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La vida sana también es cosa de tiempo
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La vida sana también es cosa de tiempo

Una dieta equilibrada es fundamental para mantener el cuerpo en forma y potenciar nuestra salud, esto es algo que no necesita explicación. Pero la alimentación sana

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La vida sana también es cosa de tiempo

Una dieta equilibrada es fundamental para mantener el cuerpo en forma y potenciar nuestra salud, esto es algo que no necesita explicación. Pero la alimentación sana no sólo pasa por escoger con cuidado los ingredientes y prepararlos con las cocciones más sanas: también el tiempo que dedicamos a la comida y el espacio en el que lo hacemos es fundamental. Lo malo es que son muchos los que se quejan por almorzar de cualquier modo, a la carrera y casi sin respirar. Y los que peor lo pasan son los jóvenes.

Los cambios que se suceden a partir de la adolescencia no son buenos para la dieta. La mayor independencia, los horarios constreñidos en la universidad o el trabajo... estos y otros motivos llevan a muchos a abalanzarse sobre la comida basura y despreciar los platos tranquilamente preparados. Los datos de un estudio publicado en el número de enero del Journal of the American Dietetic Association no dejan lugar a dudas: casi la mitad de los jóvenes entre 18 y 25 años reconocen que les falta tiempo para sentarse tranquilamente y comer un menú completo.

Los científicos de la Universidad de Minnesota entrevistaron a más de 1.600 jóvenes de entre 18 y 25 años sobre sus preferencias a la hora de la comida, si les gustaba comer con los amigos o la familia, si consideraban que la alimentación regular era importante en sus vidas o acerca de la presión que los horarios ejercían sobre ellos para acabar comiendo ‘sobre la marcha’. Las cantidades de frutas, verduras, cereales integrales y comida rápida que habían consumido en la semana anterior también formaban parte de las respuestas.

 

Parece que hay una regla no escrita, al menos en la mente de los jóvenes: sentarse a comer, ya sea con familia o amigos, implica también una dieta más saludable, mientras  que hacerlo a la carrera es sinónimo de una alimentación pobre. Puede resultar obvio para muchos, pero los autores del estudio recomiendan que no dejemos de recordárselo a los jóvenes: hay que organizar los horarios para compartir los almuerzos con amigos o familia y cuidar de este modo lo que comemos. 

Una dieta equilibrada es fundamental para mantener el cuerpo en forma y potenciar nuestra salud, esto es algo que no necesita explicación. Pero la alimentación sana no sólo pasa por escoger con cuidado los ingredientes y prepararlos con las cocciones más sanas: también el tiempo que dedicamos a la comida y el espacio en el que lo hacemos es fundamental. Lo malo es que son muchos los que se quejan por almorzar de cualquier modo, a la carrera y casi sin respirar. Y los que peor lo pasan son los jóvenes.