Rania de Jordania ya no viste de Dior

“Hay muchos estereotipos sobre las mujeres árabes”. Con esta frasela reina de Jordania intentó dar una lección moral a aquellos que han puesto en entredicho durante años el papel de la mujer como ser individual e independiente. Convertida -por ella misma- en una figura destinada a romper esa percepción, así como los límites de una mentalidad retrógrada, Rania desapareció cuando estalló la Primavera Árabe en Egipto en enero de 2011.

A pesar de que la oposición islámica salió a las calles del país, Jordania se resistió a esta revolución social a través de varias reformas modestas en su sistema.Abdalá II no sólo cambió ligeramente la forma del Estado, sino que también se dejó asesorar por aquellos que veían en su esposa el centro de muchas de las críticas de su pueblo.

Desde entonces, la Primavera Árabe no sólo ha servido para recuperar algunos derechos, también para acabar con el glamour y la jet set. Si bien la primera víctima fue Asma, la mujer del presidente sirio Bashar el Asady definida por la edición francesa de la revista Vogue como una de las mujeres más bellas del mundo y “una rosa en el desierto”, hace unos meses le tocó el turno a Rania.

Acostumbrados a verla en las portadas de las revistas de moda y belleza de medio mundo, su imagen desapareció después de que aseguraraen septiembre de 2012que lo que necesita el mundo árabe es otra revolución, refiriéndose a que el cambio está en la educación y no en “echarse a la calle”. Desde entonces, Rania se colocó en un segundo plano y adoptó un perfil bajo aconsejada por los servicios secretos jordanos. De hecho, muy activa en Twitter -tiene casi tres millones de seguidores-, dejó de escribir en él a mediados del mes de octubrepara recuperar la actividad en enero de este año, fecha en la que ha vuelto a situarse en una primera línea muy diferente a la que nos tenía acostumbrados.

Occidente, un oasis en mitad de las críticas

Más que un rostro bonito, Rania es licenciada en Administración y Dirección de Empresas, ha trabajado en el mundo de la banca y de la tecnología y domina a la perfección el inglés. Una carta de presentación que, durante años, ha sido muy bien acogida por Occidente, que ha visto en ella una imagen que explotar por su belleza indiscutible.

Sin embargo, su continua aparición en los medios de comunicación y los modelos de alta costura que lucía en ellos han sido el centro de las críticas de los jordanos, que no aceptaban el altísimo nivel de vida que llevaba la Reina de un país en la que la mayoría de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Atrás han quedado las fiestas que ella y el rey Abdalá II organizaban por sus cumpleaños, como la de 2010en la que Rania invitó a más de 600 personas para celebrar sus recién estrenados 40 años.

Icono de la moda internacional, según la presentadora Oprah Winfrey, son conocidas sus excursiones a la Quinta Avenida de Nueva York para hacerse con lo último de las grandes firmascomo Dior o Elie Saab, loque la haconvertido en una mujer frívola a ojos de su pueblo.

Ahora, y con la guerra de Siria muy cerca de las fronteras, Rania ha reducido drásticamente sus apariciones públicas. En ellas, destinadas a explotar su faceta como mujer luchadora y comprometida en actividades benéficas a nivel internacional, ha dejado guardados en el armario sus impresionantes vestidos de cóctel para dar paso a un vestuario discreto y aburrido. Los Dior, los Prada, los Armani, los Givenchy, los Gucci, los Lanvin o los Marc Jacobs han dejado paso a trajes de chaqueta, vestidos sobrios y caftanestípicos jordanos.

De esta forma, en una de sus últimas apariciones públicas, Rania de Jordania visitó al Papa Francisco ciñéndose al dress codevaticano: vestido negro con escote cuadrado, unos salones del mismo color de tacón medio y un pañuelo de color marfil en la cabeza.

Desde entonces, sus actos públicos son escogidos por sus asesores y en ellos se aleja de la ostentosidad y de ese glamour del que ha sido una de las maestras.