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La segunda edición de 'MasterChef': ¿talent culinario o reality show?
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La segunda edición de 'MasterChef': ¿talent culinario o reality show?

La semana pasada el exitoso programa de Televisión Española fue el blanco de las críticas de los espectadores que consideraban que tras la pelea de Gonzalo y Marina se había perdido la esencia de talent culinario y el programa se había convertido en una

La semana pasada el exitoso programa de Televisión Española fue el blanco de las críticas de los espectadores. Los seguidores de MasterChef se quejaban en las redes sociales de que en esta segunda edición se había perdido la esencia de talent culinario y se había convertido en una especie de Sálvame entre fogones. El origen de las quejas fue el enfrentamiento protagonizado entre dos de los aspirantes, Gonzalo y Marina. "Tu que vas diciendo mentiras sobre mí, que mi madre no está enferma y me lo estoy inventando, diciendo que no se me ha muerto un familiar. Guapa, cállate que bastante tenemos ya", recriminó el profesor de yoga a la mallorquina ante las caras de asombro del jurado y la presentadora Eva González. No contento con eso, Gonzalo terminó su discurso con un “petarda”. Un comentario totalmente fuera del lugar y que se aleja de la verdadera temática del programa. A las críticas por los enfrentamientos se suman las de los que opinan que este año el nivel de los aspirantes está muy por debajo del de los concursantes de la primera edición.

Este miércoles, el programa volvía al prime time de La 1 con nuevos retos culinarios esperando a ser superados. En el primero de ellos los aspirantes debían trabajar por parejas e ir relevándose en intervalos de 6 minutos para cocinar el mismo plato. Por si no fuera esa poca presión, la pareja que peor realizará el guiso iría directamente a la prueba de eliminación. Casualidades de la vida, a Gonzalo y a Marina les tocó cocinar juntos. El espectáculo se podía prever desde el minuto en el que ambos conocieron el nombre de su pareja. Sin embargo, para alivio de algunos espectadores, la prueba sirvió para que ambos participantes limasen asperezas, un gesto aplaudido por el jurado. "Nosotros somos como Pimpinela: una relación de amor-odio", apuntó Gonzalo tras firmar la tregua entre ellos con un beso.


Lorena y Celia fueron las que finalmente se vistieron con los delantales negros tras haber realizado el peor magret de pato. Al principio la vegana y la DJ se alegraron de trabajar juntas, pero Lorena pronto se percató de que Celia estaba “más perdida que un pingüino en un desierto”. Al no comer ningún tipo de alimento de procedencia animal, Celia desconoce por completo muchas de los alimentos y de las técnicas empleadas para cocinar, por lo que se llevó la reprimenda de Jordi Cruz: "Un cocinero puede no conocer un producto pero con un poco de actitud resolver la situación bien". Como castigo, ambas deberían liderar los equipos de la siguiente prueba.

La pareja mejor coordinada fue la formada por Cristóbal y Emil. ‘El máster’ y ‘el ruiseñor’ de MasterChef obtuvieron el pase directo al próximo programa. Un regalo que no gustó tanto al catalán ya que él prefería cocinar y demostrar su talento. Pero al final, Emil se salió con la suya. Mateo, lesionado por un corte en el dedo no podía cocinar en la prueba por equipos por lo que el catalán salió al rescate del equipo azul. Por su actitud, entrega y resultados, Emil se reafirma como uno de los mayores talentos de la edición.

Todo lo contrario que Lorena. La malagueña no fue capaz de capitanear a su equipo como es debido y fue la peor en todas las pruebas cometiendo fallos muy grandes. El jurado le aviso: "en MasterChef dos o tres errores consecutivos te llevan a la calle". Y así fue. Tras una prueba de eliminación en la que los aspirantes tuvieron el honor de recibir la visita del chef Andrea Tumbarello, Lorena tuvo que colgar el delantal porque MasterChef terminaba para ella.

Durante esta gala, las aguas del programa parece que han vuelto a su cauce. No más espectáculos bochornosos por el momento y los temas culinarios primando por encima de lo demás. Un alivio para la mayoría de los espectadores de MasterChef, que ya se empezaban a temer que el chef invitado del próximo programa fuera Isabel Pantoja para enseñar a los aspirantes la receta del famoso ‘pollo a la Pantoja’.

La semana pasada el exitoso programa de Televisión Española fue el blanco de las críticas de los espectadores. Los seguidores de MasterChef se quejaban en las redes sociales de que en esta segunda edición se había perdido la esencia de talent culinario y se había convertido en una especie de Sálvame entre fogones. El origen de las quejas fue el enfrentamiento protagonizado entre dos de los aspirantes, Gonzalo y Marina. "Tu que vas diciendo mentiras sobre mí, que mi madre no está enferma y me lo estoy inventando, diciendo que no se me ha muerto un familiar. Guapa, cállate que bastante tenemos ya", recriminó el profesor de yoga a la mallorquina ante las caras de asombro del jurado y la presentadora Eva González. No contento con eso, Gonzalo terminó su discurso con un “petarda”. Un comentario totalmente fuera del lugar y que se aleja de la verdadera temática del programa. A las críticas por los enfrentamientos se suman las de los que opinan que este año el nivel de los aspirantes está muy por debajo del de los concursantes de la primera edición.

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