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De 'La mula' a 'Manolete': las películas malditas del cine español que no llegaron a los cines
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De 'La mula' a 'Manolete': las películas malditas del cine español que no llegaron a los cines

La mula, basada en una novela de Juan Eslava Galán sobre la Guerra Civil, es la historia de una película que nunca existió. Un proyecto cegado

La mula, basada en una novela de Juan Eslava Galán sobre la Guerra Civil, es la historia de una película que nunca existió. Un proyecto cegado por la mala fortuna, que ya forma parte por méritos propios de la triste cronología de las películas malditas del séptimo arte español, como Manolete o El hombre que mató a Don Quijote.  La Mula, coproducción hispano-británica, está de actualidad, ya que su productora Gheko Films ha interpuesto una querella criminal por “prevaricación, cohecho y tráfico de influencias” contra doce personas por "imposibilitar su estreno", en palabras de su bufete de abogados. Entre ellas, se encuentran el propio director del film, Michael Radford, que abandonó el rodaje a tan sólo cuatro días de su finalización, e Ignaci Guardans, ex director del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA).

La productora, propiedad de Alejandra Frade (hija de José Frade), ha expresado que fueron presionados para firmar unos contratos de venta de los derechos internacionales de la película, de los que era depositaria en un porcentaje del 60%, por valor de una “miserable” libra, y que tan sólo quieren conseguir con esta medida judicial “que se haga justicia, que se catalogue la película y que se pueda estrenar en el menor tiempo posible”. Los problemas de financiación, los malentendidos entre los tres productores -de España, Reino Unido e Irlanda- y la cesión de derechos de emisión son la tónica constante en esta batalla cinematográfica llevada, “en un extremo de desesperación”, a los tribunales. Quizá nunca la veamos en los cines. Pero hay más ejemplos de películas nunca estrenadas.

Manolete, caso flagrante

Caso flagrante es el de Manolete, protagonizada por Adrien Broody y Penélope Cruz, que también ha vivido un viacrucis similar para encontrar salida en el mercado español. Andrés Vicente Gómez, su productor, ha afirmado a Vanitatis que la que pretendía ser una biografía cinematográfica de la azarosa vida del torero más universal de todos los tiempos ha tenido una nula acogida entre el público y la crítica en Canadá, Francia, Holanda o Italia, países en los que se ha estrenado. Especialmente en el país galo, donde se ha catalogado como “mera propaganda taurina”. Según el periódico La Provence, “Penélope sobreactúa a la latina calentorra”.

“Yo pienso que la película es muy digna, a pesar de las críticas. La gente de TVE la ha visto y están encantados con ella”, afirma Vicente Gómez, que está obligado a estrenar en España la cinta si no quiere perder subvenciones o los derechos de emisión y antena que ostenta la televisión pública. “No tengo problema legal para la explotación de la cinta y la voy a estrenar en España en un plazo máximo de un año”, dice Andrés Vicente Gómez. Hay dos versiones sobre lo que ha pasado. La suya, que afirma que el retraso se debe sobre todo a problemas de posproducción, ya que ha habido que digitalizar los toros. Y la otra, que indica que el presupuesto se disparó hasta el doble de lo planificado y la productora debe dinero a todo el mundo. Sin duda, la película será un fiasco en lo económico al margen de si se acaba estrenando o no.

Trágicas fueron también las circunstancias en las que se desarrolló la grabación de El hombre que mató a Don Quijote, de Terry Gilliam, en las Bárdenas, Navarra. Tras las complicadas negociaciones para conseguir inversión privada de capital en el proyecto en el que iban a participar los actores Johnny Deep (Sancho Panza) y Vanessa Paradis (Dulcinea), llegó la doble hernia discal de Jean Rochefort, su actor principal, las tormentas de arena que se llevaron por delante los decorados… hasta que su director, cansado de tanto infortunio, decidió poner punto y final a su sueño a los seis días de empezar el rodaje. Un material en principio desechable, pero que sirvió para la grabación de un documental llamado Lost in la Mancha sobre el film que nunca existió: la fórmula para rentabilizar todo el esfuerzo económico invertido.

Por su parte, El capitán Trueno y el Santo Grial ha logrado salvar los escollos a los que se ha enfrentado desde su alumbramiento. Primero, Juanma Bajo Ulloa iba a estar al frente de la dirección, luego Daniel Calparsoro, aunque parece que Antonio Hernández ha sido el único capaz de poder conseguir que la película sea un hecho junto a Sergio Peris Mencheta y Natasha Yarovenko. Elsa Pataky y Álex González, los llamados a ser sus protagonistas principales, también abandonaron el proyecto a lo largo y ancho de cuatro años de idas y venidas. Por cierto, algunos esperan todavía el estreno de El Código Aparinci, con guión de Antonio Ozores y Andrés Pajares y Esteso como cabezas de cartel. Se hizo hasta una página web de la película. Ya no se volvió a saber nada más.

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La mula, basada en una novela de Juan Eslava Galán sobre la Guerra Civil, es la historia de una película que nunca existió. Un proyecto cegado por la mala fortuna, que ya forma parte por méritos propios de la triste cronología de las películas malditas del séptimo arte español, como Manolete o El hombre que mató a Don Quijote.  La Mula, coproducción hispano-británica, está de actualidad, ya que su productora Gheko Films ha interpuesto una querella criminal por “prevaricación, cohecho y tráfico de influencias” contra doce personas por "imposibilitar su estreno", en palabras de su bufete de abogados. Entre ellas, se encuentran el propio director del film, Michael Radford, que abandonó el rodaje a tan sólo cuatro días de su finalización, e Ignaci Guardans, ex director del Instituto de Cinematografía y Artes Audiovisuales (ICAA).

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