La princesa Letizia, 'mileurista' del cuore

Cuando Letizia Ortiz se convirtió en la prometida del príncipe Felipe allá por el año 2003, los fotógrafos y los dueños de las publicaciones de la prensa del corazón se frotaron las manos. Ya tenían su nueva musa, la nueva reina de corazones. Durante los primeros años, todo lo que tenía relación con Letizia, se vendía. Antes de su boda, los actos cotidianos del príncipe Felipe en solitario, apenas se publicaban. Pero con la princesa, la cosa era diferente. Cualquier gesto no oficial, por insignificante que pareciera, se publicaba y se pagaba muy bien. Pero todo ha cambiado. Y Letizia ahora cotiza a la baja.

Algunos de los actos privados de la futura reina se vendieron en su día por cantidades realmente exorbitantes. Sus fotografías en una frutería del barrio de Salamanca, portada de una de las revistas más importantes, costaron alrededor de 80.000 euros; Letizia comprando productos naturales en una tienda ecológica, 35.000; Verla en las rebajas de un centro comercial, unos 45.000; la princesa caminando por la calle Serrano, reportó a los periodistas más de 20.000 euros; por no hablar de su primer reportaje robado en bañador, por el que los paparazzi obtuvieron más de 150.000 euros, según informan fuentes del sector.

Aunque Letizia, y todo lo que hace, sigue siendo de interés y es un buen recurso para las revistas, que analizan todos sus estilismos, tanto en actos oficiales como en privado, lo cierto es que en los últimos tiempos sus fotografías en solitario, a menos que conlleven una historia, se venden con mucha dificultad.

Hace apenas unos días, la princesa caminaba por la Gran Vía madrileña y, la semana pasada, horas antes de asistir a un acto oficial en el Teatro Real para acompañar al príncipe heredero de Japón, Naruhito, a un concierto, también paseaba sola por el centro de Madrid. En ambas ocasiones se la fotografió y solo se pagaron, para sorpresa de los gráficos, 1.500 euros por cada paquete.

Letizia no pone las cosas fáciles a la prensa. Los guardaespaldas impiden la mayor parte de estos trabajos. Además, la Princesa es bastante ingeniosa a la hora de romper exclusivas. Hace un par de veranos, en Palma de Mallorca, se presentó en días diferentes con la misma ropa en el club náutico. De esta manera las fotos que se hicieron el primer día ya no cotizaban al alza en el mercado. La idea de que los gráficos ganen dinero haciéndole fotos es algo que ella no lleva bien.

Otra cosa son los reportajes de los Príncipes compartiendo el tiempo libre con sus hijas. Cualquier actividad de la familia Borbón-Rocasolano en plan lúdico se comercializa muy bien, pero el problema es que la princesa no está por la labor de que se publiquen imágenes en las que las infantas sean protagonistas.

Para ser objetivos hay que tener en cuenta que el mercado ha cambiado. Las revistas del corazón ya no pagan las abultadas cifras a las que estábamos acostumbrados. La crisis les ha golpeado con fuerza. Por el top less de la princesa Diana de Gales se llegaron a pagar alrededor de 200 millones de las antiguas pesetas. Pero eso pertenece ya al pasado. Hoy hasta las princesas son mileuristas en el mundo del cuore.