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Palacio de Luces: descanso de lujo con vistas al Cantábrico
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Palacio de Luces: descanso de lujo con vistas al Cantábrico

Es en el instante en el que el intenso añil de los primeros rayos de luz del día comienzan a tomar posiciones en el horizonte, mientras

Foto: Palacio de Luces: descanso de lujo con vistas al Cantábrico
Palacio de Luces: descanso de lujo con vistas al Cantábrico

Es en el instante en el que el intenso añil de los primeros rayos de luz del día comienzan a tomar posiciones en el horizonte, mientras la camarera sirve un desayuno con vistas desde el comedor, cuando el viajero aprehende por completo de la belleza del entorno en el que se levanta este hotel. Construido durante el siglo XVII en una pequeña aldea de la costa oriental asturiana como fortaleza para evitar los embates de la marina inglesa, este palacio almenado se ha reinventado en este siglo XXI como el único cinco estrellas gran lujo del Principado de Asturias y atrae desde su inauguración a los amantes tanto del descanso como del buen yantar.

Con cuarenta y cuatro habitaciones (cuatro de ellas suites), el Palacio de Luces presenta una oferta que combina el amor de los asturianos por su tierra con las comodidades que se esperan de un establecimiento exclusivo. Rehabilitado a medio camino entre las líneas más clásicas y las tendencias más innovadoras, alternando la piedra con metales y maderas, conserva el sabor añejo de una edificación antigua en un entorno sofisticado.

 

Las cuatro suites del hotel, con sus espectaculares vistas de la zona y con el Cantábrico de fondo, están situadas en el palacio. El resto (cinco junior suites y 35 habitaciones de lujo) se encuentra en los edificios adyacentes. Por supuesto todas cuentan con televisión de plasma, acceso a internet o minibar, pero son pequeños detalles como las amenities de Loewe o sus espectaculares vistas lo que hacen de ellas espacios privilegiados para el descanso.

Tratándose de un establecimiento asturiano, la gastronomía es uno de los elementos que más se ha cuidado en Palacio de Luces. Al frente de su restaurante El Mirador del Sueve se encuentra todo un clásico de la gastronomía de esta tierra, el afable Fernando Martín. El primer asturiano que recibió una estrella Michelín (en el ya legendario Trascorrales, cerrado en 1995) se desvive para servir cada día unos platos en los que la materia prima tiene un papel fundamental. Su histórica tosta de cebolla gratinada con foie y trufa laminada ocupa un lugar de excepción en una carta en la que los pescados de la zona y mariscos como el bogavante son los protagonistas.

¿Cómo completar una oferta tan suculenta? Pues atendiendo al merecido descanso que tanto anhela el viajero. El hotel tiene una planta entera dedicada al wellness que cuenta con piscina climatizada, solarium, saunas y sala de masajes y tratamientos. Entre estos últimos destacan el masaje geotermal con piedras volcánicas frías y calientes o la chocolaterapia, aunque lo mejor es que se deje aconsejar por los profesionales del hotel. Para los que además quieran ejercitar las piernas, nada mejor que el minigolf, que permite recorrer pausadamente los rotundos jardines del hotel y disfrutar del entorno. Por cierto: en Palacio de Luces ya andan planeando su gran fiesta de Nochevieja, a partir de 280 euros. Los más previsores cuentan aquí con una opción de lujo para entrar en 2009 con buen pie.

Hotel Palacio de Luces

www.palaciodeluces.com

Categoría: Cinco estrellas GL

Precio: a partir de 215 euros.

Dirección: Ctra. AS-257 s/n

Es en el instante en el que el intenso añil de los primeros rayos de luz del día comienzan a tomar posiciones en el horizonte, mientras la camarera sirve un desayuno con vistas desde el comedor, cuando el viajero aprehende por completo de la belleza del entorno en el que se levanta este hotel. Construido durante el siglo XVII en una pequeña aldea de la costa oriental asturiana como fortaleza para evitar los embates de la marina inglesa, este palacio almenado se ha reinventado en este siglo XXI como el único cinco estrellas gran lujo del Principado de Asturias y atrae desde su inauguración a los amantes tanto del descanso como del buen yantar.