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Patricia Pérez no cree en la celulitis: hablamos con la dietista de Alaska
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Patricia Pérez no cree en la celulitis: hablamos con la dietista de Alaska

Patricia Pérez se ha convertido en la gurú nutricional de los famosos. Hablamos con ella sobre las dietas de moda y los secretos para huir de la celulitis aprovechando el lanzamiento de su libro, 'Yo sí que cocino'

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Fue un simple bocado el que cambió no solo su forma de comer, sino su vida. Tras grabar el programa que entonces presentaba, Mamma Mía, Patricia Pérez se tomó una pera y un cracker de herbolario. Un snack sano y natural que, sin embargo, llevó a la gallega al hospital. Su cuerpo se hinchó de forma desmesurada y se desmayó en diversas ocasiones. ¿El diagnóstico? Anaflaxia severa. ¿El culpable? Un simple cracker. Fue entonces cuando, con el objetivo de analizar cómo se comportan los alimentos tras entrar en nuestro organismo, comenzó a estudiar nutrición, naturopatía, dietoterapia energética, alimentos y enzimas.

“Yo soy un caso particular, como cualquier otro. Lo que he hecho es amoldar mis dietas a las necesidades de mi cuerpo. Así ni se adelgaza ni se engorda: estoy en mi peso, que es lo correcto para mí”, matiza Patricia, que ahora es una popular coach nutricional a cuya consulta acuden personajes como Alaska. De su anterior libro, Yo sí que como, se vendieron hasta siete ediciones. Ahora lanza al mercado Yo sí que cocino, que incluye menús y recetas saludables fáciles de preparar. “También hablo de lo importante que es hacer la compra, porque es ahí donde empieza todo. Explico cómo cocinar los alimentos para que no pierdan propiedades. Elegir las recetas no me ha resultado difícil, porque la gran mayoría son las que me hago a diario”, nos explica Patricia Pérez.

Sus recetas no se reducen al objetivo general de perder peso, sino que responden a las grandes preguntas de la salud y la nutrición. “Estructuré el libro según las dudas principales que me plantean en mi consulta o a través de mi blog y mi Instagram: cómo podemos depurarnos, eliminar líquidos, tener la piel, el pelo y las uñas bonitas, evitar el estreñimiento o reducir el estrés. Esos son los grandes capítulos del libro. Las recetas no son al tuntún, sino que tienen un sentido y un objetivo”.

El objetivo de la mayoría se limita a perder peso y las dietas son, en contadas ocasiones, un éxito.¿Qué es lo que hacemos mal? “La mayoría de la gente que hace dieta no la lleva a término y la gente que lo consigue termina por tener un efecto rebote. Muchas veces esto sucede porque se come poco y se prohíben alimentos que, desde mi punto de vista, son imprescindibles, como es el caso de los hidratos de carbono. La mayoría de las dietas cuentan calorías sin tener en cuenta la calidad de estas. Para mí, el número de calorías no es lo más importante, sino su calidad”, explica Patricia Pérez a Vanitatis.

Respecto a las dietas, ¿qué piensa de la dieta Dukan, de la Perricone y de la Paleo? “A grandes rasgos, pienso que la dieta Dukan consume mucho salvado, y eso no me gusta, porque aunque evita el estreñimiento, también dificulta la absorción de minerales. Los cereales hay que comerlos integrales, no por partes. Me gusta el hecho de que te haga planteamientos a largo plazo, pero no me gusta que incluya tanta proteína. El cuerpo, si no se prepara bien, sufre para metabolizarla. La dieta Paleo incluye demasiadas cosas crudas. Aunque lo mejor es comer la carne así, si todo lo comemos crudo, le quitamos potencia digestiva a nuestro metabolismo. Yo no la podría hacer, porque no comen hidratos como el mijo, la espelta o la quinoa”, explica Patricia. “La Perricone me gusta más porque, al menos, cuenta con las legumbres, que me rechiflan. También señala que hay que hacer deporte y beber agua mineral. Sin embargo, en general no creo en las dietas generalistas. Lo importante es personalizar los tratamientos. A la hora del peso, no solo influye lo que comes, sino también tu carácter, cómo duermes, cómo te relacionas con tu entorno... Estas dietas se olvidan de la parte emocional y eso, para mí, es lo más importante para empezar”.

Lo habitual es hoy seguir una alimentación que incluya cinco comidas diarias, pero Patricia no cree en esta pauta. “No soy de snacks entre horas, no porque no quiera, sino porque no me lo pide el cuerpo. No creo en las cinco comidas, a no ser que seas diabético, hipotenso o tengas otra patología concreta. Sin embargo, si tengo mucha hambre, me tomo una tostada con aceite y levadura de cerveza, o un puñado de almendras. Si es por la mañana, tomo fruta con frutos secos o un batido verde”, explica.

Patricia asegura que la clave está en utilizar alimentos de buena calidad y confiesa que en pocas ocasiones sus platos exigen más de diez minutos de preparación. Le preguntamos por los ingredientes tabú en cualquier dieta. “Si los alimentos son naturales, es decir, son alimentos que se consumen sin manipulaciones, prácticamente ninguno es veneno, especialmente si no abusas de ninguno. El veneno, como decía Hipócrates, está en la dosis. El problema es el consumo diario de productos envasados, bebidas con gas y azucaradas, productos refinados, etc. .. Día a día termina por debilitar el organismo. Esto es así para la gran mayoría. Lo que depende de cada persona es la manera de reaccionar ante ellos. Unos lo notan en la piel, otros en que siempre tienen catarro, otros que no van al baño…”.

¿Basta con mirar el rostro del paciente para saber qué problemas tiene? “Los problemas de cada uno se descubren, primero, hablando mucho con esa persona y fijándote en sus hábitos. Luego analizo cómo duerme, cómo tiene la piel, los análisis sanguíneos, el tono de voz... El cuerpo, si lo sabes leer, dice mucho más de lo que imaginas”. Patricia asegura que su inmaculada piel no es fruto de cremas, sino de alimentos de calidad y de una alimentación controlada. “Siempre se habla de lo idóneo, de lo que hay que comer para tener una piel perfecta, pero pocas veces nos dicen lo que no hay que comer y normalmente eso es más importante. Puedes comer mucho Omega 3, pero como sigas comiendo grasas trans y saturadas, poco te va a ayudar el Omega. El metabolismo es mucho más sutil y complicado”.

El verano se acerca peligrosamente y una de las mayores preocupaciones de todas las mujeres es la celulitis. ¿De qué alimentos hemos de prescindir para conseguir deshacernos de ella? “Depende de tu constitución. Para mí no existe la celulitis, sino ‘ la celulitis de…’. En general, los alimentos como el yogur graso por la noche, las bebidas con azúcar y las salsas prefabricadas, son perfectos para que te salga celulitis”.

Patricia Pérez tiene una máxima: como mínimo tienes 3 oportunidades al día, todos los días de tu vida, para hacer una comida bien. “Todo el mundo asegura que no tiene tiempo, pero en realidad tienes más de una oportunidad al día de comer bien. No la desperdicies, porque te aseguro que tu cuerpo le va a sacar más partido del que te puedas imaginar”. Aprovechamos nuestra charla para preguntarle su opinión acerca de la nueva máxima de la salud: la de tomar un vaso de agua templada con limón por la mañana. “Eso es más antiguo… Yo lo hago desde años, porque limpia el organismo. Es como una ducha interna, ayuda a eliminar la mucosidad que se forma durante la noche, rebaja la acidez sanguínea, ayuda a eliminar toxinas…”.

Para finalizar, ¿qué comió Patricia Pérez ayer? “Me desperté y tomé mi agüita templada con limón . Luego me tomé un batido verde hecho con zanahoria, apio, espinacas y pera, dos tortitas de avena con semillas de chia y sésamo con aceite de coco. Para comer, me tomé una sopa de verduras y verduras (judías, patatas, zanahorias, y col con ensalada coleslaw. Para cenar me tomé pasta de espelta con aguacate. Pero esto es un menú que me viene bien a mí por mi forma de ser y los problemas que puedo tener. Cada uno tiene un menú completo para él”, matiza.

Fue un simple bocado el que cambió no solo su forma de comer, sino su vida. Tras grabar el programa que entonces presentaba, Mamma Mía, Patricia Pérez se tomó una pera y un cracker de herbolario. Un snack sano y natural que, sin embargo, llevó a la gallega al hospital. Su cuerpo se hinchó de forma desmesurada y se desmayó en diversas ocasiones. ¿El diagnóstico? Anaflaxia severa. ¿El culpable? Un simple cracker. Fue entonces cuando, con el objetivo de analizar cómo se comportan los alimentos tras entrar en nuestro organismo, comenzó a estudiar nutrición, naturopatía, dietoterapia energética, alimentos y enzimas.

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