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El Brote: solo para micófagos
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El Brote: solo para micófagos

Con la llegada del otoño, y tras las primeras lluvias, mis juguillos gástricos comienzan a protestar y me piden la búsqueda de los mejores lugares de

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El Brote: solo para micófagos

Con la llegada del otoño, y tras las primeras lluvias, mis juguillos gástricos comienzan a protestar y me piden la búsqueda de los mejores lugares de setas. No soy micólogo ni estudioso y conocedor de las setas, sino un micófago, es decir, un amante de las setas desde su punto de vista gastronómico, y como tal me comporto.

Bien conocida es la delantera y tradición que para el disfrute de estos manjares han tomado los restaurantes catalanes, y cómo desde el mercado de la Boquería se gestiona posiblemente el mayor volumen de negocio de toda España.

Hoy  vengo a compartir con los lectores un pequeño local, fundado por un auténtico cazador de setas que ha decidido “integrarse verticalmente” y ha abierto restaurante. Se trata de Eduardo Antón y su restaurante El Brote. El trío formado por Eduardo dirigiendo el aprovisionamiento, Álvaro de la Torre en la Sala y Pablo Roncal en la cocina, han hecho de El Brote uno de los santuarios para micófagos.  Sería injusto no recordar a Arce, Viridiana o María Luisa como grandes restaurantes en cuidado de las setas, pero El Brote añade de especial que su mundo y carta giran casi exclusivamente alrededor de las setas, y que las pone al alcance de todos los bolsillos.

Con la excepción de dos o tres platos como carpaccio de champignon, Flor de Calabacín y las manitas de cerdo con vieiras y boletus, así como alguna ensalada, la carta varía según la disponibilidad y estación.  Aunque hay que reprocharles no dárnosla con el precio de los platos, ya que habitualmente la cantan verbalmente, no hay sustos posteriores y la cuenta no sobrepasa los 25 euros.

La cocina, con Pablo al Frente, es de corte innovador y busca resaltar permanentemente el suave sabor de la seta y sus combinaciones, donde se es más amante de presentar un carpaccio de boletus frente a unos níscalos o amanitas con patatas (lo que sinceramente he echado  en falta).

Si algo bueno tiene El Brote es su producto natural, el acceso y presencia de las primeras amanitas, boletus pinicolas o lepiotas en sus mesas es su valor diferencial. Además cuida extremadamente las verduras, sus piparras, espárragos, tomates o su flor de calabacín, lo convierten sin serlo en uno de los restaurantes con mayor cuidado de los vegetales de la capital. 

Eso sí, para los no amantes de las setas, su carta es extremadamente corta y estrecha, pero para ellos existen otros lugares. Su finger de manitas de cerdo con vieras y boletus es espectacular, y sus fresas silvestres de postre no las he tomado mejores en ningún sitio.

No quiero acabar sin dar dos nombres más para los “peregrinos micófagos”. El Ensanche, en Rionegro del Puente (Zamora) y La Casona de Montealegre de Campos (Valladolid).

Que la temporada de setas sea abundante.

El Brote. C/Chile, 5 (Madrid)
Tel. 91 110 31 39

Con la llegada del otoño, y tras las primeras lluvias, mis juguillos gástricos comienzan a protestar y me piden la búsqueda de los mejores lugares de setas. No soy micólogo ni estudioso y conocedor de las setas, sino un micófago, es decir, un amante de las setas desde su punto de vista gastronómico, y como tal me comporto.