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Simeón de Bulgaria subasta una de sus villas para pagar sus demandas al Gobierno búlgaro
  1. Casas Reales
NO TIENE LIQUIDEZ. EL PRECIO INICIAL ES DE 2,5 m

Simeón de Bulgaria subasta una de sus villas para pagar sus demandas al Gobierno búlgaro

El que fuera rey de Bulgaria necesita dinero para costear su batalla judicial contra el Gobierno de su país con la que intenta recuperar las propiedades que le fueron incautadas a su familia

Considerado en Europa como el ‘monarca republicano’, Simeón de Bulgaria ha iniciado una ardua tarea que le está dando demasiados quebraderos de cabeza: luchar por las propiedades de su familia que el Gobierno búlgaro quiere arrebatarle. Agotadas las instancias en su país, Simeón va a por todas y ha llegado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para conseguir lo que él considera suyo.

Tanto Simeón como su hermanaMaría Luisanecesitan liquidez para poder costear los elevados gastos judiciales y hacer frente a los tres bufetes de abogados de renombre que han contratado las autoridades del país balcánico. Para ello, han sacado a subasta una de sus residencias reales. Como hicieran la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin con el palacete de Pedralbes, han escogido el mercado ruso para encontrar comprador, sabedores del interés de los magnates de este país por las propiedades de lujo. La transacción la realiza una casa de subastas rusa y el precio de salida es de 2,5 millones de euros. La propiedad, localizada en Banya, cerca de la ciudad de Karlovo, tiene 9.500 metros cuadrados de terreno, en el que hay varias construcciones con una superficie total de 1.000 metros cuadrados. Además de los bosques, cuyos árboles fueron plantados por el propio Boris III, según la casa de subastas, y de una fuente de agua mineral, el precio incluye el personal de servicio.

placeholder Imagen de la villa subastada por Simeón de Bulgaria

Además, también estaría en venta una casa y una bodega de 65.000 m, así como las tierras adyacentes con manantiales de aguas minerales. La tierra, según reza en el anuncio, podría ser utilizada para la construcción de un hotel spa. Sin embargo, el mayor reclamo de esta propiedad, valorada en más de 5 millones de euros, son los vinos que hay en la bodega, “los favoritos de Leonid Brézhnev –dirigente de la Unión Soviética–”.

El rey republicano

Rey a los seis años de edad, después de que su padre falleciera de forma repentina tras un encuentro con Hitler en agosto de 1943, y expulsado de su país el 16 de septiembre de 1946 tras un referéndum que estableció una república socialista y la abolición de la monarquía, Simeón de Bulgaria busca, ante todo, restablecer la memoria histórica de su familia.

Boda religiosa del duque heredero de LuxemburgoCon la nacionalidad búlgara en su bolsillo desde 1996, no fue hasta cinco años después cuando regresó, de forma definitiva, a su país. Con una excelente reputación dentro y fuera de las monarquías europeas, Simeón II supo granjearse desde el exilio el cariño y apoyo de los búlgaros, que le alzaron en 2001 como primer ministro de la República de Bulgaria, convirtiéndose hasta 2005 en el único rey republicano de la historia. Desde esa posición, Simeón aprovechó su cargo para ir recuperando, poco a poco, todos los bienes que le fueron incautados a su familia antes de ser expulsados y que, según el ex primer ministro, pertenecieron a su padre, el zar Boris III, antes de su muerte.

Durante su mandato, Simeón recuperó para él y su hermana María Luisa cuatro palacios, el de Vrana ­residencia oficial de la familia real y en el que Simeón y su familia permanecieron bajo arresto durante más de tres años en los años cuarenta– y los de Krichim, Sitnyankovo y Tsarska Bistritsa, además de una casa en uno de los barrios de la capital, Sofía, y varias tierras al sudoeste de los Balcanes.

Tras la finalización de su mandato, Simeón, su mujer, sus hijos así como su hermana hicieron uso y disfrute de todas estas posesiones sin haber pagado un solo céntimo por ellas argumentando que tras la caída del régimen comunista en 1989, el Tribunal Constitucional decidió en 1998 devolverles los bienes reales que nacionalizó el régimen comunista en 1944, un año después de la muerte de su padre.

El Parlamento ‘congela’ sus propiedades

Esta explicación no ha convencido al Parlamento búlgaro, que asegura que al no restituirse la monarquía, las propiedades no pueden ser devueltas a sus antiguos propietarios. Así, y a través de una iniciativa del ex primer ministro conservador Ivan Kostov, el Parlamento votó a finales de noviembre de 2009 congelar el uso de las tierras y los bosques por parte de Simeón y toda su familia, que habría recuperado más hectáreas de las que inicialmente tenían los terrenos heredados por el zar Boris III. A finales de 2013, el actual Gobierno volvió a prohibir el acceso y disfrute de otros bienes de los que se incautó Simeón de Bulgaria cuando era primer ministro con el objetivo de hacerse con todas las propiedad que fueron devueltas de manera irregular.

Con el riesgo inminente de quedarse sin propiedades en su propio país y, sobre todo, con la posible pérdida del Palacio de Vrana, residencia oficial de la familia, Simeón y su hermana María Luisa han llegado hasta el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo después de extinguir todas instancias a pesar de la insistencia de Simeón de presentar documentos de carácter histórico para acreditar que esos palacios y tierras son propiedad de su familia.

Expulsado de su país por un Gobierno comunista, a Simeón de Bulgaria siempre le pesará haber regresado a un país democrático y gobernar como si fuera un Rey en mitad de una república. Por el momento, y a pesar de que nunca llegó a firmar los papeles de su abdicación y que rehízo su vida entre Egipto, Albania, Estados Unidos y España, donde contrajo matrimonio con Margarita Gómez-Acebo, y con la que ha tenido cinco hijos, Kyril, Kardam (que desde agosto de 2008 permanece sin movilidad y capacidad para comunicarse tras un accidente de coche en la localidad segoviana de Riaza) –ambos íntimos del Príncipe Felipe–, Kubrat, Konstantin y Kalina, habrá que esperar a la última palabra, que está en manos de la Justicia.

Considerado en Europa como el ‘monarca republicano’, Simeón de Bulgaria ha iniciado una ardua tarea que le está dando demasiados quebraderos de cabeza: luchar por las propiedades de su familia que el Gobierno búlgaro quiere arrebatarle. Agotadas las instancias en su país, Simeón va a por todas y ha llegado ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para conseguir lo que él considera suyo.

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