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Pedaleos dorados a bordo de la bici más cara del mundo
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DISEÑO

Pedaleos dorados a bordo de la bici más cara del mundo

Se ve venir desde hace tiempo: hay ejemplos por todos lados, como el trabajo de  Pharrell Williams diseñando joyas para Louis Vuitton o las últimas colecciones

Foto: Pedaleos dorados a bordo de la bici más cara del mundo
Pedaleos dorados a bordo de la bici más cara del mundo

Se ve venir desde hace tiempo: hay ejemplos por todos lados, como el trabajo de  Pharrell Williams diseñando joyas para Louis Vuitton o las últimas colecciones de las principales maisons del mundo, entregadas sin remedio al fulgurante embrujo del oro dorado. Los brillorios en general -y el preciado metal en particular- vuelven a ganar terreno, y aun en plena crisis económica hay personas dispuestas a dejarse un buen pellizco para conseguir algún gadget al más puro estilo Rey Midas. Lo último, una bicicleta.

 

“El mundo no será el mismo”, anuncian sin pizca de modestia desde la firma escandinava de diseño Aurumania, creadora de la bicicleta. Los cambios exactos que puede experimentar el planeta gracias a la llegada de diez biciclos de propulsión humana cubiertos de oro y cuyo valor asciende a un mínimo de 80.000 euros por pieza están por determinar, pero sus nuevos dueños seguramente se sentirán algo más poderosos, sabedores de que tienen entre sus manos un objeto exclusivo y casi único del que sólo hay nueve copias más, todas ellas numeradas.

Las bicicletas están construidas a manos y bañadas posteriormente en oro de 24 kilates. Diseñadas siguiendo los patrones más clásicos para la creación de bicicletas, están rematadas con más de 600 cristales de Swarovski y sus asientos están elaborados en cuero marrón chocolate trabajado a mano. En el frente de la bicicleta, junto al logotipo, los propietarios de este capricho propio del derroche más ostentoso podrán mostrar a todo aquel que la vea que su bicicleta es un objeto de coleccionista, gracias a la inscripción con el número de serie. En oro y cuero, por supuesto.

Se ve venir desde hace tiempo: hay ejemplos por todos lados, como el trabajo de  Pharrell Williams diseñando joyas para Louis Vuitton o las últimas colecciones de las principales maisons del mundo, entregadas sin remedio al fulgurante embrujo del oro dorado. Los brillorios en general -y el preciado metal en particular- vuelven a ganar terreno, y aun en plena crisis económica hay personas dispuestas a dejarse un buen pellizco para conseguir algún gadget al más puro estilo Rey Midas. Lo último, una bicicleta.