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La decisión más difícil de Beatriz de Holanda
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CASAS REALES

La decisión más difícil de Beatriz de Holanda

Han pasado seis meses desde que el segundo hijo de la reina Beatriz de Holanda, Johan Friso, cayera en coma profundo tras quedar sepultado por un alud de

Han pasado seis meses desde que el segundo hijo de la reina Beatriz de Holanda, Johan Friso, cayera en coma profundo tras quedar sepultado por un alud de nieve mientras esquiaba en los Alpes austríacos. Es ahora cuando su familia se enfrenta a la decisión más importante y dolorosa desde el accidente del príncipe: desconectar o no la máquina que le mantiene con vida.

El estado del hermano de Guillermo de Holanda no ha cambiado ni un ápice desde el pasado mes de febrero. El parte del hospital universitario de Innsbruck (al que llegó tras el suceso) fue muy claro: "Los daños cerebrales después de permanecer más de 20 minutos enterrado en la nieve y tras media hora de reanimación son extensos, irreversibles y se desconoce su alcance". Friso continúa clínicamente muerto -permanece con actividad cardíaca y ventilatoria gracias a la máquina- y sus posibilidades de recuperación son muy limitadas, pero la familia real holandesa en ningún momento perdió la esperanza. De ahí que decidieran trasladarle al hospital Wellington de Londres, especializado en problemas neurológicos y cerebrales, dos semanas después del siniestro.

En la capital británica es donde Friso y su famiia -su mujer Mabel y sus dos hijas, Luana y Zaria- tienen establecida su residencia y su esposa puede visitarle a diario, por lo que la elección del lugar estaba clara desde un principio. Máxime teniendo en cuenta que en Holanda los médicos no habrían mantenido al príncipe tanto tiempo en ese estado, tal y como revela el doctor Erwin Kampanje, especialista en Ética médica de la Universidad de Rotterdam al diario Billed. "Los seis meses son el límite crítico que, en casos como éste, no debe traspasarse". Tal es así que llegado el momento los médicos holandeses, pragmáticos ante todo, suelen optar por cesar este tipo de tratamientos si no existen posibilidades de recuperación, según la radio internacional holandesa.

Así, si no existen estímulos para la respiración ni se aprecia una reactivación en el cerebro, en Holanda se considera que cualquier tratamiento médico es inútil y el plazo para mantener dicho tratamiento oscila entre los tres y los seis meses. Holanda es, aún, más pragmática: llega a cuestionarse incluso la pertinencia de la reanimación y del tratamiento si se trata de personas mayores de una cierta edad, y apenas cuenta con centros especializados en pacientes en coma para menores de 25 años.

Por todas estas razones, los familiares y médicos de Friso se están planteando ya suspender el tratamiento. La reina Beatriz de Holanda y, sobre todo, la princesa Mabel, tienen que tomar ahora la decisión más difícil y dolorosa de sus vidas. Por lo pronto, la casa real holandesa ha actualizado su web incorporando el accidente a la biografía de Friso. "El 17 de febrero de 2012, el príncipe Friso fue víctima de una avalancha en la estación de esquí Lech, en Austria. Tras pasar por la unidad de cuidados intensivos del hospital de Innsbruck a principios de marzo, fue trasladado al hospital londinense Wellington, donde se encuentra actualmente (...). Dado el estado de salud del príncipe Friso, en mayo de 2012 su esposa dimitió como consejera delegada en The Elders. Actualmente trabaja como asesora a tiempo parcial además de en Niñas no esposas".

La familia real ya tiene prácticamente asumido el desenlace del accidente de Friso, al igual que la mayoría de medios de comunicación holandeses. Además de retomar rápidamente sus actos oficiales, hace unas semanas los Orange se dejaron ver sonrientes en los Juegos Olímpicos de Londres. La vida sigue para la Familia Real holandesa sin Johan Friso, quien por cierto carece de derechos dinásticos después de haber renunciado a ellos por presiones del Gobierno para casarse con Mabel en el año 2004. Apartado de la Casa Real holandesa, su familia ha estado, sin embargo, siempre a su lado.

Han pasado seis meses desde que el segundo hijo de la reina Beatriz de Holanda, Johan Friso, cayera en coma profundo tras quedar sepultado por un alud de nieve mientras esquiaba en los Alpes austríacos. Es ahora cuando su familia se enfrenta a la decisión más importante y dolorosa desde el accidente del príncipe: desconectar o no la máquina que le mantiene con vida.