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'Beckileaks': los emails sobre Unicef y la casa real que ponen en jaque a Beckham
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SE DEMUESTRA QUE USÓ UNICEF PARA SU BENEFICIO

'Beckileaks': los emails sobre Unicef y la casa real que ponen en jaque a Beckham

Una filtración de correos electrónicos retratan a un jugador obsesionado con ser Caballero. Para ello, no solo ha 'peloteado' a la reina Isabel II, sino que también ha lavado su imagen a través de actos solidarios ficticios y otros hechos a 'mala gana'

Foto: David Beckham en un fotomontaje realizado en Vanitatis
David Beckham en un fotomontaje realizado en Vanitatis

Unos simples correos electrónicos podrían desestabilizar el imperio que David Beckham ha levantado más allá de su carrera como futbolista y, de paso, echar por tierra todo el trabajo realizado para convertirse en un ciudadano ejemplar preocupado por los más desfavorecidos. Con una fortuna estimada en unos 500 millones de libras, el exjugador tenía unas aspiraciones que iban más allá de las económicas y pasaban por conseguir la condecoración de Caballero de la Orden del Imperio Británico, que otorga la reina Isabel II a los miembros más destacados de la sociedad británica.

Foto: Montaje realizado por Vanitatis

Beckham quería ser parte de este exclusivo club, por lo que ideó supuestamente un entramado de marketing centrado en publicitar de cara a la galería su faceta más altruista para ganarse el favor de la soberana, a la que también 'engatusó' a través de mensajes publicados en su perfil personal de Instagram alabando su figura institucional y su fortaleza personal. Pero esto es tan solo la punta del iceberg porque, profundizando más en el caso, conocido ya como el 'Beckileaks' en la prensa británica, se desvirtúa la imagen pública que el futbolista se ha creado a consecuencia de la filtración de una serie de correos en los que se desvelan sus tretas para conseguir ser Caballero. Algo que, pese a sus intentos, nunca ha conseguido por un supuesto caso de evasión de impuestos.

El escándalo que está sacudiendo los cimientos del imperio de Beckham comenzó el pasado viernes, cuando 'Football Leaks', medio especializado en publicar material sensible sobre futbolistas, filtraba a varios medios conversaciones vía email del jugador británico con su mánager, David Gardner, y su amigo experto en relaciones públicas, Simon Oliveira. En estos correos, se dibuja una imagen fría y calculadora de Beckham, obsesionado con conseguir dicha condecoración por encima de cualquier cosa y dispuesto a utilizar los proyectos sociales de Unicef en su propio beneficio para conseguir sus propósitos.

Aunque la amenaza de esta filtración pesa sobre muchos otros jugadores, el primero en ser 'vendido' públicamente ha sido Beckham, especialmente por la correspondencia que mantuvo durante el año 2014, cuando estaba haciendo campaña para ser bien visto por Isabel II y recibió una negativa por parte de los asesores de la reina, a los que considera “unos gilipollas desagradecidos”.

Son una panda de cabrones. No esperaba menos. ¿Quién decide sobre los títulos? Es una vergüenza ser honrado, si fuera americano tendría algo así desde hace diez años”, entra en cólera el jugador tras ser informado sobre la negativa a ostentar al título de Caballero. Más duro se mostró con Katherine Jenkins, la cantante que le 'robó' dicho honor ese año por, según él, “admitir que tomaba coca. Vaya puto chiste”, comentaba el futbolista a su relaciones públicas para acordar las palabras que debía pronunciar ante la prensa si fuese preguntado al respecto.

El siguiente paso del equipo de Beckham para su ascenso social de plebeyo con talento a Sir fue aprovechar su cercanía a la agencia de Naciones Unidas Unicef para lavar su imagen pública: “Lo único que hemos hecho es inventar acciones benéficas para que él quede bien”, explica su relaciones públicas en otro email, que también ha sido filtrado, y en el que se explica el hastío que siente Beckham ante este tipo de actos altruistas. De hecho, tanto le molestaba acercar su imagen a los más desfavorecidos que no recibió del todo bien la propuesta de Oliveira de donar un millón de dólares a una cena benéfica a Shangái para parecer más generoso: “No quiero poner mi dinero personal en esta causa (…). Este puto dinero es mío”, respondió tajante.

Pero no solo esto ha escandalizado a la opinión pública. Más está crispando los ambientes el hecho de que el jugador tratase de cargar los gastos de sus vuelos a Asia a Unicef, al entender que acudir a un acto solidario no forma parte de su actividad privada, por lo que ese desembolso -de 7.700 euros- debía ser pagado por la organización. No solo el transporte, también el alojamiento que, por supuesto, no fue austero. Abandonó un hotel de cinco estrellas para ocupar un resort de lujo en la misma región de Camboya y, claro está, la factura se la pasó a la agencia de la ONU.

Y, ante todas estas revelaciones, ¿cuál ha sido la postura de Beckham? Normalidad. Ha colgado un escrito en su página web en el que subraya el montante que ha logrado recaudar para causas sociales -cerca de 4 millones de libras- y justifica sus duras palabras hacia la casa real británica por haberse realizado en el ámbito privado y en un momento de 'calentón'.

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Unos simples correos electrónicos podrían desestabilizar el imperio que David Beckham ha levantado más allá de su carrera como futbolista y, de paso, echar por tierra todo el trabajo realizado para convertirse en un ciudadano ejemplar preocupado por los más desfavorecidos. Con una fortuna estimada en unos 500 millones de libras, el exjugador tenía unas aspiraciones que iban más allá de las económicas y pasaban por conseguir la condecoración de Caballero de la Orden del Imperio Británico, que otorga la reina Isabel II a los miembros más destacados de la sociedad británica.

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