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Australia, Dubái... Destinos para escapar de las fiestas y olvidarte de que es Navidad
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HUYENDO DE LA ZAMBOMBA Y EL almirez

Australia, Dubái... Destinos para escapar de las fiestas y olvidarte de que es Navidad

Conviértete en esa isla adonde no llegan los sonidos de las zambombas ni el brillo del espumillón. La Gran Barrera de Coral, el desierto dubaití, el 'skyline' tokiota, las playas de Mauricio... Pura tentación

Foto: En Australia no oirás las campanadas, pero sí querrás que te den las uvas (Foto: Lizard Island Resort)
En Australia no oirás las campanadas, pero sí querrás que te den las uvas (Foto: Lizard Island Resort)

La Navidad es el momento ideal para escapar. Para poner tierra y mar por medio. Para experimentar en cabeza propia qué es eso de las antípodas y ser cuerpo y alma de resort. En estas fiestas conviértete en esa isla adonde no llegan los sonidos de las zambombas ni el brillo del espumillón. Ya sabemos que hay paraísos más cercanos, pero hemos optado a conciencia por una metafórica Conchinchina. La Gran Barrera de Coral, el desierto de Dubái, el 'skyline' de Tokio, los paraísos de Mauricio o las Maldivas. Esta vez la tentación no es una tableta del turrón más caro del mundo. ¿Dónde te quieres perder?

Maldivas: el país es una playa

El paraíso en la otra esquina, y no es una novela del flamante Mario Vargas Llosa, sino un billete a las Maldivas. En el Gili-Lankanfushi, la máxima es 'no news, no shoes'. Es decir, que hay que desconectar sí o sí. Este resort es tan paradisiaco que pondrá a tu servicio, Robinson con suerte como eres, a un Mr Friday, la versión avanzada del Viernes de Dafoe, que se desvivirá por ti 'lo que queda del día' y de la noche. Un perfecto mayordomo (también en versión femenina) según el patrón de aquel Anthony Hopkins en la peli de James Ivory, aunque exótico.

Además, este hotelazo es ecológico y la experiencias más naturales las podrás vivir de la mano de biólogos marinos, que te mostrarán todos los encantos de las islas (hay 1.200 en Maldivas): desde los delfines hasta los corales. Podrás alojarte más o menos aislado, según: en villas al uso (en estos lares) o en residencias a lo Crusoe de las que solo podrás salir en barca. Seguimos en el Índico, a 450 kilómetros de la India. Te esperan hamacas, una mesa llena de manjares y una puerta abierta al mar. Aquí todo es espectacular: bendita Navidad. Precio: desde 1.100 euros.

Dubái: un desierto con oasis de lujo

Hablamos del Al Maha, un resort con spa en mitad del desierto dubaití y dentro de un parque natural, donde podrás ver a los míticos órices de Arabia, que ya es todo un viaje, según los usos y costumbres más lujosos de la tradición beduina. Los ojos se te irán hacia un fantástico paisaje ondulado de eróticas dunas doradas, desde el relajante baño en una piscina con control de temperatura o a lomos de un camello, como es natural. Es el reino del hedonismo en el Golfo Pérsico, solo para adultos. La comida solo podía ser deliciosa. ¿Ciudad? ¿Ruido? ¿Navidad? Déjate mimar. La hiperbólica Dubái queda muy lejos, aunque solo esté a una hora de camino. Precio: desde 830 euros.

Australia: la Gran Barrera de Coral

Todo el mundo hacinado en la gran ciudad buscando desesperadamente algo que regalar mientras los villancicos quiebran sin piedad el silencio y los turrones se apilan en los carritos de la compra, y tú en las costas frente a Queensland, al noreste de Australia, adentrándote en las profundidades del mayor arrecife de coral del mundo. En sus infinitas playas de arena blanca te espera un resort de los de sueños y postal, el Lizard Island, con 40 suites de lujo, aunque aquí todo lo es. Este paraíso tropical solo es accesible por vuelo chárter desde el aeropuerto de Cairns. ¿Te lo imaginas? Pues es exactamente así: habitaciones con vistas a la bahía, picnics delicatesen con puesta de sol, tratamientos de spa mil estrellas, playas para hacer 'snorkel' en soledad, barquitas para escapadas más o menos románticas… Lejos de todo y de todos. Precio: desde 1.000 euros.

Mauricio: ¿se hizo antes del cielo?

Parece ser que lo dijo Mark Twain: “Mauricio se hizo antes del cielo y para hacer el cielo copiaron Mauricio”. Así de claro lo verás tú también cuando estés en el paraíso dentro del paraíso. O sea, en el hotel Oberoi, muy cerca de la capital, Port Louis (solo 15 kilómetros), pero perdido en el ancho mundo por fin. Jardines tropicales, spa de ensueño, playas de arena blanquísima y el parque natural marino de Turtle Bay. Los atardeceres son de escándalo. Por ejemplo, desde la Royal Villa, con piscina y cenador privado, y vistas magníficas al océano (Índico). La estampa del descanso en la que te querías colar. Estarás en su suroeste, dentro del África oriental, en el refugio de los más afortunados de los viajeros, o sea tú. Ni rastro del acebo ni las campanas sobre campanas. Precio: desde 360 euros.

Tokio: el futuro está aquí

Por más que parezca tierra firme, la capital de Japón también es una isla. Puedes elegirte entre ponerte a la sombra de la Tokyo Skytree, la torre de telecomunicaciones más alta del mundo, con 634 metros de altura, y conquistarla para tener dominio visual sobre la ciudad; entrar en el templo Yushima Seido, consagrado a la figura de Confucio; vivir las tradiciones niponas en el templo sintoísta Kanda Myojin, donde los sábados se celebran bodas y otros animadísimos rituales y donde podrás rezar por la bonanza de tus negocios y la paz familiar, amén de la protección para tus 'gadgets'.

O directamente dejarte caer en el gran distrito comercial y de ocio tokiota, el Ikebukuro, en el barrio de Toshima, donde está Sunshine City, que es una ciudad dentro de la ciudad, con museo, planetario, parque temático, acuario, tiendas y restaurantes. Para alojarte, ¿qué tal el hotel Mandarín Oriental, en Nihonbashi? Te servirá en bandeja el auténtico lujo asiático. Precio: desde 460 euros. No hay mejor manera de empezar el año que viajar al lugar donde nace el sol.

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La Navidad es el momento ideal para escapar. Para poner tierra y mar por medio. Para experimentar en cabeza propia qué es eso de las antípodas y ser cuerpo y alma de resort. En estas fiestas conviértete en esa isla adonde no llegan los sonidos de las zambombas ni el brillo del espumillón. Ya sabemos que hay paraísos más cercanos, pero hemos optado a conciencia por una metafórica Conchinchina. La Gran Barrera de Coral, el desierto de Dubái, el 'skyline' de Tokio, los paraísos de Mauricio o las Maldivas. Esta vez la tentación no es una tableta del turrón más caro del mundo. ¿Dónde te quieres perder?

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