Winona Ryder, el regreso de la musa de la 'generación X' tras el robo que la crucificó

Una madre neurótica ha acudido al rescate de Winona. El personaje de la esa mujer que busca incesantemente (y desquiciadamente) a su hijo en la serie 'Stranger Things' ha devuelto a la actualidad y ha dado nueva vida a la que una vez fuese la musa de la generación X, aquella franja juvenil que optó por deshacerse del idealismo de sus padres para abrazar el pasotismo más nihilista. Winona era la chica mimada de Hollywood hasta que en diciembre de 2001, unos guardias de seguridad la detenían en el centro comercial Saks Fith Avenue de Los Angeles. Al parecer, había robado prendas y accesorios por valor de unos 4.700 dólares.

La protagonista de 'Eduardo Manostijeras' no era ni la última ni la primera actriz que hurtaba, pero la 'crucifixión' fue mayor para ella y aquel incidente la hundió en la miseria profesional. La musa de Tim Burton se lo tomó con sano buen humor. Cuando un tal Billy Tsangres hizo una camiseta con su imagen y un eslogan que rezaba 'Free Winona', la propia estrella se la colocó para lucirla en la portada de la revista 'W' un año más tarde. En el reportaje, sin embargo, no decía una sola palabra acerca del robo, siguiendo las recomendaciones de sus abogados. "La atención mediática que recibí me avergonzó muchísimo. Prefería no decir ni una palabra al respecto. No publiqué un comunicado. No hice absolutamente nada. Simplemente esperé a que la gente lo olvidase", dijo en 2007, tras años de silencio sepulcral.

Había sido condenada a trabajos para la comunidad y tres años de libertad condicional, además de una cuantiosa indemnización. Ese mediático hecho, ocurrido hace ya quince años, pareció borrar de un plumazo todo el protagonismo que había tenido en la década de los 90, cuando fue novia de Johnny Depp y protagonizó películas como 'Drácula' (1992), 'La edad de la inocencia' (1993), 'Mujercitas' (1994) o 'Inocencia Interrumpida' (1999). Winona parecía estar en todos los planes de rodaje de un Hollywood que la requería continuamente. En la prensa rosa o ajena al cine, había sido noticia por el noviazgo que hizo que Depp se tatuase un rotundo 'Winona Forever' en su brazo, algo que tuvo que cambiar a 'Wino Forever' ('Borracho para siempre') una vez que la relación se fue al garete en 1993.

No fue el único noviazgo (aunque sí el más polémico) que la vinculó a la prensa rosa, ya que en esa década en la que reinó como actriz también salió con Dave Pirner, Matt Damon o Jay Kay, el líder de Jamiroquai. Desde 2011 sale con Scott Mackinlay Hahn. "Es muy especial. Lo que hace él, que es increíble, tiene que ver con la sustentabilidad y el ser ecológico. Su trabajo me hace sentir humilde", aseguraba hace poco en una entrevista, en la que también reconocía que el inicio de sus "treinta fue muy difícil. Pasé por muchas cosas por la que hubiera tenido que pasar pero posiblemente cuando era más joven. Sin embargo, pasé mis veintes trabajando sin parar. Hasta cuando tenía la edad adecuada para interpretar algunos papeles, la gente pensaba en mí como alguien más joven".

Ahora, con 44 años, nuevamente feliz con su chico y con un éxito bajo el brazo gracias a la serie de Netflix, Winona Ryder ha reaparecido por la puerta grande, recuperando parte de ese brillo de antaño, algo que demuestra la cantidad de montajes y fotografías que han subido a las redes sociales sus admiradores más acérrimos. Y es que hasta el mismísimo Depp se volvería a tatuar su nombre si viese el fervor con el que la han recibido aquellos que siempre la tuvieron como un icono pop; uno de esos capaces de reinventarse y salir airosos del fango.

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