La infanta Elena llena su casa de banderas

Antes de este Mundial también hubo vida en el deporte. Y en esa vida anterior al campeonato que cambiará la historia del fútbol en nuestro país, también estaba la familia Real. Las imágenes de la infanta Elena, emocionada cuando el príncipe Felipe fue abanderado olímpico, dieron la vuelta al mundo como la ha dado también la de los príncipes abrazándose tras el gol de Iniesta que dio el título de campeona a la selección.

La infanta Elena prefirió alejarse del mundanal ruido en esta ocasión. Lejos del palco, de Sudáfrica y de su madre y su hermano, que estaban con Letizia viviendo in situ un momento histórico. “¿Para qué vas a irte a la otra punta del mundo si puedes ver el partido en casa?”, debió pensar la hija mayor del Rey Juan Carlos.

Por eso, con 40 grados en la calle y en invierno en Sudáfrica, la madre de Froilán y Victoria se quedó en casita, que con aire acondicionado las cosas se ven de otra forma. Así que ni corta ni perezosa, llenó la casa de banderas de España y se parapetó para sufrir con un partido que no fue todo lo vistoso que a los españoles les hubiera gustado. Pero el resultado fue el mismo: la victoria del equipo español que se prepara para llevar una estrella encima del escudo en su camiseta a partir de ahora, una mención que reciben todos los equipos que han logrado coronarse campeones del mundo.

La infanta, gran seguidora de todos los deportes, vibró como uno más. No sabemos si lloró o rió, o si hizo ambas cosas cuando Casillas levantó la copa, porque esta vez prefirió disfrutar del deporte rey en la intimidad.