Mark Zuckerberg compra las casas de sus vecinos para tener más intimidad

El fundador y CEO de la red social Facebook ha desembolsado 22 millones de euros para comprar a sus vecinos las cuatro casas adyacentes a la suya en la exclusiva urbanización de Edgewood Drive, en Palo Alto (California), según ha asegurado la cadena CNBC.

 

Paradójico o no, lo cierto es que Zuckerberg busca, a golpe de talón, proteger su intimidad después de conocer los planes de un promotor de adquirir una de esas cuatro propiedades y construir un gran edificio para venderlo con el reclamo de estar situado al lado de la residencia de uno de los hombres más ricos del mundo.

 

El multimillonario, de tan solo 29 años, “no planea construir un Taj Mahal en el terreno”, sino que se ha convertido en el propietario de las viviendas, en las que permanecerán viviendo sus actuales inquilinos, tal y como informa el San Jose Mercury News. Eso sí, deberán pagarle un alquiler a cambio de cederle sus jardines.

 

Zuckerberg vive actualmente con su esposa, la física Princilla Chan, en una casa de más de 500 metros cuadrados y que fue adquirida por 5 millones de euros, un cifra a la que ha podido hacer frente con una fortuna de más de 14 millones.

 

El creador de Facebook es el último de una serie de CEOs que han adquirido calles enteras para defender su intimidad. Ya lo hizo Marissa Mayer, de Yahoo, Larry Page, de Google, que compró cuatro propiedades adyacentes para construirse una casa de casi 2.000 metros cuadrados, o el fallecido Steve Jobs, de Apple.

 

Messi también compra la casa de al lado

 

Los vecinos del jugador del FC Barcelona han ocasionado tales quebraderos de cabeza al astro que finalmente ha optado por comprarles la casa y dejarles marchar.

 

El jugador azulgrana sufrió su propio Aquí no hay quien viva en su mansión de Castelldefels, donde Messi tiene una casa además de la de Pedralbes.

 

Los dueños de esta residencia tenían problemas serios para hacer frente a la elevada hipoteca que pesaba sobre ella. La primera opción de esta familia fue ofrecerle la casa al argentino y así liquidar sus gastos, pero éste no accedió empujándoles a alquilar sus habitaciones.

 

Esta drástica decisión llevó a serios problemas de convivencia, como la música hasta altas horas de la noche, y a una importante falta de intimidad, que obligó a Messi a elevar uno de los muros que separaban ambas viviendas, infringiendo así la normativa urbanística. Para evitar una demanda entre vecino, Messi decidió, tarde, comprar la casa de sus vecino y olvidarse, de esta forma, de los problemas.