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Siete razones por las que nunca tendrás los labios de Angelina Jolie
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Siete razones por las que nunca tendrás los labios de Angelina Jolie

Finos, carnosos... La apariencia de unos labios depende de tantas cosas que resultaría imposible contar con los de una celebrity. Aquí, algunos hechos que lo demuestran

Foto: ¿Es posible conseguir los carnosos labios de Angelina? (Foto: St. John)
¿Es posible conseguir los carnosos labios de Angelina? (Foto: St. John)

De entre todos los tratamientos estéticos faciales, uno de los más solicitados y a la vez de los que más controversia provocan es el aumento o modificación labial (alrededor de 500 euros si se trata solo de relleno y entre 1.500 y 4.000 cuando implica operación quirúrgica). Todos hemos dicho alguna vez sobre alguien aquello de "se ha puesto labios". Porque hay casos que, desgraciadamente, no dejan lugar a dudas. Otros por el contrario están tan bien hechos que, con sospecha o sin ella, son auténticas copias del natural. Esta diferencia entre la chapuza y la obra de arte es vital. Antes de someterse a un procedimiento de este tipo, hay que saber a la perfección lo que queremos y también lo que es factible y lo que no. Porque, como advierte la doctora Virtudes Ruiz, presidenta de la Asociación Murciana de Medicina Estética: "Lo que no has tenido a los 20, no pretendas tenerlo a los 40 o 50 y que se vea natural. Porque eso es imposible". Estas son algunas claves para no caer en la decepción.

1. Tus labios tienen su propia forma

Bocas grandes, pequeñas, de labios gruesos o finos. Es lo que la naturaleza te ha dado y, aunque se pueden mejorar estéticamente, lo que se separe mucho de nuestra propia arquitectura bucal se va a notar sin duda. Así que, primer consejo: sé realista en tus expectativas. Como dice la doctora Ruiz: "No podemos tener nunca la boca de otra persona, porque siempre hemos de trabajar en esa zona con lo que tenemos de base".

2. El esqueleto manda

No se trata únicamente de la constitución de los labios. La forma de nuestra boca viene dada también por sus profundidades. Nuestra estructura ósea es un factor fundamental. Hay muchas características de nuestros huesos (difíciles de cambiar) que determinan qué forma tienen nuestros labios, como un maxilar prominente, en hendidura, etc. Además, la doctora Ruiz explica que la edad o enfermedades como la osteoporosis pueden afectar también a la forma de nuestro maxilar y, por tanto, a la de nuestros labios.

Foto: Los envidiables labios de Angelina

3. Clave: la relación con el conjunto

Una copa de champán queda de lo más natural en el brindis de una boda, pero está un poco fuera de lugar en un concierto de Metallica. Algo similar ocurre con los labios. Podemos querer la boca fantástica de esa actriz bellísima, pero lo bien que nos quede a nosotros dependerá del ángulo que forme nuestro labio superior con la nariz, del inferior con el mentón o de la alineación de sus comisuras con nuestros ojos. A modo de orientación, explica el doctor Xavier Busquier Marco, del Instituto Clínico Estético de Barcelona, la longitud de la boca cerrada y relajada debe ser igual a la distancia interna entre los iris.

4. Los dientes tienen mucho que decir

Otro factor importantísimo que determina la forma del exterior de nuestra boca es lo que hay dentro de ella, los dientes. La dentadura es sobre lo que reposan los labios y su forma o su ausencia determinarán en gran parte el aspecto de aquellos. Poco podemos hacer para modificarlos, así que tendremos que obrar en consecuencia, aunque tal vez los más tozudos puedan plantearse pasar unos años con brackets.

5. La relación entre ambos labios debe ser la adecuada

Como explica el doctor Busquier, a modo de referencia "el labio inferior debe ser el doble de grande que el superior". Si, por ejemplo, se tuviera la mala suerte de que para cumplir con esta regla hubiese que agrandar el labio inferior cuatro veces su tamaño, la intervención acabaría con malos resultados estéticos, eso es seguro. Por ello hay que ir con cuidado al elegir tanto el tratamiento de agrandamiento como al médico.

6. Los rellenos actuales tienen sus limitaciones

Como advierte el doctor Antonio de la Fuente, jefe del Servicio de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid y director de Clínica de la Fuente: "Nada de silicona o polímeros derivados de esta. Solo provocarán a corto o medio plazo granulomas (tumores abultados más o menos grandes en la piel), rigidez e hinchazón, lo que dará al rostro un aspecto lejos de la naturalidad buscada". Este tipo de sustancias suelen estar prohibidas, pero hay quien se atreve aún a utilizarlas, con consecuencias desastrosas tanto para la salud como para la estética. Una opción que sí tenemos a nuestra disposición, de eficacia e inocuidad probadas, es el ácido hialurónico, que se usa para perfilar, no para rellenar. Para esto último se puede utilizar una técnica llamada lipofilling, que es una transferencia de grasa del propio paciente a los labios desde otra zona de su cuerpo. El efecto es más natural, aunque el cuerpo reabsorbe la grasa con el tiempo.

7. De donde no hay no se puede sacar

Por último, nos enfrentamos a las limitaciones técnicas, cosas que no se pueden hacer hoy por hoy y entre las que destaca (por estar entre las más solicitadas) el agrandamiento de la boca. Como explica la doctora Ruiz, "las comisuras son difíciles de cambiar y solo se puede modificar su altura. En ningún caso se puede transformar su ángulo o su tamaño".

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De entre todos los tratamientos estéticos faciales, uno de los más solicitados y a la vez de los que más controversia provocan es el aumento o modificación labial (alrededor de 500 euros si se trata solo de relleno y entre 1.500 y 4.000 cuando implica operación quirúrgica). Todos hemos dicho alguna vez sobre alguien aquello de "se ha puesto labios". Porque hay casos que, desgraciadamente, no dejan lugar a dudas. Otros por el contrario están tan bien hechos que, con sospecha o sin ella, son auténticas copias del natural. Esta diferencia entre la chapuza y la obra de arte es vital. Antes de someterse a un procedimiento de este tipo, hay que saber a la perfección lo que queremos y también lo que es factible y lo que no. Porque, como advierte la doctora Virtudes Ruiz, presidenta de la Asociación Murciana de Medicina Estética: "Lo que no has tenido a los 20, no pretendas tenerlo a los 40 o 50 y que se vea natural. Porque eso es imposible". Estas son algunas claves para no caer en la decepción.

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