Cinco secretos que no sabías del pádel y cinco motivos para aficionarte

La Champions League del pádel mundial llega a España. Las estrellas del World Padel Tour, competición internacional en la que participan los mejores jugadores del mundo, atacan la bola en Madrid, Santander, Zaragoza, Barcelona, Alicante... Es otro empujón para este deporte que practican cinco millones de personas en el mundo y que gana adeptos a toda velocidad. En 2009 había en España 422 federados y ahora hay ¡casi 60.000! También se han multiplicado los clubes federados (ahora hay 632). Proliferan las canchas, los jugadores, los clubes, las ligas, las marcas de ropa y material... Es un éxito vertiginoso para un deporte jovencísimo que nació en Acapulco (México) en los años 70 del siglo XX, es decir hace menos de 50 años. Si no lo practicas, agarra una pala y entra en la pista: el pádel es una excelente manera de ponerte en forma.

¿Has jugado a las palas en la playa? Pues ya puedes empezar a practicarlo. Así de sencillo. Cuatro amigos que sepan pasar la pelota de un campo a otro ya es un principio de partido de pádel. Es un deporte con golpes propios (como la bandeja o la culebra), pero se aprenden rápido con unas cuantas clases. No sucede como con el golf que necesitas semanas de práctica antes de salir al campo. O como con el tenis, que requiere un mínimo de técnica y cierta preparación física. En el pádel se disfruta muy pronto. Por eso avanzan sin freno sus practicantes. Y porque tiene cuatro virtudes que lo hacen muy atractivo: es un deporte fácil, divertido, barato y muy sociable. ¿Quieres tonificar tu cuerpo mientras te da el solecito, sentir un subidón de adrenalina cuando golpeas una volea ganadora, conocer a gente y luego tomarte una caña con ellos? Apúntate al pádel.

Cinco motivos para aficionarte

1. Es barato. Solo necesitas unas zapatillas (desde 40 euros). Pero que sean de pádel para que deslicen correctamente, no se te ocurra utilizar las de correr. Las palas van desde los 30 euros hasta los 300. Para empezar comienza por una asequible y luego si te pica el gusanillo, y te lo puedes permitir, te rascas más el bolsillo. El alquiler de la pista sale a unos 4 euros por barba. Camiseta, calcetines y pantalón tendrás por casa seguro... No son muchos euros para una hora (mejor hora y media) dándole a la bola en una pista.

2. Es fácil. No hace falta tener la forma física de Garbiñe Muguruza: la pista es pequeña y compartes el campo con un compañero. Enseguida hay diversión. Para empezar basta con saber pasar la pelota al otro lado. Jugar al pádel bien es muy difícil, pero jugar al pádel sin más no lo es. Es como si juegas una pachanga de fútbol con los amigos en la playa: no hace falta ser Messi para echar unas risas y sudar la camiseta.

3. Es saludable. Se ejercitan brazos, piernas, abdomen... Se entrena (y mejora) la coordinación de movimientos y la agilidad. Hay carreras (cortas) hacia adelante, hacia atrás y de lado (como en tenis). Hay arranques dignos del mejor sprinter... Las mejoras en la forma física cuando se practica con asiduidad se notan pronto.

4. Se juega al aire libre. No te encierras, como en el gimnasio, sino que sientes la brisa sobre la piel. Y eso anima a las endorfinas que espabilan rápido. Hay pistas descubiertas y cubiertas para jugar cuando llueve y cuando aprieta el sol inclemente. Hay clubes rodeados de montañas, arboledas y verdores muy estimulantes.

5. Es sociable. Se necesitan cuatro jugadores. Podría ser un inconveniente (a veces es complicado cuadrar horarios de tanta gente), pero es una ventaja. Jugando al pádel se conoce a gente. Se hacen muchos amigos. Lo habitual es que tras el partido los participantes jueguen 'un último set' tomando algo juntos. La mayoría de clubes de pádel son de acceso libre. Y tienen cafetería, bar o restaurante.

Cinco cosas que no sabías

1. Cómo nació. Los ingleses inventaron una especie de tenis enjaulado en el siglo XIX, pero el pádel se le ocurrió al empresario mexicano Enrique Corcuera cuando adaptó el frontón de su casa en Acapulco. A España lo trajo enseguida Alfonso de Hohenlohe, que lo implantó en el Marbella Club. Ahí lo conocieron argentinos y británicos y lo difundieron en otros países latinoamericanos y en Canadá.

2. Dónde se juega. Todavía lo desconocen en muchos países. Pero se expande rápido. Se juega sobre todo en España y Argentina (allí es el segundo deporte más practicado). Pero también lo disfrutan en Brasil, México Paraguay, Uruguay, Chile, Portugal, Canadá y Gran Bretaña.

3. Diferencias con el tenis. La pista es mucho más pequeña y está cercada por paredes laterales y de fondo. Las paredes también 'juegan'; se puede golpear a la bola cuando sale despedida de ellas, pero debe haber botado antes. Se utilizan palas en lugar de raquetas y el saque se hace tras botar la pelota y golpeándola abajo, no debe superarse la altura de la cadera del jugador.

4. Existe versión individual. Como a veces resulta complicado poner de acuerdo a cuatro jugadores para cuadrar un partido ha surgido una versión individual con solo dos contrincantes. La pista conserva los 20 metros de longitud, pero se reduce la anchura y se queda en seis metros. Si solo hay dos jugadores también se puede practicar juego cruzado en una pista convencional.

5. Quiénes son los campeones. Barren los jugadores argentinos y españoles. Ahora el ranking mundial lo encabezan el argentino Fernando Belasteguín y el brasileño Pablo Lima. En chicas, las campeonas son españolas: Alejandra Salazar y Marta Marrero.

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