El duque de Palma cambia de estrategia por recomendación real

Las imágenes de Urdangarin corriendo por  las calles de Bethesda (Washington) como si fuera un novio de Ana Obregón resultaron tan impactantes como las órdenes de la infanta Pilar, que mandó “callar” a los periodistas, o las explicaciones de la duquesa de Palma a las cámaras de Telecinco, asegurando que la prensa no les “deja vivir en paz”. Declaraciones y situaciones cuanto menos inapropiadas que se han sumado a las informaciones que sobre las actuaciones “poco ejemplares del yerno” del rey (como dijo Spottorno, jefe de la Casa Real) han ido apareciendo desde que el juez Castro inició la instrucción del caso Palma Arena y la pieza separada que afecta al marido de la infanta Cristina.

Los  despropósitos han estado a la orden del día y por eso el cambio de estrategia mediática de Urdangarin tiene que ver con las indicaciones que desde Zarzuela están dando al imputado. Principalmente para que no haya más meteduras de pata que sirvan para ilustrar programas y especiales de televisión, con el consiguiente deterioro de la imagen pública de la Casa. Parece que también hay intención por parte del despacho de abogados que dirige el prestigioso penalista Horacio Oliva, el verdadero artífice de la defensa de Urdangarin, de presentar una imagen menos prepotente del exdeportista. Y por supuesto desviar la atención de la propia institución.

El propio letrado y portavoz, Mario Pascual Vives, ya anunció en esas insólitas ruedas de prensa en plena calle que su “defendido” tenía intención de atender a la prensa tras su declaración el próximo sábado en el juzgado número tres de Palma. El cambio es muy claro, porque la situación pública se complica cada día. Y más desde la personación de Manos Limpias en el proceso legal. La preocupación real va más allá y tendría que ver con la posibilidad -por ahora lejana- de que la infanta Cristina tuviera que declarar.

Por otra parte, la situación familiar de los duques es problemática. La madre de Iñaki, Claire Liebaert, no levanta cabeza y sigue afirmando que a su hijo le han engañado. Ambos mantienen conversaciones telefónicas muy breves y con pocas explicaciones. En Zarzuela la comunicación con los Urdangarin, aparte de las indicaciones, es mínima. A estas alturas ya hay pocas explicaciones que dar. No hay que olvidar que la trama Palma Arena comenzó en el 2006 y los duques se marcharon a Washington por indicación real en el 2009, cuando ya se rumoreaban los desajustes empresariales del actual directivo de Telefónica.