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Letizia sustituye las tiaras de diamantes por joyas de 50 euros
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Letizia sustituye las tiaras de diamantes por joyas de 50 euros

Cuando la periodista Letizia Ortiz se convirtió en princesa, su joyero aumentó en la misma proporción que su estatus. La consorte del heredero se inició en

Cuando la periodista Letizia Ortiz se convirtió en princesa, su joyero aumentó en la misma proporción que su estatus. La consorte del heredero se inició en un mundo hasta ese momento casi desconocido para ella.

Por un lado, porque empezó a utilizar tiaras, diademas, pulseras, pendientes y condecoraciones en sus tareas oficiales; por otro, porque el Príncipe le regalaba en cada fecha señalada piezas importantes que compraba en los establecimientos de los proveedores no oficiales, porque ya la Casa Real no tiene, como antaño, ese sistema de compromiso con ninguna firma comercial de lujo.

Ansorena, Perodri, Durán y Aldao son algunas de las joyerías tradicionales que visitaba el Príncipe con regularidad. En unas se dejaba asesorar y en otras era él mismo el que se encargaba de diseñar la joya en cuestión, como sucedió con una tiara de perlas y cuajada de brillantes que le regaló por el quinto aniversario de boda y que estaba valorada en aquel momento en 50.000 euros.

La crisis hizo su aparición y las compras de este tipo se convirtieron en un secreto de estado. Salvo en las recepciones de gala, donde sigue luciendo las piezas más espectaculares, en su vida privada y oficial la Princesa ha bajado su perfil. Es raro que se adorne con alhajas llamativas y mucho más que no sean de firma española. Ha sustituido el oro por la plata desde que conoció a Alejandra Yagüe, dueña de la marca Alexandra Plata, en un encuentro de mujeres empresarias en IFEMA.

La emprendedora, abogada y experta en Derecho Comunitario abandonó hace doce años su trabajo para dedicarse al diseño de joyas y así lo contó en presencia de la consorte real, que se interesó por su historia, según narran a Vanitatis testigos del encuentro. Le hicieron llegar el catálogo y desde ese momento se convirtió en compradora reincidente, luciendo pulseras y collares que hacen juego con los pendientes. Se trata de unos aros que llevan incorporados unas bolas de amatista, cuarzos, ágatas, turmalinas, circonitas y demás piedras semipreciosas intercambiables y cuyo precio oscila entre los cincuenta y cien euros.

La princesa los ha lucido en sus últimos viajes internacionales, mientras guarda en un cajón las joyas que, en tiempos de crisis, podrían suscitar grandes críticas entre sus súbditos.

Cuando la periodista Letizia Ortiz se convirtió en princesa, su joyero aumentó en la misma proporción que su estatus. La consorte del heredero se inició en un mundo hasta ese momento casi desconocido para ella.