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La prensa dispara contra la Casa Real
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La prensa dispara contra la Casa Real

Contaba el periodista Marcos Torío en su libro Veranos en Mallorca que solo dos periodistas se encargaban de los temas de Marivent a principios de los

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La prensa dispara contra la Casa Real

Contaba el periodista Marcos Torío en su libro Veranos en Mallorca que solo dos periodistas se encargaban de los temas de Marivent a principios de los setenta. Treinta años después son las revistas del papel cuché las que asumen en sus páginas estas tradicionales vacaciones, provocando que los fotógrafos que antes entraban en los jardines de Marivent sean hoy llamados paparazzis y que los periodistas antaño cortesanos hayan pasado a ser simples informadores.

La prensa parece haberse convertido en el enemigo de la Casa Real. Todo lo acaecido en los dominios de Zarzuela es transformado en noticia. Atrás queda la ya olvidada leyenda del acuerdo tácito entre el Rey y los medios de comunicación que buscaba cuidar esa nueva etapa denominada Transición.

Hoy todo ha cambiado. Se sacan a relucir solo los errores de protocolo mientras se destacan los rumores sobre la salud del Rey, así como los chascarrillos de los pasillos de la residencia de SAR. No existe un filtro. Lo que pase en la Casa Real es de interés público y, por tanto, noticiable.

“La sociedad ha cambiado. Es un modelo distinto, una manera diferente de comunicarse y también una monarquía diferente”, analiza Marcos Torío, redactor jefe de cultura de ABC y escritor del libro Veranos en Mallorca.

En su opinión, existen dos hechos principales que supusieron el inicio de este cambio: la visita de Lady Di, en 1986, en la que los periodistas españoles se impregnaron del ‘todo vale’ que alardeaban tener los tabloides ingleses, y la llegada de Letizia a la Corte: “La princesa es la que sustenta el interés principal en Mallorca. Ni la Reina ni las infantas. Su foto es siempre la que manda”, indica Torío a Vanitatis.

Una opinión muy diferente es la que expresa el periodista Jaime Peñafiel, especializado en temas de la Casa Real. “Existe todavía mucha prensa cortesana que sigue alabando el trabajo de Zarzuela, pero se deben dar cuenta de que existen temas que gustan a los lectores como la salud del Rey, los errores que cometen o el comportamiento de sus miembros”, asegura. “Y por tanto hay que destacarlo de alguna manera”.

Carmen Enríquez, periodista y escritora, junto a Emilio Oliva, de Los príncipes, preparados para reinar, evidencia que esta transformación se ha producido de manera paulatina: “Antes la Casa Real tenía un hueco en las páginas de los periódicos serios pero ha pasado a incluirse en las páginas de sociedad y prensa rosa”, cuenta a Vanitatis. “Ahora se utiliza su imagen institucional para informar sobre hechos banales y frívolos a pesar de que no sean temas importantes”.

Una opinión similar es la de Pilar Urbano, periodista y escritora del libro La Reina, muy de cerca, que plantea que el punto de inflexión se produjo en 1990 mientras los soldados españoles eran destinados a la Guerra del Golfo: “Ese verano la prensa publicó algunas aventuras amorosas del Rey y del príncipe y se le dio una especie de zarandeo”, declara la periodista, destacando el momento de incertidumbre y nerviosismo que vivía España. “Fue momento de caricaturas, de quema de imágenes, de muñecos de guiñol y de portadas de El Jueves”.

Letizia se convierte en princesa de Asturias

Sin duda, un hecho decisivo fue la llegada de Letizia a Zarzuela. Todos los miembros de la Casa Real continuaban teniendo un halo de respeto. Ella acababa de llegar, era de origen humilde y eso provocó que comenzasen las habladurías: que si era republicana, que si no podría tener hijos o que sufría anorexia, como hace una semana rescató la revista Elle.

“En el momento en el que se anunció el compromiso, la expectación estaba en cómo se iba a desenvolver y qué errores cometería”, destaca Enríquez. “Letizia optó por estar a la defensiva. Le hicieron la vida imposible a ella y a su familia”.

En un primer momento, se pensó que la llegada de una plebeya a palacio cambiaría la visión que se tenía hasta ese momento de la Casa Real pero, en opinión de Peñafiel, ha ocurrido todo lo contrario: “Letizia no se puede quejar”, cuenta el periodista. “La prensa sigue siendo muy cortesana con ella. Cree que ella es la titular y hace pasar ridículo al príncipe”.

Sin embargo, Torío es de la opinión de que la princesa Letizia es una víctima de las circunstacias y que ha entrado en un círculo mediático en el que suscitará críticas haga lo que haga. “Que ella esté en el centro, beneficia al príncipe. Felipe es serio y sin carisma mientras que ella se suele llevar todos los titulares”.

Por otra parte, Urbano recalca el hecho de que la prensa ha sabido que Letizia no tenía ese blindaje: “Se critica a Letizia a niveles de los medios de Inglaterra”, se queja la periodista.

Pero la figura de Don Juan Carlos es diferente y se le sigue elogiando su función en la sociedad española: “Al Rey se le respeta y se le admira”, cuenta Peñafiel a Vanitatis. “España siente simpatía hacia su persona pero no a la institución”, revela haciendo hincapié en que este país tardará en querer al príncipe Felipe una vez llegue al trono.

Mientras tanto, Carmen Enríquez está convencida de que existe un sector en la sociedad española que de forma continua revisa y critica cómo se llevó a cabo la Transición: “En el extranjero se alaba pero aquí están empeñados en decir que se hizo mal, y de paso, atacan a la Familia Real”. Sin embargo, está convencida de que el Rey sigue despertando la misma admiración y cariño en la mayor parte de los españoles.

La llegada del príncipe Felipe al trono

Una vez el príncipe asuma la jefatura de estado todo cambiará. Es asumible y previsible. Don Felipe no cuenta con el mismo prestigio que tiene su padre. No es una cuestión de si está preparado o no, sino de que todavía no ha adquirido la misma notoriedad que el Rey Juan Carlos cultivó en su momento.

“Felipe debe ganárselo. El Rey rompió el protocolo para acercarse al pueblo”, manifiesta Urbano. “Eso es algo que todavía debe hacer el príncipe”.  

Ante este tema, Torío cuenta que una vez que el príncipe de Asturias sea coronado, la prensa tratará a la Casa Real desde una dualidad: “Hay que tener en cuenta que Letizia tiene un peso similar a él”, concreta. “Ella y Felipe serán considerados por igual”.

Además, como afirma Carmen Enríquez, hay que recordar que hace un tiempo se quiso potenciar la figura del príncipe para que los ciudadanos supiesen que estaba preparado para asumir su cargo: “Pensaron en facilitar entrevistas a los medios y hacer más accesible al príncipe, pero esa idea se ha diluido”, indica la periodista. “Hubiese sido muy conveniente”.

Peñafiel, por su parte, vaticina que España no será felipista. “Incluso la gente de izquierda admira al Rey. Será difícil que ocurra lo mismo con el príncipe”, sentencia.

 

 

Contaba el periodista Marcos Torío en su libro Veranos en Mallorca que solo dos periodistas se encargaban de los temas de Marivent a principios de los setenta. Treinta años después son las revistas del papel cuché las que asumen en sus páginas estas tradicionales vacaciones, provocando que los fotógrafos que antes entraban en los jardines de Marivent sean hoy llamados paparazzis y que los periodistas antaño cortesanos hayan pasado a ser simples informadores.

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