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Equinoccio de lujo: da la bienvenida a la primavera en las Maldivas
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VIAJES PARA AMANTES DEL PLACER

Equinoccio de lujo: da la bienvenida a la primavera en las Maldivas

Playas infinitas, aguas picassianas, resorts magníficos, naturaleza exuberante... Maldivas sí es país para sibaritas. Aquí hasta los peces vuelan

Foto: Comida en la playa. O mejor, en el paraíso (Foto: Angsara Velavaru)
Comida en la playa. O mejor, en el paraíso (Foto: Angsara Velavaru)

Tenemos muchas Maldivas cerca de nosotros. Ahí están, salvando las distancias,la costa alentejana en Portugal o el más turístico Algarve,o el Cabo de Gata en nuestra Almería, por citar solo tres de estos paraísos de playas salvajes que haceninfinita una naturaleza esplendorosa, pero esta vez nos vamos a las que llevan el nombre, en plan sibaritas de largo recorrido y lujo de resort. Como si lo último que fuéramos a hacer en la vida fuera celebrar el equinoccio en un lugar idílico. Y es ya, el 20 de marzo. Prepárate para una primavera sin zapatos. Aquí serás la condesa descalza (que todo en la vida es cine). Oel conde.

12 horas de día, 12 horas de noche

¡El equinoccio! Cerca del Ecuador y con una luz natural que ya quisieran para sí los habitantes del frío y gris norte. Nos hemos venido al océano Índico, a esta congregación de 26 atolones, casi la ‘comunidad del anillo’, y 1.200 islas (200 habitadas), al sudoeste de Sri Lanka y a solo 450 kilómetros de India.

Arena, casi harina

Malé, la capital, es también la ciudad más poblada, con más de 100.000 habitantes,tráfico, jaleo y edificios altísimos sin encanto en el país encantado más bajo del mundo y con la altura máxima menos elevada. Geología manda.Por eso, Maldivas entera es una playa de arena que es casi harina, aguas turquesas y peces como en tecnicolor, donde el sol se vuelve cotidiano y todo se hace espectáculo con demasiada facilidad. Se vuela (en avión) a la propia Malé o ala isla de Hulhumalé, atolón Kaafu para más señas.

Resorts como setas

No hay hoteles en Maldivas, sino resorts, a cual más lujoso. El Rangali Island, con su restaurante submarino, el Kandolhu Island, quees nada menos que una isla hotel, cómo no,de quitar el sentido;el Kurumba, que ostenta el honor de ser el primero, o el Soneva Fushi, que rinde culto al 'slow life', con velero propio y todo. Deseando ser Robinsones.

Todo el país es una playa

Nos quedamos en el resort Angsana Velavaru, en una de sus exclusivas villas con piscina sobre el mar, algo natural aquí. Tumbarse a la bartola, 'dolce far niente', champán con vistas a la inmensidad oceánica, masaje siam, puramente tailandés, privado pero en plena playa… Son palabras mágicas.Por no hablar del nuevo deporte de moda, el 'sit-down hydrofoil' o cómo surfear las olas sentado en una silla sobre la tabla. Corren tiempos de sibaritismo máximo, sin duda.

Naturaleza a gogó

Vayas donde vayas, capital aparte, estarásen medio de la nada y de todo. Ahora no se trata del acuario de tu ciudad ni del Oceanográfico, ya clásico, de Valencia. En este mar los delfines campan a sus anchas. Podrás coger un catamarán y ver hasta qué punto ellos son los reyes del surf. Y luego están las rayas, los peces voladores,los tiburones y hasta las ballenas… A veces no hace falta ni bucear; mirar se vuelve suficiente. Además, una canoa con fondo de cristal te mostrará en ruta toda la exuberancia del fondo marino. ¿Asfalto? Será un recuerdo muy muy lejano.

De noche en el paraíso

Imagínate bucear cuando el sol duerme y la noche se vuelve brillante en las profundidadescon todas las luces apagadas alrededor. Y sigue imaginando, porque lo que te espera al salir es una noche con nombre propio, Bodu Beru, que es la música y danza más popular de Maldivas. Y un cielo que volverá locos a los amigos de las estrellas, discípulos de Galileo o Hipatia, y a los incondicionales del mago Merlín. Una cena en la playa al atardecer a la luz de las velas, con carne y marisco a la parrilla, sacará al lord Byron que llevas dentro. Es tan romántico.

Pescar tu propia cena

Serás un Robinson de lujo si, ademásde todo lo dicho, te lanzas a la aventura de pescar un mero, un pez gato o una lubina que luego te cocinarán en el resort para que corones con más éxito aúnesterelax primaveral y tan epicúreo. Aquí hasta los peces vuelan y lo hacen sin timideces y por decenas.

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Tenemos muchas Maldivas cerca de nosotros. Ahí están, salvando las distancias,la costa alentejana en Portugal o el más turístico Algarve,o el Cabo de Gata en nuestra Almería, por citar solo tres de estos paraísos de playas salvajes que haceninfinita una naturaleza esplendorosa, pero esta vez nos vamos a las que llevan el nombre, en plan sibaritas de largo recorrido y lujo de resort. Como si lo último que fuéramos a hacer en la vida fuera celebrar el equinoccio en un lugar idílico. Y es ya, el 20 de marzo. Prepárate para una primavera sin zapatos. Aquí serás la condesa descalza (que todo en la vida es cine). Oel conde.

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