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Medio siglo enamoradas de los pantys
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Medio siglo enamoradas de los pantys

Son el ejemplo perfecto de los cambios ocurridos en la moda durante el siglo XX. Hijas de las nuevas necesidades de la mujer activa, esa misma

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Medio siglo enamoradas de los pantys

Son el ejemplo perfecto de los cambios ocurridos en la moda durante el siglo XX. Hijas de las nuevas necesidades de la mujer activa, esa misma a la que Coco Chanel tanto ayudó a construir, y de los avances tecnológicos en materiales y procesos de fabricación, los pantys cumplen en este 2009 medio siglo de existencia con los tradicionales vaivenes de cualquier pieza de moda.

 

La historia del origen de los pantys tiene que ver con una mera sugerencia familiar, aunque de esa necesidad se llegó a hacer virtud. Cuenta Joseph Caputo en la revista del Smithsonian Institute que la entonces embarazada Ethel Boone, esposa de Allen Gant Sr, volvía una noche de 1953 con su marido en un tren procedente de una fiesta cuando se quejó de las incomodidades que en su estado le generaban todas las piezas de ropa interior que tenía que llevar.

La etiqueta social exigía por entonces a las mujeres toda una serie de prendas que, desde el liguero hasta la faja, no suponían más que problemas, molestias que aumentaban exponencialmente cuando una estaba embarazada y las restricciones físicas eran mayores. Boone, demostrando el espíritu emprendedor de aquellas mujeres, se puso manos a la obra y demostró a su marido que no era difícil: bastaba con unir unas medias con el liguero y la faja en una sola pieza, cosa que ella hizo cosiendo las que tenía en casa.

Minifalda más panty igual a moda

Gant Sr llevó el diseño rudimentario de su esposa a los laboratorios de desarrollo de su empresa, la Glen Raven Mills, y los diseñadores finalmente lograron dar con una creación que satisfacía las funciones demandadas a un coste razonable. Las panti-legs, conocidas por ser los primeros pantys que llegaron al mercado, aparecieron en las tiendas en 1959.

Al principio el invento no pasó de ser más que eso, una creación que parecía para muchos caprichosa, pero hete aquí que la tendencia impuso su dictadura y a partir de los 60 la moda asistió a un cambio en los lugares de corte horizontal del cuerpo: la línea de la cintura bajó hasta la cadera y el final de la falda subió por encima de las rodillas: it was the downing of the age of the mini-skirt... El nuevo canon necesitaba, por tanto, de unas medias que fueran completas y no marcaran más cortes en la figura femenina.

Twiggy, Jean Shrimpton y las modelos de los 60 hicieron el resto marcando el nuevo paradigma estético y los pantys vivieron su tiempo de apogeo: cualquier mujer tenía un par (y más, por supuesto). En su éxito comercial hubo también un factor innovador, tecnológico, que resultó indispensable: el desarrollo de nuevos tejidos como el nylon o el spandex permitió rebajar los costes de producción y sirvió, por extensión, para ‘democratizar’ los precios.

Todo lo que nace tiene que morir

Pero en la moda nada es eterno e igual que una prenda parece poder estar allí para siempre, llega un día en el que ‘muere’ y cuando es ‘resucitada’, ya nunca nada es igual. Esto mismo pasó, por ejemplo, con los sombreros, que hasta los años 30 del siglo pasado formaban parte del vestuario habitual de hombres y mujeres y sus usos formaban todo un código social reglado.

La moda ha dicho ‘que las piernas luzcan naturales’ y ya no hace falta ocultarlas tras unos pantys. Por eso ahora llega el momento del panty puramente estético, de aquel que no trata de pasar desapercibido como antes, sino de los que llaman la atención sobre las piernas. Mercado hay: sólo en 2008 se vendieron 1.400 millones de pares

Son el ejemplo perfecto de los cambios ocurridos en la moda durante el siglo XX. Hijas de las nuevas necesidades de la mujer activa, esa misma a la que Coco Chanel tanto ayudó a construir, y de los avances tecnológicos en materiales y procesos de fabricación, los pantys cumplen en este 2009 medio siglo de existencia con los tradicionales vaivenes de cualquier pieza de moda.

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