Es noticia
Menú
Estella, una parada en el Camino
  1. Estilo
VIAJE

Estella, una parada en el Camino

En una zona de contacto entre la montaña y la ribera, a medio camino entre Pamplona y Logroño, se encuentra Estella, ciudad románica nacida al calor

Foto: Estella, una parada en el Camino
Estella, una parada en el Camino

En una zona de contacto entre la montaña y la ribera, a medio camino entre Pamplona y Logroño, se encuentra Estella, ciudad románica nacida al calor del Camino de Santiago, que sorprende por su belleza y animada actividad comercial.

Conocida como “Estella la bella” en el siglo XV, en la actualidad sigue haciendo honor a ese nombre. Palacios, casas señoriales, iglesias, fortalezas medievales, puentes y hermosos edificios convierten a esta pequeña ciudad de tan sólo 13.000 habitantes en un lugar que el visitante recordará durante mucho tiempo.

Fundada en el año 1090 por el rey Sancho Ramírez, la influencia del Camino de Santiago y de la judería se deja sentir por toda la ciudad, que vivió su máximo esplendor en los siglos XII y XIII. De esta época es el Palacio de los Reyes de Navarra, uno de los pocos restos de arquitectura no religiosa de esta época que quedan en España. El palacio, reconvertido en museo, se ubica en la plaza San Martín, donde se puede beber de la Fuente de los Chorros, del siglo XVI, antes de continuar su visita.

Callejear tranquilamente por Estella es un ejercicio recomendado que permite descubrir bellos palacetes y casonas, como el palacio de los Eguía (XVI), la mansión señorial de los Ruiz de Alda, el palacio del Gobernador o los viejos arcos góticos que daban entrada a tiendas y hospederías jacobeas. El puente de San Martín, el puente de la Cárcel y la puerta medieval de Castilla son ejemplos magníficos de arquitectura civil de la ciudad. Pero si quiere disfrutar del contacto con las amables gentes de la ciudad, no debe omitir la visita a la plaza de los Fueros, rodeada de hermosos edificios y lugar de reunión predilecto por los estelleses. La otra gran plaza es la de Santiago, donde los jueves por la mañana se celebra el famoso mercado.

Entre los edificios religiosos, destacan las ruinas de la iglesia medieval de San Pedro de Lizarra y la iglesia de San Pedro de la Rúa, de estilo románico tardío, con portada del siglo XIII y claustro del XII. La patrona de la ciudad, la Virgen del Puy, tiene un lugar privilegiado en la basílica que lleva su nombre. A partir de un elemento simbólico -la planta en forma de estrella-, el efecto difusor de la luz y las impresionantes piezas escultóricas hacen que la visita a la basílica sea obligatoria.

Para aquellos que deseen un paseo más relajante, el parque de Los Llanos, circundado por el río Ega, es un espacio de inmensa belleza y verdor donde se puede disfrutar del ‘Agua Salada’, una piscina natural con propiedades medicinales situada en una de las orillas del río. Sin embargo, si hay un lugar que enamore a los que gustan de senderos y parajes ese es el Parque Natural de Urbasa, a pocos kilómetros del núcleo urbano, en el que se encuentra el impresionante nacimiento del río Urederra, nombre vasco que se refiere a la belleza de las aguas que de allí brotan.

Pero si lo que nos ha traído a tierras navarras es la popularidad de su gastronomía, Estella no nos va a defraudar. El ilustre peregrino Aymeric Picaud, autor del conocido Codex Calixtinus, decía allá por el siglo XI que “Estella es ciudad de buen pan, excelente vino, mucha carne y pescado y toda clase de felicidad". Las carnes, las conchas del camino, las ‘alpargatas’ (pastel de hojaldre), las rocas de Puy, los quesos de tipo Idiazábal y el vino de las bodegas cercanas harán las delicias del ‘gourmet’ más exigente.

En una zona de contacto entre la montaña y la ribera, a medio camino entre Pamplona y Logroño, se encuentra Estella, ciudad románica nacida al calor del Camino de Santiago, que sorprende por su belleza y animada actividad comercial.