono. Debajo, una camiseta blanca. Como ocurre siempre que más de una persona debe opinar, los gustos se dividieron. A unos/unas les pareció el estilismo de Letizia mucho más aparente que en sus apariciones públicas y a otro/otras, demasiado exagerado, sobre todo por los brillos. En este caso no hubo quórum. Del príncipe, como varía poco salvo cuando va de uniforme, sí hubo unanimidad: Ni bien, ni mal, como siempre.

La princesa se acercó en un par de ocasiones al ‘DJ’. Algunos pensaron que era para pedir discos dedicados cuando en realidad fue para felicitarle por su trabajo. El pinchadiscos estaba entusiasmado por el apoyo recibido.

En cuanto al catering (90 euros por barba), estuvo a la altura de las circunstancias. Dieciocho clases diferentes de aperitivos y cuatro postres. Entre los primeros, los más buscados fueron los mini ravioli de cigala con salsa vizcaína, sacos de pimiento del pirquillo rellenos de txangurro, terrina de foie-gras con melocotón plancha, mini helados de guacamole y wasabi (según estudio de campo alabado por Letizia), chupa chups de codorniz, taquitos de solomillos con salsa de fruta, Wonton crujiente relleno de gamba y salsa piri piri (también elogiado por sus altezas), chupito de sandia y langostino, espuma de guisante con croqueta de jamón (aplaudido por la princesa), brocheta de pollo yakitori, pulpo a la gallega, sashimi, yakimi daikfu (sin puntuación real) y más y mucho más.

Entre degustación y degustación, baile de la pareja real, arrumacos de la pareja real y charla con algunos invitados compañeros del Rosales, el colegio al que acudió el príncipe. Para la princesa no era ésta la primera vez que se encontraba con los anfitriones. En varias ocasiones, Felipe y Letizia han acudido a las cenas y fiestas que Juan Ignacio Entrecanales organiza en su palacete del Viso y donde casi nunca falta otro gran amigo del heredero, Pelayo (hijo de Miguel Primo de Rivera) casado con Inés, una de las hermanas Entrecanales. A las dos de la mañana los príncipes salieron del local igual que habían entrado. Vamos agarraditos los dos espuma y terciopelo. El resto, tres horas después.

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