Letizia, de periodista republicana a consorte de Felipe VI

Hace unos días, el 22 de mayo, se celebraba el décimo aniversario de boda de la periodista de informativos de la televisión pública con el heredero a la corona. En esta ocasión, y a pesar de ser una fecha redonda, no hubo fastos ni actos públicos institucionales, sólo un posado en Toledo sin mayor transcendencia. Aparentemente no había cambios fundamentales en la vida de la pareja y, por lo tanto, y dada la querencia de la princesa por celebrar todo aquello que pertenece a su vida privada en la intimidad, no hubo declaraciones. Solo sonrisas, saludos a los ciudadanos y vuelta a casa. Nadie intuía que diez días despuésla consorte iniciaría su nuevo camino como reina de España. Ya ha dejado de ser futurible para convertirse en realidad.

Y la pregunta que muchos se hacen ahora es:¿y ahora qué?Es muy diferente formar parte del ‘núcleo duro’ a ser la protagonista de ese mismo núcleo como titular. Ahora los reyes pasan a un segundo plano. Don Juan Carlos y Doña Sofía se retiran y, aunque el rey continuará como consejero áulico de su hijo, la jefatura del Estado pasa a otras manos.

La princesa Letizia (41), que durante estos último años ha dejado claro que una cosa es la agenda y otra su privacidad, deberá cambiar sudisco duro.Ya no serán posibles sus escapadas a Tirso de Molina para tomar cañascon esas amistades que no comparte con su marido, ni los viajes con el grupo de sus íntimas periodistas, ni tampoco esas salidas de pata de banco con el príncipe, porque ya no es el heredero, sino la cabeza visible de España.

La reina Letizia tiene por delante un largo recorrido. Y no precisamente el profesional, porque siempre ha cumplido correctamente con sus funciones, sino el que tiene que ver con su personalidad. Los que la han acompañado en su etapa vital desde siempre aseguran que“Letizia se crece en los momentos complicados. Y este lo es”.Ahora habrá que ver si aquella declaración de intenciones que hizo el día de su presentación oficial como prometida del heredero se cumple y sigue la hoja de ruta marcada por “el ejemplo impagable de la reina”.

La peor valorada

De momento tendrá que luchar contra la opinión de los ciudadanos, hasta ahora desfavorable. Tal y como revelaron aVanitatisfuentes cercanas a Zarzuela, esLetizia la peor valorada por los españoles en las encuestas internas que realiza la Casa Realcada quince días. Su comportamiento distante con los medios y los ciudadanos, la sobreprotección que ejerce sobre sus hijas, a pesar de que la mayor será en breve nombrada princesa de Asturias, y su pasado son los tres elementos sobre los que pivota esta opinión.

Precisamente su pasado le ha dado bastantes quebraderos de cabeza a la Casa Real.Divorciada de Alonso Guerrero, periodista confesa de izquierdas e incluso republicana en sus tiempos mozos, estas características le valieron una recepción no muy calurosa por parte del rey Juan Carlos, que dudó en un primer momento de la elección de su hijo. En esta ocasión, y para evitar lo que había ocurrido con Eva Sannum, la guapa modelo noruega con la que el príncipe mantuvo una relación casi clandestina, y a la que tuvo que renunciar por recomendación digamosinstitucional, las cosas se hicieron muy rápido.

Felipe estaba convencido de que era la mujer adecuada. Se impuso. Sin embargo, ocho años después de la boda en La Almudena, el 22 de mayo de 2004, la percepción de los españoles sobre la futura reina no era demasiado buena. Comenzó entonces una ofensiva de marketing para acercar a Letizia a los españoles.La princesa comenzó a sonreír en los actos oficiales, concedió un reportaje fotográfico por su 41 cumpleaños, se comenzaron a cuidar los detalles, en definitiva. Sin los objetivos todavía conseguidos, como demuestran esas encuestas internas que maneja la Casa, pero obligados por el devenir de los acontecimientos, Letizia se lanza al reinado sin los deberes del todo hechos. Antes republicana, pronto reina… siempre Letizia.