Las redes sociales, arma de doble filo para los famosos

Las redes sociales, como bien matizó la presentadora Mariló Montero hace unas semanas en El Hormigero 3.0, son “una herramienta muy útil, que sirve para muchas cosas buenas, pero con la que hay que tener cuidado porque la crítica y el insulto son delito”. Son eficaces para acceder a la inmediatez de la información, como escaparate para darse a conocer, y sintomáticas de libertad de expresión. No obstante, en la mayoría de las ocasiones esa libertad de expresión se enmaraña y confunde, provocando mensajes cargados de insultos -e incluso amenazas- contra personajes del mundo de la televisión, el cine y el espectáculo en general.

El último caso es el de Casillas. Hace unos días, el futbolista publicó una imagen con su bebé Martín y su chica Sara Carbonero de vacaciones. Como ya anunció Vanitatis, un cibernauta instó a Casillas a que lanzara a su hijo al agua, para ver si flotaba. Éste, enfadado y colérico, respondió tildando de “hijo de la gran puta” al internauta.

Las medidas de protección al famoso son cada vez más férreas y se pergeñan ya leyes con un amparo más riguroso. Así lo ha hecho saber el Ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, que insiste en “poner coto y quitar a esos indeseables de las redes”. También Soraya Sáenz de Santamaría ha llamado a la tranquilidad y al orden de los sufridores.

Puestos en contacto con la presentadora Eva Hache, nos confirma que no quiere hablar del tema que la preocupó en su día. Un perturbado en Twitter la amenazó de muerte: “Un día voy al teatro y te apuñalo”, le espetó. Ella se muestra tajante: “Ya es pasado. No quiero darle más vueltas. Al final queda como que las redes son muy malas, y no es así. Hablemos de lo bueno también”, expresa Hache, dispuesta a no levantar más polvareda. La colaboradora Mila Ximénez se enfrenta a la causa con ahínco haciendo capturas de pantalla de los insultos y contratando a abogados para que den con la pista. “Borracha”, “lesbiana”, “drogadicta” y “mala madre”, son algunas de las acusaciones que ha tenido que soportar Ximénez.

“Roja, facha, vendida, entregada al poder, puta, hija de la grandísima puta, cállate zorra, no tienes ni puta idea de hacer entrevistas, en una esquina serías mucho más eficiente, cerda, deberían degollarte las tropas moras deFranco, solicito permiso para meterte en un campo de concentración en el ala de violadores inmigrantes”. La periodista Ana Pastor ha sido diana de ataques desmedidos y ha hecho pública su denuncia de que no se abordan todos los casos con la misma premura.

Los hay que no se detienen en el mero acoso virtual. Kiko Hernández, por ejemplo, ha vivido en sus carnes el acoso físico, soportando hasta seguimiento por parte de una persona que le hace saber que lo odia y le desea la muerte. En resumidas cuentas, la lucha al unísono de los famosos está consiguiendo abarcar el terreno virtual y ponerle nombre y apellidos a pseudónimos. Es complicado diferenciar dónde está la frontera entre la libertad de expresión y el acto de incurrir en un delito. Bien es cierto que los famosos se lucran y publicitan a través de esas redes sociales que a veces son armas de doble filo.