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El primer vino con 0% de alcohol viene de Ribera del Duero
  1. Gastronomía

El primer vino con 0% de alcohol viene de Ribera del Duero

Muchos puristas se echarán las manos a la cabeza: ¿Un vino sin alcohol? Imposible. Pues es una realidad gracias a un proyecto premiado por su innovación

Foto: El primer vino con 0% de alcohol viene de Ribera del Duero
El primer vino con 0% de alcohol viene de Ribera del Duero

Muchos puristas se echarán las manos a la cabeza: ¿Un vino sin alcohol? Imposible. Pues es una realidad gracias a un proyecto premiado por su innovación en la feria Alimentaria 2010 y llevado a cabo por el grupo Matarromera. Bajo el nombre de EminaZero han creado un producto pensando en aquellos que disfrutan del vino, pero que por motivos de religión o salud, o simplemente porque han de conducir, no lo pueden beber.

 

El proyecto surgió hace seis años cuando se adquirió una maquina en pruebas que se utiliza en Estados Unidos para reducir el alcohol en los vinos. A partir de ahí se fue bajando cada vez más la graduación de los caldos hasta llegar al primero de ellos que se comercializó, Emina Sin, un producto que todavía seguía teniendo restricciones en mercados como los musulmanes. Pensando en el potencial que tenía introducir un producto de estas características en países como éstos, siguieron las investigaciones hasta llegar al resultado final que ahora se encuentra en proceso de comercialización. Carlos Moro, presidente de la empresa, confiesa que la bebida ha tenido “una respuesta excelente. En la Feria de Dubai hemos sido la única bodega del mundo presente y hemos conseguido que unos 70 importadores se hayan interesado en él”.

Lo más curioso de esta bebida ha sido la aceptación que ha tenido en “monopolios del alcohol como los países nórdicos”. También en Italia, donde están elaborando el producto para una marca autóctona. De esta forma, está demostrando que es “una puerta para que el consumidor a partir de ahí conozca otros caldos españoles”. También que no se confunda con tecnología de otros países, “que esta es de España. De Ribera del Duero”, remarca.

Reconstrucción organoléptica

Muchos podrán pensar: “un vino sin alcohol es mosto”. Moro desmiente tal afirmación: El mosto tiene todos los azúcares, sin embargo este producto se ha fermentado y no tiene apenas calorías”. El proceso es complejo. Primero se selecciona una uva con bajo grado alcohólico probable, para luego someter a la fruta a una vinificación que aporte aromas. Después se desaromatiza para después desalcoholizarlo. Finalmente llega la reconstrucción organoléptica, la madre del cordero del proceso, que ha de lograr que a pesar de la no presencia del alcohol el caldo conserve entre un 90 y 95 % de aromas con respecto a un vino normal a pesar de que la estructura y el cuerpo del vino sea imposible de imitar sin alcohol.

¿Pero se le puede llamar vino? Moro reconoce que “técnicamente no lo podemos llamar así, ya que ha de tener al menos 9 grados de alcohol”. Es por eso que no supone una amenaza potencial a los vinos al uso, además de que el sabor es el de un vino de aguja, un caldo joven más suave. La presentación es también más diferenciada. Además de la botella de cristal al uso, se comercializará en latas, facilitando su consumo rápido e individual. El blanco es un verdejo de rueda y el tinto un tempranillo, pero además hay un rosado, y hasta un champán.

Un producto éste con mucho potencial, pero muchos echarán de menos la magia de los vinos al uso. No es, aun así, mal acercamiento a la vida y milagros de la uva.

Muchos puristas se echarán las manos a la cabeza: ¿Un vino sin alcohol? Imposible. Pues es una realidad gracias a un proyecto premiado por su innovación en la feria Alimentaria 2010 y llevado a cabo por el grupo Matarromera. Bajo el nombre de EminaZero han creado un producto pensando en aquellos que disfrutan del vino, pero que por motivos de religión o salud, o simplemente porque han de conducir, no lo pueden beber.

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