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La Casa Real y TVE: una relación cordial
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La Casa Real y TVE: una relación cordial

Este fin de semana ve nacer un nuevo programa, Audiencia abierta, en el que cada sábado se repasará, desde el despacho de Casa Real, la agenda

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La Casa Real y TVE: una relación cordial

Este fin de semana ve nacer un nuevo programa, Audiencia abierta, en el que cada sábado se repasará, desde el despacho de Casa Real, la agenda de don Juan Carlos y su familia. De 13:30 horas a 14:00 horas, la 1 de TVE contará con un programa divulgativo e informativo, que sirve para explicar al ciudadano de a pie cómo funciona la Jefatura del Estado. Para algunos, es un lavado de cara de una monarquía que no pasa por sus mejores momentos en la actualidad, a la vista de un desgaste ocasionado por el escándalo Urdangarin, o el de Botswana. El programa, dirigido por Miguel Ángel Sacaluga, es solo el último eslabón de la especial relación que ha mantenido monarquía española con Televisión Española.

Muchos son los ciudadanos que aún guardan en sus retinas la imagen de la infanta Elena llorando mientras el príncipe desfilaba con el Comité Olímpico Español en la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992. También tienen a don Juan Carlos metido, a través de la pantalla, en sus casas cada Nochebuena con el mensaje que retransmite una señal en abierto para todas las cadenas desde el 24 de diciembre de 1975. Por no hablar de aquella carta de ajuste, hoy inexistente, que parecía un anuncio promocional de Zarzuela, con numerosas imágenes de don Juan Carlos y su familia.

La monarquía y su evolución han ido unidas, inexorablemente, a Televisión Española a lo largo de los años. De ahí que en el archivo de TVE haya un apartado especial dedicado a los mejores vídeos relacionados con la Familia Real.

El 23 de febrero de 1981, el rey apareció en Televisión Española a la una y cuarto de la madrugada para transmitir un mensaje de tranquilidad. Toda España estaba pendiente de la televisión para ver cómo el monarca tranquilizaba los ánimos de los ciudadanos, conmocionados con el intento de golpe de Estado del general Tejero.  Se había acabado la pesadilla y el rey utilizaba el medio más potente, la pequeña pantalla, para calmar a una población atemorizada ante un posible control militar. Fue quizá, junto con el juramento de su cargo en las cortes en 1975, el momento en el que la televisión pública y la institución estuvieron más unidas.

A lo largo de la década de los 80, se hizo evidente que Televisión Española era un magnífico escaparate para una monarquía que, de todas formas, no estaba aún necesitada de ningún tipo de aparato promocional. La vida del príncipe, por ejemplo, no dejó de aparecer de cara a los españoles que solo podían ver un par de canales antes de la llegada de las privadas. El 4 de octubre de 1981 se pudo ver a un jovencísimo don Felipe enunciando su primer discurso de cara a la entrega de los premios que llevan su nombre.

El 30 de enero del 86 juró la Constitución ante la mirada de ternura de su padre, imposible de disimular ni siquiera ante las cámaras. Un momento espontáneo que quedó grabado para siempre en la memoria de toda una generación.

Pilar Miró y las bodas de las infantas

En los años 90 las protagonistas fueron las bodas de las dos infantas.  También lo fue la salida a la luz de algunos secretos de la retransmisión de las mismas. El despliegue de TVE para la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar el 18 de marzo de 1995 fue impresionante. La selección de imágenes primaverales de una Sevilla engalanada para la ocasión fue espectacular. La elegida para dirigir la retrasmisión fue Pilar Miró, que tuvo sus más y sus menos con la televisión pública.

Y es que, el 4 de octubre de 1997 volvió a repetir para la boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. Las televisiones privadas no faltaron al acontecimiento, que revolucionó las calles de Barcelona. Sin embargo, el agotamiento hizo mella en la directora de Tu nombre envenena mis sueños, que murió a causa de su ya enfermo corazón, unos días más tarde. Como denunciaron algunas publicaciones, una endeudada Televisión Española aún no le había pagado a sus herederos la retransmisión del enlace meses después de su muerte. Y eso que ella misma era la mejor crítica de su trabajo, recordando que se le había colado un cámara en unos de los planos de la retransmisión.

La boda de los príncipes de Asturias, celebrada en mayo de 2004, no tuvo tantos contratiempos, aunque la realización se vio complicada por la lluvia que no dejó de caer en todo el día.

Programa propio para el príncipe

Años antes de su boda, el príncipe Felipe fue el protagonista de un documental propio. Estrenado por la 2 en el otoño de 1996, La España salvaje recorrió, a lo largo de nueve capítulos, la fauna y la flora de nuestro país al más puro estilo Félix Rodríguez de la Fuente. Muchos espectadores se mostraron más críticos en esta ocasión. Los mismos que se habían mostrado enternecidos por el primer discurso del joven en las Cortes, ahora se mostraron menos generosos a la hora de valorar un documental que, según algunos críticos, era más sobre el príncipe que sobre la naturaleza española.

En los últimos tiempos, la presencia de la monarquía en la televisión pública ha seguido una tónica de respeto y cordialidad, frente a las, cada vez más comunes, voces discordantes de numerosos programas de otras cadenas de televisión. El programa de Sacaluga viene a llenar un hueco que, para muchos, supone un necesario lavado de cara. 

Este fin de semana ve nacer un nuevo programa, Audiencia abierta, en el que cada sábado se repasará, desde el despacho de Casa Real, la agenda de don Juan Carlos y su familia. De 13:30 horas a 14:00 horas, la 1 de TVE contará con un programa divulgativo e informativo, que sirve para explicar al ciudadano de a pie cómo funciona la Jefatura del Estado. Para algunos, es un lavado de cara de una monarquía que no pasa por sus mejores momentos en la actualidad, a la vista de un desgaste ocasionado por el escándalo Urdangarin, o el de Botswana. El programa, dirigido por Miguel Ángel Sacaluga, es solo el último eslabón de la especial relación que ha mantenido monarquía española con Televisión Española.

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