Es noticia
Menú
Los restaurantes más cool donde sentarse a comer
  1. Estilo
foodies

Los restaurantes más cool donde sentarse a comer

Hay tascas, tabernas y otros antros gastronómicos donde lo que menos importa es la decoración. En estos es al revés. ¡Y se come muy bien!

Foto: Ojalá, restaurante con vocación playera en el barrio de Malasaña de Madrid
Ojalá, restaurante con vocación playera en el barrio de Malasaña de Madrid

Hay tascas, tabernas y otros antros gastronómicos de toda la vida donde lo que menos importa es la decoración. Aquí mandan otros cánones y a lo que se viene es a por esa tortilla o esas croquetas sin comparación. Mientra que en otros, apenas hemos traspasado el umbral como novios, nos entra la amnesia gastronómica y nos sentimos presos de un furor estético que nos hace olvidar que, efectivamente, habíamos venido a satisfacer esa necesidad tan primaria que es comer. Merece la pena verlos y, por supuesto, quedarse a comer. Por fortuna, también se esmeran en los fogones.

OJALÁ, EN MADRID

La inspiración viene del propio grupo al que este restaurante pertenece, que se llama La Musa, y del convencimiento de que esta tiene que pillarnos no trabajando sino comiendo. Ojalá no es solo un chiringuito playero instalado a contracorriente en el secano de Madrid con arena almeriense ydonde celebrar el mejor de los descansos urbanos, sino esa mesa con vocación internacional perfecta para quienes les gusta hacer y deshacer maletas y comer con las manos (hamburguesas, bocadillos, sandwiches, wraps).

Y además conjardín suspendido e invernadero de varillas de paraguas. Es cosa del arquitecto reconocidísimo Andrés Jaqueenpleno Malasaña (San Andrés, 1). Hay muchos panes, huevos de todo tipo, zumos, batidos, coctelería y pastelería artesanal. Y un apunte: te esperan hasta las ocho (de la tarde) si eres de los que tardan en bajar a desayunar (incluso de las nubes).

SUKALDE, EN SAN SEBASTIÁN

Ahora no estamos en "lo viejo"sino en "el antiguo", que siempre hay que distinguir y más aquí en San Sebastián. Si acostumbramos a asomarnos a la Bahía (de la Concha), esta vez nos hemos venido andando (o en bici) hasta Ondarreta (Paseo Heriz, 2) para dejarnos caer, y querer, en este restaurante fuera de lo común. ElSukaldees perfecto para picar algo (por ejemplo, pimientos rellenos de bacalao),probar los pintxos de toda la vida (jamón ibérico, ensaladilla rusa, tortilla de patata o de bacalao ycroqueta de jamón), zamparse un bocadillo -hay otro Donosti- y deleitarse con esos productos frescos, porquedel caserío nos fiamos (ensalada de morrón y ventresca, merluza al horno, solomillo a la plancha ofoie). No faltan el membrillo y las nueces.

EGAÑA SANTO, EN SEVILLA

En el corazón mismo de Sevilla y casi habría que decir "y olé". No es para menosante este templo gastronómico a dos pasos de la catedral (Argote de Molina, 29) que se presenta como santuario. La cocina, "alta y clásica", lleva la firma de José Mari Egaña y sus cuarenta años al pie del fogón. Ahora tocaría un amén. Hay tapas (hasta dulces, de la mano de Manu Jara), pintxos -con ‘ch’ podría ser lo mismo, pero no igual- y raciones; extensa carta y menú degustación con una bodega de quitar el hipo. Para no perderse:los lomos de sardinas frescas con vinagreta de tomate o los pimientos rellenos de migas de bacalao. Como curiosidad, el Salón Termas tiene un suelo acristalado para contemplar las termas romanas.

PENANG!, EN LONDRES

Te creerás que estás en Malasia pero no, no habrás salido de Londres. La imaginación es así y la cocina también, allí donde se mezclan los sabores de las recetas indias, chinas y tailandesas con las indígenas malasias.El Penang! se parece a los famosos mercados callejeros del país asiático y presume de ser ‘el más fresco del barrio’, porque su comida o está hecha a la plancha o al vapor. Aquí se desea larga vida al tazón y lo que contiene. En Westfield, uno de los principales centros de compras y ocio londinenses.

Hay tascas, tabernas y otros antros gastronómicos de toda la vida donde lo que menos importa es la decoración. Aquí mandan otros cánones y a lo que se viene es a por esa tortilla o esas croquetas sin comparación. Mientra que en otros, apenas hemos traspasado el umbral como novios, nos entra la amnesia gastronómica y nos sentimos presos de un furor estético que nos hace olvidar que, efectivamente, habíamos venido a satisfacer esa necesidad tan primaria que es comer. Merece la pena verlos y, por supuesto, quedarse a comer. Por fortuna, también se esmeran en los fogones.

Restaurantes Madrid Roma Restauración Malasia
El redactor recomienda