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Misticismo, cultura y religión en Israel
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VIAJE

Misticismo, cultura y religión en Israel

Conocer Tierra Santa es una experiencia incomparable con ninguna otra. Israel permite visitar multitud de lugares religiosos e importantes yacimientos arqueológicos de los que todos tenemos

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Misticismo, cultura y religión en Israel

Conocer Tierra Santa es una experiencia incomparable con ninguna otra. Israel permite visitar multitud de lugares religiosos e importantes yacimientos arqueológicos de los que todos tenemos constancia antes de ir, pero que dejan una huella imborrable en el turista que se sumerge en su historia.

A pesar de ser un país pequeño, que puede conocerse de cabo a rabo en un viaje de diez días, tiene mucha riqueza histórica, religiosa, cultural y natural que merece la pena no dejar de ver. Al estar situado en un enclave mediterráneo, el clima invita a disfrutar de los paseos al aire libre, promueve la relación del turista con sus gentes y anima a no quedarse ni un segundo en el hotel.

En Israel amanece muy temprano por lo que, desde primera hora, la vida en la calle da colorido a este paraíso para los sentidos y anima a disfrutar de todo lo que nos rodea. Anochece pronto, así que si queremos conocer la noche del país, es mejor hacerlo en el norte o en Tel Aviv. Jerusalén duerme ya a última hora de la tarde. Si tiene pensado visitar Israel este verano, intente evitar el Ramadán ya que no podrá visitar monumentos como la Cúpula de la Roca.

Comienza el viaje

Tel Aviv merece la visita de un día para ver lo moderno de Israel y compararlo después con lo que nos deparará el resto de los días, pero el centro de la vida está en Jerusalén, cuyo sector occidental es la capital. La ciudad antigua está dividida en cuatro partes donde conviven judíos, cristianos, musulmanes y armenios. Debido a los conflictos que vive el país, cientos de soldados custodian el casco viejo aunque no suelen producirse altercados.

Si el visitante necesita acudir a su embajada deberá trasladarse a Tel Aviv. Esto no supone ningún problema: la red de autobuses funciona con normalidad y en menos de una hora se puede hacer este recorrido, siempre que no sea Shabat (el día festivo de los judíos comienza con la caída del sol el viernes por la tarde y concluye al anochecer del sábado. Durante este tiempo, las oficinas, los comercios y la mayor parte de los transportes echan el cierre).

Los enlaces entre estas dos ciudades y el resto de poblaciones y enclaves de interés se hacen muy cómodamente en este medio de transporte, que nos permite hacer un agradable recorrido divisando paisajes muy diferentes y campamentos beduinos donde los camellos descansan a la sombra de jaimas y chozas. También sería ideal parar en al algún kibutz. La readaptación económica de sus gentes está provocando que estas pequeñas poblaciones rurales, en las que la propiedad es comunal y todas las decisiones son patrimonio de la colectividad, cada vez sean menos.

Historia rodeada de Historia

Al norte, junto al Mar de Galilea o Lago de Tiberiades, están las ruinas de la antigua aldea de pescadores de Cafarnaúm, donde vivieron Jesús y varios de los Apóstoles. En el límite con Líbano y el Mediterráneo se encuentran las grutas de Rosh Hanikrá. Una maravilla natural producto del impacto del mar contra las rocas, que fue utilizada después por los británicos con fines bélicos. Unos kilómetros más al sur podemos visitar Haifa, centro urbano de la zona norte, tercera ciudad más grande del país y puerta de entrada marítima para la mayoría de los inmigrantes judios a Israel.

Siguiendo la Via Maris romana a lo largo de la costa de Israel están los antiguos puertos y los magníficos restos de las épocas romanas de Cesarea, así como las monumentales estructuras de Acre, construidas por los cruzados. Más al sur, en el Golfo de Eilat (Mar Rojo) se encuentra uno de los más espectaculares centros de buceo del mundo.

En el centro del país, no hay que dejar de visitar Belén y la iglesia de la Natividad que alberga la gruta del nacimiento y Nazareth, centro de peregrinación cristiana.

Al este, el río Jordán y el Mar Muerto separan Israel de Jordania. Darse un baño en las cálidas aguas de este mar tranladan al bañista a un mundo impensable hasta probarlo. La sal de sus aguas teletransporta nuestra mente mientras nuestro cuerpo flota en su superficie.

A 400 metros por debajo del nivel del mar, es el punto más bajo del planeta y cuenta con legendarias fuentes termales, ricas en minerales, y su famoso barro negro con propiedades terapéuticas.

Si, además, quiere multiplicar sus efectos beneficiosos, puede acercarse a alguno de los balnearios que están ubicados en el sur de este mar.

Al sur del país, la tierra de los faraones. Egipto. Aquí comenzaría otro gran viaje. Nuevas culturas y más Historia.

Conocer Tierra Santa es una experiencia incomparable con ninguna otra. Israel permite visitar multitud de lugares religiosos e importantes yacimientos arqueológicos de los que todos tenemos constancia antes de ir, pero que dejan una huella imborrable en el turista que se sumerge en su historia.