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Un palacio vienés para sentirse como un rey
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HOTEL

Un palacio vienés para sentirse como un rey

Corría la década de los años 40 del siglo XIX cuando el duque Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha decidió construir sobre los restos del Braunbastei vienés (un muro

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Un palacio vienés para sentirse como un rey

Corría la década de los años 40 del siglo XIX cuando el duque Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha decidió construir sobre los restos del Braunbastei vienés (un muro defensivo del siglo XV) un palacio que dejara maravillados a todos aquellos que se acercaran por la ciudad. Hoy, más de un siglo y medio después, el hotel Palais Coburg Residenz ocupa aquel espacio regalando a sus visitantes una experiencia única: la de poder contemplar en un solo edificio la evolución de la arquitectura austriaca durante los seis últimos siglos. Abierto al público en 2003 tras una laboriosa reforma, es la opción más exclusiva para pasar unos días de descanso disfrutando de los placeres culturales de Viena. 

Hospedarse en el Palais Coburg Residenz supone disfrutar, aunque sea por poco tiempo, del lujo y el refinamiento que acompañaron durante siglos a una de las principales familias reales de Europa, cuyos miembros han sido soberanos en países tan diferentes como el Reino Unido (los actuales Windsor son también Sajonia-Coburgo-Gotha), Portugal o Bulgaria (el ex primer ministro Simeón de Bulgaria es hijo del último rey de este linaje). El edificio está repleto de salones ceremoniales profusamente decorados y su exterior es simplemente sublime, con una inmaculada columnata porticada que valió al palacio el título popular de ‘Spargelburg’ (‘el castillo de los espárragos’).

A pesar del nombre dado por los vieneses, la gastronomía del palacio no se limita en absoluto al sabroso y alargado tallo. De hecho, el restaurante Coburg tiene una estrella Michelin gracias al buen hacer del chef Christian Petz, que ha creado una carta purista pero sin dejar de lado un toque moderno. Además, sus seis bodegas guardan algunos de los mejores caldos del mundo, y ha sido premiada en 2007 con un Wine Spectator Grand Award.

Las habitaciones del Palais Coburg Residenz son otro de sus puntos fuertes, treinta y cinco suites decoradas en una amplia gama de estilos que se adaptan perfectamente a las necesidades del huésped. Desde la elegancia clásica de las suites Imperial y Palais hasta la sofisticación contemporánea de su loft, hay una opción de hospedaje que se adaptará a sus gustos y necesidades. Todos los cuartos llevan el nombre de algún miembro de la familia Sajonia-Coburgo-Gotha o de alguien relacionado con su historia.

Pero si por algo destaca este hotel entre los otros muchos cinco estrellas que hay en las capitales europeas es por el esmerado trato de los profesionales que atienden al huésped. Serviciales sin ser insistentes, educados sin caer en el halago gratuito... tanto el servicio de habitaciones como el personal de recepción le informarán con detalle de las múltiples actividades que se pueden desarrollar en el hotel, desde el grill que se organiza en el jardín todos los lunes hasta los horarios del spa.

Su última gran ventaja es la ubicación: situado en pleno centro de Viena, se encuentra a un kilómetro del Musikverein donde cada uno de enero se celebra el tradicional concierto de año nuevo, o de la peculiar arquitectura de la Hundertwasserhaus. Es, en definitiva, el lugar perfecto para disfrutar como un rey –o un emperador– de los encantos de una de las ciudades más elegantes de Europa.

  

www.coburg.at

Categoría: cinco estrellas.

Dirección: Coburgbastei 4. 1010 Viena (Austria).

Teléfono: +43 (1) 51818-113

Fax: +43 (1) 51818-100

Corría la década de los años 40 del siglo XIX cuando el duque Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha decidió construir sobre los restos del Braunbastei vienés (un muro defensivo del siglo XV) un palacio que dejara maravillados a todos aquellos que se acercaran por la ciudad. Hoy, más de un siglo y medio después, el hotel Palais Coburg Residenz ocupa aquel espacio regalando a sus visitantes una experiencia única: la de poder contemplar en un solo edificio la evolución de la arquitectura austriaca durante los seis últimos siglos. Abierto al público en 2003 tras una laboriosa reforma, es la opción más exclusiva para pasar unos días de descanso disfrutando de los placeres culturales de Viena.