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Los negocios del marido de Magdalena ponen contra las cuerdas a la 'infanta' sueca
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CHRIS O'NEILL LO CONFIRMA EN UNA ENTREVISTA

Los negocios del marido de Magdalena ponen contra las cuerdas a la 'infanta' sueca

Sehún se ha publicado, tiene una participación del 5% en tres de las cinco empresas de su marido. Además, ejerció en dos de ellas como vicepresidenta

Foto: El matrimonio en una fotografía de archivo. (Gtres)
El matrimonio en una fotografía de archivo. (Gtres)

Hay quienes dicen que el amor y los negocios son algo que nunca se puede mezclar. Sin embargo, hay esferas donde es una premisa fundamental para evitar no solo tentaciones, sino también las críticas. Este es el caso de algunas casas reales europeas, como la sueca, donde existe una regla relativamente nueva y autoimpuesta de mantener la máxima distancia posible de cualquier actividad empresarial por muy exitosa que esta pueda ser. Eso sí, parece que todavía no está en uso, como tampoco lo ha estado en la española. Ejemplo de ello es la infanta Cristina, que se metió de lleno en los negocios de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos y en Aizoon solo porque se lo pidió él. Lo que hiciera su marido, ciega de amor, lo desconocía, como así declaró ante el juez.

Cada vez más criticada en su país, del que huyó a mediados de abril de 2010 después de su ruptura con el abogado Jonas Bergström tras continuas infidelidades, la princesa Magdalena de Suecia vuelve a estar en el disparadero por segunda vez en una semana después de las duras críticas recibidas por el dispendio económico en su boda, lo que ha provocado que las cuentas de la institución estén en números rojos. En esta ocasión son los negocios de su marido, el financiero estadounidense Chris O’Neill, los que han metido en un aprieto a la hija menor de los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia.

¿Pasos previos antes de renunciar a su condición?

Respecto al rumor de su nueva condición de vicepresidenta, el financiero lo confirma. “Fue una solución temporal para que pudiera abrir cuentas bancarias. Poco después, eso se corrigió y ya no ejerce como tal”. A pesar de que en un principio Chris O’Neill aseguró que su esposa sí tenía derecho a voto (5%), a lo largo de la entrevista vuelve sobre sus pasos. “Magdalena no es ni miembro de la compañía ni participa en su control. Los clientes la conocen”.

Sean o no los pasos previos para que la princesa Magdalena de Suecia renuncie a sus ‘deberes’ reales para involucrarse en el mundo de los negocios en Estados Unidos como apunta Bunte, la prensa sueca pone énfasis en la necesidad de establecer unas normas legales que impongan limitaciones para evitar que corran el riesgo de participar en negocios que puedan ser cuestionados en el futuro.

Ante esta información, la casa real sueca no ha querido hacer ningún tipo de declaración, ya que ni tan siquiera la princesa Magdalena consultó con ellos sus nuevos ‘movimientos’ en el mundo de los negocios. “No lo consultó ni con su familia ni con el Gobierno porque no vio la necesidad. Si tienes una participación activa en una empresa y quieren comprobar si hay algún obstáculo, ahí puedo entenderlo, pero en este caso no hay ningún conflicto de intereses. Sabía que esto iba a salir y no tenemos nada que ocultar”, asevera su esposo.

Hay quienes dicen que el amor y los negocios son algo que nunca se puede mezclar. Sin embargo, hay esferas donde es una premisa fundamental para evitar no solo tentaciones, sino también las críticas. Este es el caso de algunas casas reales europeas, como la sueca, donde existe una regla relativamente nueva y autoimpuesta de mantener la máxima distancia posible de cualquier actividad empresarial por muy exitosa que esta pueda ser. Eso sí, parece que todavía no está en uso, como tampoco lo ha estado en la española. Ejemplo de ello es la infanta Cristina, que se metió de lleno en los negocios de Iñaki Urdangarin en el Instituto Nóos y en Aizoon solo porque se lo pidió él. Lo que hiciera su marido, ciega de amor, lo desconocía, como así declaró ante el juez.

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