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Estefanía de Mónaco, ¿una perfecta ama de casa?
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Estefanía de Mónaco, ¿una perfecta ama de casa?

Nadie puede dudar a estas alturas del espíritu libre que siempre ha dominado a Estefanía de Mónaco. Convertida en una princesa poco convencional, reina de las

Foto: Estefanía de Mónaco, ¿una perfecta ama de casa?
Estefanía de Mónaco, ¿una perfecta ama de casa?

Nadie puede dudar a estas alturas del espíritu libre que siempre ha dominado a Estefanía de Mónaco. Convertida en una princesa poco convencional, reina de las noches parisinas, cantante sin éxito y domadora aficionada, la hija menor de Rainiero y Grace Kelly siempre ha vivido la vida con intensidad y sin importarle la rumorología. Ahora, a sus cuarenta y tantos, hace balance, y entonces descubrimos una infancia poco convencional y acorde con su estatus social.

Mientras otras princesas europeas disfrutaban de una vida tranquila y relajada, Estefanía -no se sabe si sus hermanos- luchaba por convertirse en una ama de casa perfecta. “Desde mi infancia tengo una imagen de felicidad. Mi madre cocinaba, íbamos a la huerta, recogíamos cerezas. Ella me enseñó a ser fiel a mí misma. Y a lavar, planchar, coser… Decía que nunca se sabe”, reconoce en una entrevista concedida en la revista Vogue.

Estefanía nunca ha estado conforme con su rango, al que durante años le ha otorgado una nueva dimensión alejada de los convencionalismos palaciegos. Y es que no es muy normal tener hijos fuera del matrimonio con varios hombres, todos ellos guardaespaldas. “¿Acaso hay un código deontológico para ser princesa? He heredado un título con obligaciones. Pero también soy independiente y no tolero que decidan en mi lugar o que me hagan encajar en un molde”, reconoce.

Pero además, la hermana menor de Alberto y Carolina se declara como una adelantada a su tiempo, sobre todo en el mundo de la moda. “Al lanzar mi marca diseñé unos leggings, fui la primera junto a Alaïa en crear prendas de lycra y todos me tomaban por loca. Hoy, ¿quién no tiene unos leggings en el armario?”, aclara la princesa, totalmente volcada en causas humanitarias como la lucha contra el Sida.

Estefanía nunca ha encajado en el rol de princesa. Durante años, tuvo que llevar con dignidad el título de “princesa rebelde”. Intentó triunfar en el mundo de la música con varios discos de dudosa calidad. Posteriormente, tuvo dos hijos con Daniel Ducret, su guardaespaldas con el que terminó casándose y al que abandonó por infiel. El tercer hijo fue casi un misterio. El padre fue otro de sus guardaespaldas. Al contrario que su hermana, siempre ha tenido a sus niños alejados de Palacio, aunque no así del circo, donde vivió durante años en una caravana con un domador. Luego llegaría un matrimonio con un acróbata, del que finalmente se separó. Sin duda, no es una vida de cuento.

Nadie puede dudar a estas alturas del espíritu libre que siempre ha dominado a Estefanía de Mónaco. Convertida en una princesa poco convencional, reina de las noches parisinas, cantante sin éxito y domadora aficionada, la hija menor de Rainiero y Grace Kelly siempre ha vivido la vida con intensidad y sin importarle la rumorología. Ahora, a sus cuarenta y tantos, hace balance, y entonces descubrimos una infancia poco convencional y acorde con su estatus social.