Marivent abre sus puertas a una dispersa Familia Real

 Este verano, el palacio de Marivent no brillará con el esplendor de otros años, ya que, como empieza a ser habitual, la estancia de los miembros de la Familia Real no les hará coincidir a todos juntos. Imposible repetir la, hasta hace poco, habitual foto al completo de toda la familia Borbón. Los más mediáticos, los príncipes de Asturias, serán los últimos en llegar. El motivo es que estarán gran parte del mes de agosto en Londres para apoyar a los deportistas españoles que participen en los J.J.O.O. Será después cuando acudan a Marivent acompañados del rey don Juan Carlos, aunque se espera que estén allí para el dñia 8 de agosto, cuando se celebra la habitual cena con las autoridades baleares.

Las primeras en llegar serán las dos infantas, Elena y Cristina. En el caso de la infanta Cristina, no fue hasta hace pocos días cuando se confirmó de manera oficial que pasaría una semana en el palacio con sus hijos. No se esperaba la presencia de Iñaki UrdangarIn, pero según la revista Vanity Fair si que estará allí para acallar los rumores que lo alejan cada vez más de su esposa. La revista también asegura que al rey don Juan Carlos no le haría demasiada gracia esta visita y por eso evitará coincidir con su hija Cristina. La que sí coincidirá con ella será la reina doña Sofía, que acude a Mallorca tras finalizar su presencia en la inauguración de los Juegos Olímpicos.

Ya se ha instalado un dispositivo de seguridad por parte de la Guardia Civil, que cuenta con una media de setenta a noventa hombres para vigilar el enclave. El Grupo Rural de Seguridad de Madrid lleva más de un mes preparando el dispositivo y después será sustituido por otro de Valencia, que comenzará su trabajo el día 1 de agosto. El presupuesto dedicado al mantenimiento del palacio es de 1’7 millones de euros al año que paga el gobierno balear. Fue este año cuando subió 200.000 euros, provocando cierto malestar en La Associació Prosocial, una asociación de 300 profesionales del ámbito social de Mallorca, que se quejaron de la subida comparándola con una bajada del presupuesto para cubrir el subsidio a familias desfavorecidas.

Una fortaleza en la que no se puede entrar

El conjunto de Marivent consta de treinta y tres mil metros cuadrados, posee seis habitaciones y cuatro baños para los infantes. La segunda y la tercera planta están dedicadas a los Reyes y a los posibles invitados. Cuando entrar allí no era una ‘misión imposible’, en los años de la Transición, los fotógrafos pudieron captar con sus cámaras una decoración constituida por piezas de carácter mallorquín, un comedor y una sala de estar en los que hay un retrato del matrimonio Saridakis, primeros habitantes del palacio. También dos escalinatas que van a dar directamente al mar. Toda la decoración era bastante austera a finales de los 70, cuando la reina doña Sofía llegó a elegir, incluso, sillas blancas de plástico para las terrazas.

Si las paredes del palacio de Marivent pudiesen hablar podrían contar muchas anécdotas sobre los Borbones, aunque la historia de esas paredes viene de muy atrás. Fue construido a pie de mar en 1925 por el artista Juan de Saridakis y su fama posterior se debe a la estancia de la Familia Real allí cada verano. Supuso un encargo para arquitecto Guillem Forteza Pinya, que fue quien lo diseñó. Marivent no pertenece al conjunto de residencias de la Familia Real española, que gestiona Patrimonio Nacional. El palacio fue una especie de 'regalo' del gobierno balear.

Los vecinos cercanos al mismo viven cada año, a mediados de julio, la misma experiencia: un policía llama a sus puertas para reclamarles el DNI. Esa es la señal inequívoca de que se acerca la estancia de los reyes y su familia en el lugar. Los vecinos de Marivent también están acostumbrados a ver al rey don Juan Carlos subido en su moto (imagen menos habitual en los últimos años) o a doña Sofía de compras.

Marivent fue el lugar ‘culpable’  de acabar con el itinerante veraneo de los  monarcas, que solían pasar loa temporada estival en las residencias de Londres de la familia de doña Sofía o a la de los condes de Barcelona en Estoril, donde solían ir según cuenta a Vanitatis Marcos Torío, autor de ‘Veranos en Mallorca’. El palacio está disponible durante todo el año para la Familia Real, a pesar de que la creencia popular apunta que es una residencia preparada únicamente cuando está a punto de llegar el verano.

Y es que Marivent pasó de ser la vivienda de un artista a una residencia real. Aunque la viuda de Saridakis lo cedió a la Diputación a cambio de que pudiese recibir a visitantes como si fuese un museo, no resultó fácil compaginar las visitas de anónimos con el alto nivel de seguridad que necesitaban los Borbones. El cambio del palacio para configurar el habitáculo real dio lugar a la cuidada y sencilla decoración. Así lo pudieron ver los periodistas que podían entrar en él e incluso hacer fotografías allá por finales de los años setenta. Según Marcos Torío en aquella época “era muy fácil entrar en el palacio y hacer fotos. Hoy en día, ir a Marivent es como pedir una instancia a la ONU”, asegura.

En la actualidad, hasta los habitantes de ‘la Masía’, lugar del enclave donde se aloja el servicio que realiza las tareas domésticas, tienen pocas posibilidades de encontrarse con la Familia Real. “Los criados de ‘la Masía’ se enteran por la tele de lo que les ocurre a los Borbones. Ellos ni siquiera se cruzan con ellos”, asegura Torío.

Este año, la fortaleza mallorquina volverá a ser la protagonista de todas las crónicas sociales y también un testigo mudo de las desavenencias entre sus ilustres habitantes, una Familia Real cada vez más desectructurada.