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El ‘Castillo del Parque’ vuelve a reinar en Nueva York
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El ‘Castillo del Parque’ vuelve a reinar en Nueva York

El pasado sábado Ruthann Picerno fue una persona feliz. Esta mujer procedente del estado de Nueva Jersey pudo ser la primera clienta en cruzar el umbral

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El ‘Castillo del Parque’ vuelve a reinar en Nueva York

El pasado sábado Ruthann Picerno fue una persona feliz. Esta mujer procedente del estado de Nueva Jersey pudo ser la primera clienta en cruzar el umbral de la recepción del Hotel Plaza de Nueva York tras una reforma que ha costado 400 millones de dólares. “Llevaba soñando con este momento desde que tenía 17 años”, repetía con emoción nada contenida. El cierre del ‘Castillo del Parque’ (como se le conoce popularmente en la Gran Manzana) en 2005 dejó a mucha gente “machacada”, entre ellas a la propia Picerno, y se esperaba con ansias la apertura.

La reapertura del Plaza, que cuenta ahora con 282 habitaciones, ha llegado después de una polémica que ha agitado las páginas de la sección local de los diarios neoyorquinos en los últimos años. Cuando el antiguo Plaza echó el cerrojo, sus propietarios –el grupo israelí Elad– consideraron la posibilidad de convertir todo el inmueble en un edificio de viviendas, pero la oposición frontal de los sindicatos de los trabajadores del hotel y de los conservacionistas del patrimonio bloqueó la operación.

Finalmente, las negociaciones con el alcalde Michael Bloomberg dieron como resultado lo que ahora se puede ver: 523 habitaciones menos que en el antiguo hotel –en el que había 805– y espacio para 181 apartamentos de lujo, de los cuales se han vendido una ínfima parte. El hotel, que perteneció entre otros a Donald Trump y Conrad Hilton, vuelve a la vida con unas dimensiones más ajustadas a la realidad pero también más elegante que nunca.

El Plaza sigue siendo refugio del lujo y el refinamiento en Nueva York. Tras la reforma, sus cuartos siguen estando decorados con un estilo sobrio y formal en el que tienen cabida elementos ornamentales de corte clásico como lámparas de araña o candelabros junto a detalles ostentosos, como la grifería de oro o los artículos de aseo, diseñados expresamente por la perfumería londinense Miller Harris. Cada detalle está cuidado al máximo. Así, el servicio de mayordomos, que cuenta con un empleado por planta, se encarga de satisfacer las necesidades de los clientes a cualquier hora del día o de la noche y los equipos de limpieza dejan los cuartos a punto dos veces cada jornada.

Como no podía ser de otro modo, las suites representan la sublimación de ese refinamiento añejo que hoteles como el Plaza quieren mantener a toda costa en esta época de hoteles boutique. Nueve opciones que varían en tamaño y número de habitaciones componen esta tipología, que van desde el confort de la Rose Suite con sus 190 metros cuadrados hasta la Royal Plaza Suite, que cuenta con vistas a la Quinta Avenida y tres habitaciones en un área privada del hotel.

El huésped del Plaza también puede maximizar el disfrute de su experiencia en alguno de los restaurantes del hotel. El Palm Court, diseñado imitando al jardín de invierno del Carlton de Londres, ha abierto sus puertas a la vez que el hotel y vuelve a reunir bajo su vidriera a una animada clientela. Para disfrutar del Oak Bar habrá que esperar hasta la próxima primavera. La inauguración de este sábado fue un tanto desabrida, pero el próximo 10 de mayo el bar y otros elementos del hotel estarán ya a pleno rendimiento. También en esa fecha dará su pistoletazo de salida la galería comercial, con tiendas de las principales marcas y de alimentos delicatessen.

Abierto en 1907, el Plaza recibió durante décadas a la jet, la bohemia y la intelectualidad como si estuvieran en su propia casa, de The Beatles a Frank Lloyd Wright pasando por Marilyn Monroe. Aquí se casó la hija de Richard Nixon, se rodaron escenas de Descalzos en el parque o Con la muerte en los talones... Con su reapertura es posible otra vez vivir en carne propia la historia de la ciudad y pasar a formar parte de ella.

El pasado sábado Ruthann Picerno fue una persona feliz. Esta mujer procedente del estado de Nueva Jersey pudo ser la primera clienta en cruzar el umbral de la recepción del Hotel Plaza de Nueva York tras una reforma que ha costado 400 millones de dólares. “Llevaba soñando con este momento desde que tenía 17 años”, repetía con emoción nada contenida. El cierre del ‘Castillo del Parque’ (como se le conoce popularmente en la Gran Manzana) en 2005 dejó a mucha gente “machacada”, entre ellas a la propia Picerno, y se esperaba con ansias la apertura.