El Prat: un spa con aeropuerto

La nueva terminal T1 del aeropuerto barcelonés de El Prat reúne algunos de los mayores avances en tecnología aeronáutica pero lo que quizás muchos no sepan es que además de coger un avión, allí también se puede uno relajar en un spa como si estuviera en un hotel de gran lujo.

Hace tiempo que volar se ha convertido en un suplicio: largas colas en los mostradores de facturación o en los controles de seguridad, amenazas de cobrar hasta por ir al baño en las aeronaves... por suerte, la idea de instalar un spa parece recuperar aquel espíritu de las primeras aerolíneas comerciales que hacían del propio viaje una experiencia casi tan irrepetible como el propio destino de la ruta.

 

Saunas con acabados en madera de hemlock, baños de vapor en colores nácar y oro, una fuente de hielo, un completo templo de duchas, solárium, tumbonas calefactadas y camillas: los tratamientos que podemos recibir en el spa, desarrollado por la firma Freixanet Saunasport, abarcan un amplio espectro del wellness.

El proyecto de El Prat tiene un claro antecedente en la T4 del aeródromo madrileño de Barajas. A la vez que el edificio de Richard Rogers y Antonio Lamela recibió a sus primeros viajeros se abrió el que entonces era el primer spa aeroportuario del mundo. Desde entonces la idea se ha multiplicado por aeródromos de todo el planeta, desde Philadelphia hasta Ámsterdam pasando por Florida o Londres.