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Cinco razones por las que dudamos del matrimonio de George Clooney
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SU RELACIÓN PERFECTA HACE AGUAS

Cinco razones por las que dudamos del matrimonio de George Clooney

El gran seductor de los tiempos modernos ve peligrar la inmaculada trayectoria que le llevó años construir. Su matrimonio, de solo unos meses de vida, está en duda

Foto: George Clooney y Amal Alamuddin en su boda veneciana (Gtres)
George Clooney y Amal Alamuddin en su boda veneciana (Gtres)

George Clooney apostó 100.000 dólares (empezó con 10.000 y fue subiendo) con Michelle Pfeiffer a que jamás se casaría. Nicole Kidman se sumó a la apuesta y puso otros 10.000 a que el atractivo actor sería padre al cumplir 40. Llegada la fecha, Kidman le envió un cheque como regalo de cumpleaños y un reto: doble o nada por otros diez años. Esto no es leyenda. Lo explicó en 2007 la propia Pfeiffer en el Friday Night with Jonathan Ross de la BBC. Los tres han perdido alguna de las apuestas. Clooney sí se casó, aunque pasados los 50 todavía no es padre. Y quizá no lo sea nunca con Amal Alamuddin, su flamante esposa.

Los rumores de quiebra en un matrimonio histórico comienzan a arreciar con fuerza a tan solo cuatro meses de la boda. Incluso se ha dado una cifra de lo que le costaría la separación al ganador de un Oscar por Syriana: 200 millones de dólares. Las desavenencias girarían en torno al propio carácter del actor, según publican InTouch y Life & Style, que podrían resumirse en que Clooney no tiene interés en ser padre, pretende continuar con su agitada vida hollywoodiense y ella muere de celos consumida por la distancia. Mientras Alamuddin ve nubarrones desde su despacho en Londres, él rueda bajo el solecito Los Ángeles. Quizá por eso lanzó una edulcorada homilía dedicada e ella desde el escenario de los Globos de Oro hace apenas una semana.

Sucede que esto es una sorpresa a medias. A no pocos le pareció algo impostado el enlace veneciano de Clooney y Alamuddin. Como si fuese la escena de un filme y no un verdadero enlace de enamorados. ¿Un actor norteamericano y una abogada libanesa casándose en la Ciudad de los Canales? Casi previsible. Ahora bien, sorprende que al evento acudiesen solo Bill Murray, Ellen Barkin, Emily Blunt, Matt Damon, Cindy Crawford y Bono de U2. También la directora del Vogue estadounidense, Anna Wintour. Un elenco en el que se echó en falta no solo a sus íntimas Pfeiffer y Kidman y a Ben Affleck –a quien ayudó a conseguir un aluvión de oscars produciéndole Argo– sino, sobre todo, al mejor amigo de Clooney en la industria, Brad Pitt. Tampoco entendemos muy bien qué pintaba en Venecia Lana del Rey. Al margen de la escenografía de la boda, conviene plantearnos por qué Alamuddin fue la escogida. ¿Existe alguna otra razón además del amor que la hiciese perfecta para los intereses de Clooney?

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Alamuddin es una prestigiosa abogada de origen libanés, formada en Oxford y cuya experiencia en derecho internacional, penal y sobre derechos humanos la llevó a representar incluso a Julian Assange, el fundador de Wikileaks y que EEUU pretende llevar a juicio. Hoy asesora al Gobierno griego en sus pretensiones de recuperar los mármoles del Partenón que atesora Gran Bretaña, y eso le encanta a Clooney, protagonista de The monuments men. Alamuddin, que ha trabajado para el bufete Nueva York Sullivan Cromwell y defendido a la exprimera ministra ucraniana Julia Tymoshenko y el antiguo jefe de inteligencia libio Abdullah al Senussi, se formó junto a Sonia Sotomayor, nombrada por Barack Obama juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos. Y aquí queríamos llegar. La perfección de Alamuddin como esposa tiene mucho que ver con las aspiraciones políticas del actor.

George Clooney, convencido demócrata y activista humanitario no solo es amigo personal de Barack Obama desde 2006 (uno era embajador de la ONU y el otro, senador por Illinois) sino que pretende llegar un día, tal vez, a ocupar su puesto. Así se expresaba en junio pasado un amigo del actor en el Daily Mail: “George tiene grandes ambiciones y aspira a entrar en la política de forma inminente. Quiere hacer más trabajo humanitario y espera unirse a la campaña electoral 2016 con los demócratas. Está dándole vueltas a cómo implicarse más y Amal a su lado le dará más credibilidad a la hora de postularse para un cargo”. Qué casualidad que Clooney halle el amor verdadero con alguien tan conveniente para sus aspiraciones políticas. Pero hay más.

En la larga lista de conquistas del gran seductor y hasta llegar a Amal Alamuddin, hay demasiados factores comunes. Diríase que Clooney ha estado siguiendo un patrón. Estas fueron las, suponemos, afortunadas: Kelly Preston, Talia Balsam, Kimberly Russell, Karen Duff, Celine Balitran, Krista Allen, Lisa Snowdon, Sarah Larson, Elisabetta Canalis y Stacey Keibler. Salvo Preston, irregular actriz que tras romper con Clooney se casó con John Travolta y comulgó con la Cienciología, todas las demás eran entre casi desconocidas o perfectamente anónimas hasta que él se fijó en ellas: actrices de tercera, camareras, bailarinas o modelos de catálogo. Coinciden también en su espectacular forma física (Keibler era incluso boxeadora) y que han sido silenciosas como solo el dinero puede asegurar. Ha llegado a especularse incluso que todas firmaron un contrato de confidencialidad para preservar la intimidad del actor. Traten de encontrar en las hemerotecas declaraciones de más de dos frases de cualquiera de ellas sobre el bueno de Clooney.

Finalmente queda un tema no menor. Durante años, han acompañado a George Clooney rumores acerca de una supuesta homosexualidad. Nada nuevo en Hollywood cuando se trata de un actor tan atractivo y tan evasivo al matrimonio. Se ha tratado de establecer por ello un paralelismo con el mítico Cary Grant, tanto por su talento y aire de galán eterno, como porque supo ocultar su homosexualidad toda la vida. Pero que Elisabetta Canalis dijese tras romper con Clooney que su relación era “de padre e hija” volvió a poner el foco sobre las verdaderas razones de tanto cambio de pareja. Él contestó meses después en las páginas de la revista Advocate: “No me importa si la gente cree que no soy heterosexual. No voy a hacer parecer que ser gay es algo malo. Mi vida privada es privada y soy muy feliz en ella. ¿A quién lastima si alguien piensa que soy gay? Estaré muerto y todavía habrá personas que dirán que soy gay”. En diciembre de 2013 hablaba para Esquire Magazine. Le mostraban un titular que rezaba “Clooney es gay-gay-gay”, a lo que contestó con una saludable dosis de sorna: “Soy gay-gay. El tercer 'gay' ya es ir demasiado lejos”.

Conocido el sentido del humor del único hombre (aparte de Christian Bale) que fue dos veces Batman, creemos que si llega alguna vez a leernos, le gustará que terminemos con una revelación que parece casi un chiste. George Clooney tiene un novio argentino. Así lo aseguró en directo el periodista porteño Chiche Gelblung para el programa Diario registrado: “George Clooney es gay y su casamiento con Amal Alamuddin en Venecia fue una ficción. Tiene un novio argentino que conozco bien, es arquitecto y decorador. Es el novio de Clooney hace años y no lo oculta a nadie”.

George Clooney apostó 100.000 dólares (empezó con 10.000 y fue subiendo) con Michelle Pfeiffer a que jamás se casaría. Nicole Kidman se sumó a la apuesta y puso otros 10.000 a que el atractivo actor sería padre al cumplir 40. Llegada la fecha, Kidman le envió un cheque como regalo de cumpleaños y un reto: doble o nada por otros diez años. Esto no es leyenda. Lo explicó en 2007 la propia Pfeiffer en el Friday Night with Jonathan Ross de la BBC. Los tres han perdido alguna de las apuestas. Clooney sí se casó, aunque pasados los 50 todavía no es padre. Y quizá no lo sea nunca con Amal Alamuddin, su flamante esposa.

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