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Bautizo real en Mónaco: otros cinco que debes recordar y uno que sería mejor olvidar
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Bautizo real en Mónaco: otros cinco que debes recordar y uno que sería mejor olvidar

Durante estos últimos años, Europa ha vivido decenas de bautizos reales. En Vanitatis repasamos cinco que deberías recordar y uno que debería solvidar

Este domingo, Mónaco tira la ‘casa por la ventana’ para celebrar el bautizo de los príncipes Jacques y Gabriella. Como viene siendo habitual entre las monarquías europeas, los bautizos de los herederos al trono se convierten en una gran celebración tanto para los miembros de la Familia Real como para su pueblo. Por ello, Alberto II ya ha pedido a los monegascos que salgana las calles del pequeño principado para demostrar su “alegría y felicidad por los nuevos príncipes”. Durante estos últimos años, el Gotha ha vivido los bautizos reales de la nueva generación de príncipes y princesas. Aunque la ceremonia y los festejos no dejan de ser muy similares, existen algunas diferencias entre los bautizos de las diferentes Casas Reales. Hoy en Vanitatis repasamos losbautizos reales: cinco para recordar y uno para olvidar.

Cinco para recordar...

1. Las lágrimas de Federico en el bautizo de Christian

Ya en su enlace matrimonial con la australiana Mary Donaldson, el heredero al trono danés demostró que no le importa que lo vean llorar de emoción. Ese comportamiento se repitió en el bautizo de su primogénito. Y es que Federico no pudo reprimir las lágrimas cuando vio que el antiguo obispo de Copenhague y actual confesor real, Erik Norman Svendsen, mojó la cabeza del príncipe Christiancon el agua bendita. Federicotuvo que utilizar un pañuelo para secar sus lágrimas.

2. George y la fotografía de las cuatro generaciones

Aunque la ceremonia del príncipe George fue de perfil bajo a pesar de ser el heredero del heredero del heredero, su bautizo nos dejó como momento histórico la imagen de la reina Isabel II y sus tres herederos: su hijo, el príncipe Carlos, su nieto, el príncipe Guilermo, y su bisnieto, el pequeño príncipe George, tercero en la línea de sucesión a la Corona británica. Desde el bautizo de Eduardo VIII, en 1894, un soberano británico no posaba con tres herederos. En aquella ocasión, la reina Victoria aparecía retratada con su hijo, Eduardo VII;su nieto, que Jorge V;y su bisnieto, Eduardo VIII.

3. Suecia se volcó con la princesa Estelle

La monarquía de Suecia no es, ni de lejos, la más querida por su pueblo, pero los eventos que organizan siempre son vividos con mucha ilusión por los suecos. Si en el enlace de la princesa Victoria con Daniel Westling los ciudadanos se echaron a la calle para celebrarlo, en el bautizo de la princesa Estelle la reacción popular fue mucho mayor. Y es que fueron miles de personas las que se acercaron hasta las inmediaciones del Palacio Real de Estocolmo para vivir en primera persona el bautizo de su futura reina, algo que Victoria vivió con mucha ilusión.

4. Los Reyes eméritos, padrinos de excepción

El bautizo de la princesa Leonor fue todo un acontecimiento histórico, sobre todo por la elección de padrinos. Y es que Don Felipe y Doña Letizia eligieron a los ahora Reyes eméritos, Don Juan Carlos y Doña Sofía, como padrinos de su primogénita. Esta fue la primera y única vez que Sofía amadrinaba uno de sus nietos. Por el contrario,Don Juan Carlos, ya sabía lo que significaba asumir esta condición. El monarca representó en su día ese papel con otro de sus nietos, en concreto deFelipe Juan Froilán, hijo de la infanta Elena.

5. Ingrid Alexandra recibe el bautismo en brazos del rey

Los bautismos de la Familia Real de Noruega suelen ser muy austeros y sencillos. Por eso llamó la atención que en el bautizo de la princesa Ingrid Alexandra, heredera del heredero al trono noruego, fuera su emocionado abuelo, el rey Harald V, y no sus padres, quien la sostuviera ante la pila bautismal. Este procedimiento se siguió también en el bautizo del príncipe Sverre Magnus, quien recibió el agua sagrada en brazos de su abuela, la reina Sonia, o de las hijas de la princesa Martha Luisa.

Y uno que olvidar....

1. El caótico bautizo de la princesa Ariane

Si hay un bautizo real que ha destacado, y no para bien, es el bautizo de la princesa Ariane de los Países Bajos. La hija pequeña de Guillermo Alejandro y Máxima recibió el agua sagrada en la iglesia de Kloosterkerk de La Haga bajo la atenta mirada de su familia paterna y materna. Aunque fue una ceremonia regia, el comportamiento de los más pequeños deslució el evento. Y es que durante el sagrado sacramento, las hermanas de la protagonista, Amalia y Alexia, y sus primos, se revolcaron por el suelo e incluso le llegaron a levantar la sotana al obispo. El comportamiento de los niños holandeses recuerda a la actitud que tuvo Froilán en el enlace matrimonial de Felipe y Letizia cuando le dio una patada a una de las damas de honor.

Este domingo, Mónaco tira la ‘casa por la ventana’ para celebrar el bautizo de los príncipes Jacques y Gabriella. Como viene siendo habitual entre las monarquías europeas, los bautizos de los herederos al trono se convierten en una gran celebración tanto para los miembros de la Familia Real como para su pueblo. Por ello, Alberto II ya ha pedido a los monegascos que salgana las calles del pequeño principado para demostrar su “alegría y felicidad por los nuevos príncipes”. Durante estos últimos años, el Gotha ha vivido los bautizos reales de la nueva generación de príncipes y princesas. Aunque la ceremonia y los festejos no dejan de ser muy similares, existen algunas diferencias entre los bautizos de las diferentes Casas Reales. Hoy en Vanitatis repasamos losbautizos reales: cinco para recordar y uno para olvidar.

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