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Un excelente menú de primera clase en un viaje soñado a São Paulo
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Un excelente menú de primera clase en un viaje soñado a São Paulo

Tam es una de esas pocas líneas aéreas que siguen conservando parte del glamour que suponía viajar en la década de los sesenta

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o Paulo es una ciudad caótica, cosmopolita y vibrante como pocas, aunque ofrece una de las propuestas gastronómicas más interesantes y sorprendentes de Sudamérica gracias al estilo propio que, influidapor japoneses e italianos, libaneses y ahora chinos y coreanos,ha sabido crear para iluminar un presente culinario brillante ydel que hablaremos en próximas semanas. Si sorprende esta ciudad, también lo ha hecho el menú de primera clase que Tam Airlinesofreció a bordo de este viaje soñado durante mucho tiempo.

Tam es una de las escasas líneas aéreas que aún sigue manteniendo parte de ese viejo y añorado glamour propio de los vuelos de hace décadas. Embarcamos en un flamante Boeing 767, cuyo nombre evocaba el símbolo que los pasajeros de TAM han visto desde siempre al subir a cada avión de la compañía. Red magic carpet, una vieja costumbre que hasta hace muy poco se repetía en cada vuelo. Una elegante alfombra roja que se extendía a los pies de sus aviones para recibir a cada pasajero que subía a un avión de la compañía. Además, la tripulación del avión al completo, con el comandante a la cabeza, sigue recibiendo uno a uno a cada pasajero que sube a bordo de cualquier avión de la flota.

La recepción con una copa de champán Louis Roederer Brut Premier, fresco, ligero, frutoso y hasta cierto punto cremoso en boca, que no hacía sino presentar lo que iba a ser un menú cuidado hasta en sus últimos detalles.

El primer plato sorprende por su cercanía, casi familiar, una crema de zanahoria y jengibre que la habría podido firmar nuestra propia madre. Muy buena de sabor y de una densidad y cremosidad perfectas. Después, tres opciones con platos de factura internacional elaborados a partir de preparaciones más propias de Sudamérica, pero con evidentes guiños a elementos españoles y del entorno del Mediterráneo. Así, una buena pieza de lomo con un salteado de tirabeques y papas, ambos muy buenos, con una sabrosa reducción de Pedro Ximénez. Unos langostinos preparados en un souquet, un fondo de potente sabor, con puerros gratinados y una correcta guarnición de arroz con lentejas; o los estupendos panzotti rellenos de queso y nuez, bañados en una cremosa salsa de pesto rojo. De postre, dos opciones:una estupenda tarta de chocolate o los increíbles helados de Movenpick, de una textura de cremosa lujuria.

La carta de vinos de mucha altura y nivel, seleccionadapor el sumiller Arthur Azevedo. Entre los tintos, un vino de colección, de capricho, originario de Chile:Viña Santa Rita, Casa Real, reserva especial, de cosecha excepcional, un elegante cabernet sauvignon de parras de más de 40 años. Oun Abadía Retuerta, selección especial. Entre los blancos, un Virginie de Valandraud Blanc ,de Burdeos, muy equilibrado y fresco; o un blanco de Mendoza Rutini, elegante y fino. Para acompañar el postre, un excelente Oporto de la bodega Croft.

Dependiendo del horario del vuelo, la carta incluye pescados brasileños, galletas artesanales, muffinspara el desayuno, bocadillosgourmetcalientes o fríos, así como una exquisita selección de quesos.

Si a todo esto unimos el confort del descanso en asientos queTAM Airlinestransforma en cómodas camas reclinables a 180º, la experiencia de este trayecto que nos lleva de Madrid a São Paulo es un vuelo soñado.

o Paulo es una ciudad caótica, cosmopolita y vibrante como pocas, aunque ofrece una de las propuestas gastronómicas más interesantes y sorprendentes de Sudamérica gracias al estilo propio que, influidapor japoneses e italianos, libaneses y ahora chinos y coreanos,ha sabido crear para iluminar un presente culinario brillante ydel que hablaremos en próximas semanas. Si sorprende esta ciudad, también lo ha hecho el menú de primera clase que Tam Airlinesofreció a bordo de este viaje soñado durante mucho tiempo.

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