¡Apura el verano! Aún estás a tiempo de hacer la ruta de los chiringuitos

Ahora que ya hemos superado el trauma de la canción del verano más pegajosa de la discografía estival y que más bochorno nos hizo pasar -El Chiringuito, de Georgie Dann, por supuesto-, podemos enumerar tranquilamente, a nuestro aire, la bondades de estos restaurantes varados en la playa. Los chiringuitos están ahí para hacernos más llevadera nuestra estancia al sol. Son como el agua fresca, un premio en forma de oasis para los que andan por estos desiertos con mar. Esos surtidores tan bien puestos en los que uno no puede sino pararse a repostar. Y algunos no salen ni en los mapas.

Los hay de muchos tipos: están los de toda la vida y los que se han inclinado hacia la fascinación modernísima del beach club, pero todos guardan ese sabor inconfundible que nos dejó Verano azul. No citamos la serie ochentera por casualidad, sino porque en Nerja (Málaga), la patria de Tito y el Piraña y los demás, está uno de los chiringos que han hecho historia gastronómica en nuestras costas a fuerza de paella (30 años de veteranía) y que además salía en la tele: El Ayo, en la playa de Burriana.

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ATARDECERES CON ZUMO EN LA PLAYA DE LOS LANCES DE TARIFA

Los atardeceres en la difícilmente superable playa de Los Lances, después de oír al viento soplar, sentado en el chiringuito Agua Tarifa con un zumo de fruta, un cóctel o un granizado en la mano, mientras te planteas seriamente tomar clases de surf o kitesurf, son para no dejarlos pasar. Mucha naturaleza con levante, poniente o calma chicha. Dónde: N-340, km 82. Tarifa (Cádiz).

TODO EL PESCADO Y LA CARNE EN LA PARRILLA DEL CHEZZ GERDI DE FORMENTERA

Habrás de probar las delicias italianas en el Chezz Gerdi, empezando por su renombrada pizza, al ladito del mar con la dosis justa de consagración a la estética. O su parrilla, que pone toda la carne, el pescado y el marisco en el asador. Tiene espigón de atraque para embarcaciones. Dónde: Cami de sa Beuradeta, en Es Pujol.

CLUB DE PLAYA EN PLAN CALIFORNIA EN EL CORAZÓN MARÍTIMO DE BARCELONA

Este club de playa barcelonés mira más a California que a Bali, despacha sangría lo mismo que smoothies y sirve un cóctel que se llama Mojiterráneo, pensado para tomar sobre silla de diseño azul.

Su carta hace un repaso por snacks, flautas, hamburguesas, nachos o salmorejo, todo muy de picar, y los DJ calientan motores. El Salt no está solo: tienes restaurante, bar y otros espacios. Estás en el entorno del doblemente vanguardista hotel W, diseñado por Ricardo Bofill, en la mítica Barceloneta. Dónde: Passeig Mare Nostrum, 19-21.