Iker Lastra: “No me quiero morir sin besar a Mónica Bellucci”

Iker Lastra, a sus 21 años, es uno de los jóvenes actores españoles con más futuro. Nacido en Bilbao, es sobrino del showman ‘La Otxoa’, por lo que lleva en sus venas la sangre artística. Empezó en el mundo de la interpretación hace once años. Con tan solo 17 años, participó en la serie ‘De moda’ junto a Tony Cantó y Mar Regueras producida por la televisiones autonómicas. Ha debutado en el cine con José Luis Garci en Luz de Domingo haciendo de hijo de Carlos Larrañaga. Pero la popularidad le ha venido a través de la serie ‘Herederos’, cuya estrella es Concha Velasco. Iker encarna en esta producción al hijo de Álvaro de Luna, el mayoral de la finca donde vive la familia Orozco, eje de la serie.

Descríbase en dos o tres adjetivos: Inquieto, curioso y cariñoso.

Qué no le gustaría que dijeran de usted: Vete a la mierda.

Un momento literario memorable: El Perfume.

Un momento deportivo inolvidable: Barcelona 5 - Madrid 0.

Y un momento cinematográfico: American Beauty.

El libro que marcó tu vida: Pesadilla por teléfono.

Relee los libros: No, aunque sí suelo ver las películas dos veces.

Qué le gusta hacer cuando no trabaja: Deporte, mucho deporte.

Si le tocara la bonoloto qué es lo que nunca haría: Dejar de darle el dinero a mi madre.

Y lo que sí: Darle a mi madre el 70% para que haga con él lo que quiera.

Suele poner excusas cuando no tiene ganas de ir a un sitio: Sí generalmente. Conmigo nunca se sabe. A veces parezco la persona más segura del mundo y digo ‘noes’ rotundos (justificados o argumentados).

La bola más increíble -por disparatada- que ha contado: Prefiero no descubrirla. Es muuuuy personal.

La película que nunca olvida: Las horas y Diamantes de sangre.

Un pequeño placer en su profesión: Remendar las heridas personales mientras actúas. Resolver conflictos personales con la interpretación de algunas escenas.

¿Y fuera de él? Comer chocolate, aunque es más una fantasía que una realidad. Me gustaría atiborrarme a chocolate, pero me cuido mucho.

De no ser lo que es qué le hubiese gustado ser: Me hubiera gustado ser cantante.

¿A quién y qué envidia? A Elvis Presley por haber tenido ese don en la voz, esa virilidad y ternura, esa profesionalidad en el trabajo, ese conocimiento de la música, esos resultados a la hora de seducir.

¿A quién y qué detesta? A Bush, por que lo detesta medio planeta y eso no puede ser casualidad.

No se quisiera morir sin: Besar a Mónica Bellucci, conquistar (en el cine) a Charlize Theron o haber dado todo el amor posible, aunque sea a distancia, a mi familia.

Sueño recurrente: Me lanzo por un acantilado haciendo el salto del ángel. Creo que es una expresión de necesidad, de querer sacar los sentimientos que están dentro de mi pecho y sentirme libre sin miedo.

El mejor olor: El que recuerda a la sal del mar.

El mejor sabor: Dulce como el chocolate caliente.

El mejor sonido: Una canción de Los Beatles.

El mejor color: Azul turquesa.

¿Qué hacía el día que se casaron los Príncipes de Asturias? Apenas me acuerdo. Tal vez fui a nadar. No lo sé.

¿Dónde estaba el día que cayeron las Torres Gemelas? Estaba en Cuba (La Habana), muy asustado.

La noticia que más ilusión le haría ver en un periódico: Que no existen las guerras, que los niños del Tercer Mundo pasan a ser como nosotros en cuanto a necesidades cubiertas.

Y la que más le ha impresionado últimamente: Una imagen en la que salían unos africanos apedreando a un soldado de la oposición estando ya muerto.

¿Suele llorar con las películas? Sí, y ahora mucho más. No hay nada más agradecido que estar en contacto con tus emociones y permitir que salgan cuando son sinceras. Hay historias de cine que ayudan mucho.

¿Cuándo y por qué tuvo un ataque de risa incontrolado? Cuando unos amigos míos se tomaron setas alucinógenas (yo no tomé), pero enseguida me afecta mi alrededor y me puse casi peor que ellos. No paraba de reír y hacer el tonto. La risa estaba en el ambiente.

¿Qué le hace pasar vergüenza? Cometer demasiados errores delante de mucha gente.