Es noticia
Porno del 'blando'
  1. Televisión

Porno del 'blando'

A Kevin Smith hay que agradecerle, sobre todo, el haber conseguido elaborar comedias disparatadas e irreverentes en un Hollywood apolillado, más si cabe en este género.

A Kevin Smith hay que agradecerle, sobre todo, el haber conseguido elaborar comedias disparatadas e irreverentes en un Hollywood apolillado, más si cabe en este género. Clerks (1994) fue todo un descubrimiento. Con tan sólo 27.000 dólares de presupuesto, Smith consiguió fabricar un film ágil, deslenguado, soez y disparatado que triunfó más allá de los circuitos independientes.

Su salto a la industria cinematográfica propiamente dicha no le apartó de esa atractiva insolencia tan característica. Persiguiendo a Amy (1997) y Clerks II (2006) son sólo algunos ejemplos de ese cine insurrecto, profano y libertino que solía hacer.

Sin embargo, no queda ya nada de ese Kevin Smith en ¿Hacemos una porno? Lo más irreverente y fresco de toda la cinta es el título de la misma. Es cierto, no obstante, que el film alberga diálogos de gran altura. Los menos. También aparecen, con un papel demasiado subsidiario, esa colección de freaks a los que el cine de Smith siempre ha rendido tributo. Y, aun con todo, cuesta reconocer en el metraje al director.

La cinta arranca bien: un grupo de inadaptados se propone hacer una porno que les saque de la miseria. Pero termina mal, recurriendo a un romanticismo sensiblero y cursi impropio de Smith, cercano al de cintas como las que suele protagonizar Jennifer Aniston y lejos de lo último de Judd Apatow, Lío embarazoso, donde la mezcla de comedia romántica y gamberra se solventaba con mejores resultados.

LO MEJOR: la parodia pornográfica de La guerra de las galaxias, de la que Smith siempre se ha confesado fan.

LO PEOR: el exceso incomprensible de cursilería y la ausencia, aún más incomprensible, de insolencia y descaro.

'¿Hacemos una porno?', foto a foto | Trailer

 

A Kevin Smith hay que agradecerle, sobre todo, el haber conseguido elaborar comedias disparatadas e irreverentes en un Hollywood apolillado, más si cabe en este género. Clerks (1994) fue todo un descubrimiento. Con tan sólo 27.000 dólares de presupuesto, Smith consiguió fabricar un film ágil, deslenguado, soez y disparatado que triunfó más allá de los circuitos independientes.