Pitos para el príncipe, aplausos para la infanta

A diferencia de lo que sucedió el pasado viernes en el estadio Vicente Calderón al comienzo de la final de la Copa del Rey, u horas antes en la inauguración de la Feria del Libro, donde se escucharon pitos y abucheos al príncipe, para la infanta Elena solo hubo aplausos en Las Ventas la tarde del domingo.

Como decían los taurinos, "por fin se abre el palco y viene alguien de la Familia Real”. Efectivamente, este año, con la enfermedad del rey y su cacería, más la ‘apisonadora Urdangarin’, capaz de acabar con todo lo que se ponga por delante, parecía que no había mucho ánimo por parte de la primogénita para dejarse ver en la plaza.

Es de sobra conocido que entre las aficiones de doña Sofía no se encuentran los toros y a la princesa Letizia tampoco le gustan. Por lo menos así lo aseguraba cuando ejercía de periodista. Después, cuando era novia del príncipe, acudió unas cuantas veces y como consorte otras tantas. En cambio, quienes siempre disfrutaban una barbaridad eran el rey y doña Elena, que es la hija que más se parece a él y con la única que se va de cañas, aunque el lugar sea la barra del hotel Ritz.

No se la esperaba porque no era una tarde especialmente atractiva, aunque la plaza estaba llena. Fermín Spínola, Serafín Marín y Rubén Pinar fueron los que alegraron la tarde, aunque quienes de verdad triunfó fue la ganadería de Baltasar Ibán. Los tres matadores le brindaron sus toros a la primogénita quien, encantada, aceptó la montera.

Vestida de “azul purísima”, como definían los asistentes al color turquesa de su chaqueta, la duquesa de Lugo estuvo acompañada por una de las hijas de Tessa de Baviera, quien estuviera casada con Alfonso Márquez, marques de Castro. Al finalizar la corrida, aplausos para la infanta desde los tendidos por apoyar la Fiesta nacional.