La princesa Haya, del palacio a la pobreza extrema

Algunos miembros de la realeza, pese a vivir en un palacio alejados de los problemas del mundo real, no han perdido la sensibilidad por lo que atañe al resto del mundo. Ése es el caso de la princesa Haya de Jordania, hermana del rey Abdalá, que no pudo evitar romper a llorar al visitar Mathare, en Nairobi (Kenia).

La royal jordana quedó horrorizada cuando los jóvenes de la localidad le contaron que la comida que les entregan en la escuela es, en la mayoría de las ocasiones, la única que ingieren en todo el día. Como mensajera de la paz, la cuñada de Rania de Jordania -que también está volcada en proyectos solidarios- intenta que se cumplan unos objetivos mínimos de desarrollo en todo el mundo.

Asegura que su objetivo es persuadir a los líderes políticos para que cumplan con esos objetivos y saquen de la pobreza a familias como las que ella conoció en Mathare. Asegura que su “mensaje es simple”. Esas ideas no son otras que fijar la atención en que la educación, la comida y la salud lleguen pronto a todo el mundo, “especialmente para nuestros niños”.

Cuando hizo estas declaraciones Haya se encontraba en Kenia para ver algunos de los proyectos del Programa Mundial de Alimentos y ayudó a repartir platos de arroz y maíz a los más pequeños. También visitó una escuela en la que se reparte comida a los alumnos y el hospital de Huruma, donde se alimenta a las embarazadas y a las madres que están amantando a sus hijos.