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Los hijos de los duques de Palma siguen una vida escolar normal pese a la situación de sus padres
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Los hijos de los duques de Palma siguen una vida escolar normal pese a la situación de sus padres

Poco a poco, la normalidad está llegando a la vida familiar de los duques de Palma tras su regreso a Barcelona. Mientras, Iñaki ha pedido la

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Los hijos de los duques de Palma siguen una vida escolar normal pese a la situación de sus padres

Poco a poco, la normalidad está llegando a la vida familiar de los duques de Palma tras su regreso a Barcelona. Mientras, Iñaki ha pedido la excedencia temporal en Telefónica para invertir todos sus esfuerzos en preparar su próximo juicio junto a su abogado, Mario Pascual Vives, la infanta y sus cuatro hijos, prosiguen con su rutina.

Doña Cristina lleva personalmente cada mañana a sus hijos al Liceo Francés aproximadamente a los 8.20 de la mañana como una madre más. Deja a Juan y Pablo en la puerta principal –están en el nivel de Collège- donde hacen cola con sus compañeros para que un guarda controle la entrada de todos los alumnos tras pedirles una identificación.

Éste es el único caso en el que los nietos de los Reyes tienen un pequeño privilegio ya que están exentos de mostar su dni. Posteriormente, doña Cristina pasea unos cuantos metros y deja a Miguel e Irene por una puerta lateral –por donde entran los del ciclo Elémentaire- y allí se reúne con el resto de madres.

En momentos como ese, la infanta olvida durante unos instantes su título y es una mamá más. Saluda y charla con las madres de los amiguitos de sus hijos y en ningún momento se siente observada por el resto. Tampoco le hacen ‘la pelota’. Lo más importante para ella es ser lo más normal posible, no quiere molestar a nadie, ni desea alterar las reglas del centro escolar. De hecho, cuando ha habido funciones teatrales, los duques que, en alguna ocasión, han estado acompañados por la Reina, han hecho cola como cualquier adulto más para ver las obras.

Y como cualquier padre más, también acuden a las reuniones escolares. A principio de curso tuvieron una de carácter general y, de cara a febrero, todos los padres tienen derecho a hablar de forma individual con los profesores que ellos crean conveniente tras pedir una cita. Gracias a las nuevas tecnologías, Iñaki y Cristina pueden controlar a través de servicio de intranet del Liceo Francés la evolución y las notas de sus hijos y si no ven algo claro, entonces acuerdan una cita con los tutores correspondientes. Pero esto lo puede hacer cualquier progenitor.

En el interior de las clases no hay excepciones. Los cuatro nietos de los Reyes son unos alumnos más, pasan totalmente desapercibidos, no gozan de ningún privilegio y actúan de la misma manera que el resto de sus amiguitos. Como los profesores son funcionarios franceses, que cada cierto tiempo piden traslados de un centro a otro en diferentes ciudades del mundo, no conocen a sus alumnos ‘vip’, de ahí que no haya diferencias en el trato.

Desde que empezaran oficialmente las clases el 5 de septiembre, los cuatro nietos de los Reyes se han adaptado muy bien al nuevo curso. Hace tres años dejaron a sus amiguitos porque se trasladaron a Washington debido al trabajo de Iñaki, pero a la vuelta se han reencontrado con ellos como si no hubiera pasado el tiempo. Además, como Juan, Pablo, Miguel e Irene siguieron estudiando en el Liceo Francés de la capital norteamericana, los niños no se han perdido su ritmo estudiantil ni sienten desubicados porque el sistema escolar es el mismo.

Los mayores, Juan -que el próximo 29 de septiembre cumplirá 13 años- y Pablo –hará 12 en diciembre- coinciden a la misma hora en el patio; ya tienen su taquilla en los pasillos del reciento donde guardan sus cosas personales; acuden a la cantina a la hora de comer donde eligen lo que más les apetece en el buffet libre y, si se dejan algo en los platos, un vigilante, les dice que se lo han de comer todo.

Irene, de 7 años, y Miguel, de 10, van a comer a diferentes horas y, a diferencia de los mayores, tienen un menú asignado. En todo momento, los encargados de cocina elaboran platos con un contenido nutricional equilibrado.

De momento, no se sabe qué actividades extraescolares tendrán los pequeños, pero todo parece indicar que, por ejemplo, Juan seguirá con el handball, tal y como hacía tres años antes. El viernes, por ejemplo, estuvo jugando en el patio con sus amigos a pelota, una de sus grandes aficiones. Y a las 17h, contra todo pronóstico, cogió su mochila y se fue caminando solo hasta su casa seguido a una distancia prudencial por tan solo un escolta. Cuando le vemos en las revistas parece un chico serio y algo tímido, pero se sabe que en el colegio es tan travieso que, en alguna ocasión, ha sido castigado como cualquier estudiante. En más de una ocasión la gente se lo ha encontrado sentado en el pasillo mientras sus compañeros seguían atentamente las lecciones del profesor.

Los horarios son muy estrictos, tienen clase todos los días hasta las 16h o 17h –dependiendo de la edad de los alumnos- excepto los miércoles, que tienen la tarde libre. La enseñanza es en francés, pero también tienen asignaturas en español, inglés y, por estar en Barcelona, en catalán.

Si no hay cambios, sobre todo después del juicio de Iñaki Urdangarin, está previsto que los cuatro hijos de los duques de Palma estudien en el Liceo Francés hasta los 17 años, cuando lo abandonarán para ir a la universidad. 

Poco a poco, la normalidad está llegando a la vida familiar de los duques de Palma tras su regreso a Barcelona. Mientras, Iñaki ha pedido la excedencia temporal en Telefónica para invertir todos sus esfuerzos en preparar su próximo juicio junto a su abogado, Mario Pascual Vives, la infanta y sus cuatro hijos, prosiguen con su rutina.